JUICIOS SUMARIOS: A propósito de la falta de argumentos

Porfirio Santibáñez Orozco

Maestros de la sección 22 del SNTE
Levantan platón indefinido

LLAMA poderosamente la atención que recientemente hayan circulado, con cierta profusión, las acusaciones de traición que unos y otros actores de nuestra política aldeana se han lanzado antes y después de la jornada del 4 de julio para “explicar” lo que sucedió ese y algunos otros días.

Como se recordará, muy poco antes de la jornada electoral la asamblea estatal del magisterio tomó la decisión de hacer una pausa y levantó el plantón indefinido apostado en el zócalo de la ciudad de Oaxaca desde el primer día de junio de 2010; la información que dieron los líderes de la sección sugería, entre líneas, que los maestros hacían una pausa en el plantón para instrumentar, desde sus comunidades, el ya acordado voto de castigo al PRI: “la base es inteligente y sabrá repudiar a quienes agredieron y castigaron al movimiento en el 2006”, aseguraron.

Por los resultados obtenidos, parece que así fue; sin embargo, hubo integrantes de la Sección 22 y militantes de otras organizaciones sociales que acompañan al magisterio que no pensaron igual y que de inmediato expresaron que aquella decisión era una traición al movimiento ya que, según el rumor que corrió dentro y fuera de las filas del magisterio, el levantamiento del plantón, que tuvo lugar el viernes 2 de julio, estaba ligado a un arreglo cupular entre el tirano y la dirección sindical.

De acuerdo con quienes manejaron esta versión, los dirigentes de la sección 22 se pusieron de acuerdo con el tirano y retiraron el plantón justo dos días antes de las votaciones para que no pudiera instrumentarse el voto de castigo contra el PRI en las elecciones del 4 de julio.

Posiblemente su reacción se debió a que, unos días antes parecía que los maestros radicalizarían sus acciones. En efecto, el sábado 26 de junio, en conferencia de prensa, el dirigente Azael Santiago Chepi anunció que a partir del lunes 28 el plantón representativo instalado en el zócalo sería reforzado por todos los maestros de la sección quienes se irían a un paro indefinido y que el jueves primero de julio la asamblea estatal determinaría las nuevas acciones que emprenderían.

La asamblea estatal iniciada el primero de julio se prolongó hasta el viernes 2 y mientras estaba reunida empezó a correr el insistente rumor de que el plantón indefinido sería levantado, a lo que según la prensa se oponían los grupos radicales. Finalmente la noche del viernes 2 de julio la asamblea estatal decidió levantar el plantón. El sábado 3 de julio, Santiago Chepi dio una conferencia de prensa en la que anunció los acuerdos de asamblea. Minutos después, al informar en el zócalo de la ciudad de Oaxaca los acuerdos, fue insultado por quienes le gritaron “vendido”, “traidor” y le lanzaron botellas, vasos, otros proyectiles y le dieron varias patadas mientras se retiraba. Hubieran pasado a mayores si Chepi no hubiera recibido la protección de docenas de sus compañeros.

Este no es el único caso en el que al calor de las cerradas disputas políticas aparece esa y otras palabritas que parecen explicarlo todo pero que en realidad solo enmascaran la pobreza de miras de los actores, la miseria de los parámetros de nuestra política real y la gran intolerancia que la caracteriza.

Otro caso igualmente notable pero lejos de ser único es el del gobernador del estado, Ulises Ruiz Ortiz, quien para explicar su derrota del 4 de julio ha recurrido en reiteradas ocasiones a la misma falacia: perdimos porque el gobierno federal traicionó su palabra, no cumplió sus compromisos… y también perdimos porque en el PRI hubo varios traidores que se pasaron al enemigo.

Este pseudoargumento que URO esgrimió en reuniones con dirigentes de su partido, ante la prensa y en diferentes momentos posteriores al 4 de julio no explica nada pero pone de manifiesto que nunca va a aceptar que él mismo contribuyó a labrar su derrota.

Una de las paradojas más notables de nuestra política actual es que muchos de los que critican al tirano hacen lo mismo que él: buscan en otras partes los elementos que “expliquen” sus indeseados resultados. Ojalá esta costumbre, que no ha sido tocada en lo más mínimo, no siga campeando por sus fueros y después nos salgan con que por más que los integrantes del nuevo gobierno se afanaron, no pudieron lograr lo que se proponían por culpa de unos cuantos “traidores” que lo derrotaron. La interrogante es hasta cuando seguiremos pensando que no estar de acuerdo con algo o con alguien es equivalente de traicionarlo; como dijeron los clásicos de los 70: por eso estamos como estamos. Abundaremos…

josé

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