Entrelíneas
Miguel Ángel Schultz
La artera y brutal agresión que sufrió Ana Gabriela Guevara, ex medallista olímpica y hoy senadora de la Republica por el Partido del Trabajo (PT), ha servido para visualizar el clima de violencia que existe en el país, y sobre todo hacia las mujeres, lo que representa un duro cuestionamiento del México que hemos ayudado a construir, donde la violencia pone en grave riesgo a todas las mujeres sin importar su condición, como es evidente en este caso.
Por su constitución de velocista, el físico de Ana Gabriela es superior al promedio de las mujeres y de algunos hombres. Además de ser una mujer ampliamente conocida y que tiene la posibilidad de utilizar una motocicleta de colección, lo que debieron advertir sus agresores, pero que ninguno de esos elementos sirvió para contener la brutalidad con la que fue atacada.
Ahora imaginemos la suerte que corre cualquier persona común, que sea agredida por personas como éstas, que son capaces de patear, entre cuatro, a una persona derribada, más siendo mujer. Por fortuna varios de los testigos, según narra la propia legisladora, intervinieron logrando contener a los agresores, de lo contario el ataque hubiera sido de peores consecuencias para la admirada y querida por muchos Ana Gabriela Guevara.
Este hecho lamentable debe obligarnos como sociedad a una seria reflexión, que debe llevarnos de lo general a lo individual, nos obliga a pensar si lo que hacemos, en nuestra vida cotidiana es lo correcto o reproducimos los valores de una sociedad desigual y a pesar de tener madre, hermanas, compañera e hijas, apuntalamos la misoginia y el abuso hacia los mujeres.
Lo ocurrido a esta mujer, sin exagerar gloria nacional, nos debe situar, no solo en la condena pública, sino en una revisión de nuestras conductas, si lo que hacemos como hombres es lo correcto, para mejorar nuestra conducta personal, dejar de ser indiferentes ante los abusos cotidianos por insignificantes que éstos sean, porque a veces resulta más fácil firmar un documento de protesta que corregir nuestros errores.
También, es lamentable que en las redes sociales se haya desatado toda una campaña de agresiones hacia la senadora del PT, que justifique la agresión y que llame incluso a seguir agrediendo a las mujeres que dejan actuar en el ámbito del sometimiento en las que el machismo sitúa el comportamiento que deben guardar las mujeres, por lo que hay que agredirlas, no solo físicamente, sino a través de una violencia sutil que incluso muchas veces no percibimos, para que no se salgan del cerco donde deben estar.
Hoy esta brutal agresión nos debe llevar a la condena publica, no solo por lo ocurrido a Ana Gabriela Guevara, sino por el rostro que vemos de este México en descomposición y que requiere que asumamos nuestra responsabilidad como ciudadanos y solo así podremos cambiar a México, para que dejemos a las generaciones por venir una mejor sociedad, donde las mujeres, por el simple hecho de ser mujer no sigan siendo sometidas y violentadas, porque su emancipación es la de todos.
@MiguelAschulz