En el homenaje a Jesús Reyes Heroles, efectuado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, el doctor Leonardo Valdés Zurita, presidente Consejero del Instituto Federal Electoral, dijo que uno de los retos democráticos actuales es “realizar las adecuaciones legales para instrumentar las candidaturas independientes, la iniciativa ciudadana y la consulta popular, todas ellas figuras elevadas a rango constitucional por la Reforma Política de 2012”.
Declaró que “sólo consolidando la independencia, imparcialidad y autonomía de las autoridades electorales, se podrán enfrentar las presiones de los poderes públicos y las intentonas de influir en las elecciones”.
Valdés Zurita destacó que la reforma electoral de 1977 impulsada por Reyes Heroles fue un punto de inflexión en la evolución de nuestro sistema político. “La Reforma Política de 1977 identificó con claridad el riesgo de que continuara la creciente brecha entre la institucionalidad y la realidad política”.
Acompañado en el auditorio Ricardo Flores Magón del director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, doctor Fernando Castañeda Sabido y del doctor Rubén Becerra, asesor de la presidencia del Tribunal Federal Electoral, Valdés Zurita señaló la transformación política más que culminar en los cambios a nuestro régimen jurídico, comienza en ellos.
“Es claro que con la Reforma Política de 1977 inició la transición a la democracia mexicana”, destacó. “En 1976 las elecciones sin competencia mostraron el agotamiento del sistema y dieron lugar a la mayor transformación institucional conocida hasta entonces”.
“La liberalización política que provocó la reforma constitucional de ese año y la famosa Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales, expresó la sincronización de los motores del cambio político y le dio estabilidad al régimen político de nuestro país”.
El presidente consejero del IFE subrayó que con esa reforma de 1977 se incorporó la representación proporcional al diseño de nuestros órganos legislativos y se constitucionalizó el pluralismo político. “Esa Reforma estableció los cimientos para la construcción gradual de un sistema de instituciones que nos ha permitido consolidar a las elecciones como el único mecanismo aceptable y aceptado por los mexicanos para acceder y distribuir el poder político”.
Tras señalar que a partir de la reforma de 1977 la transición electoral ha sido gradual, la cual hasta 2007 ha requerido de otras 8 reformas electorales para lograr el modelo electoral más robusto, imparcial y transparente de todo el Continente Americano, el funcionario electoral dijo que en 2012 la intensidad de la competencia electoral y las exigencias de mayor transparencia surgidas de la elección más concurrida y vigilada de nuestra historia, han dado lugar a transformaciones políticas nunca antes vistas.
Estamos accediendo, dijo, a una democracia consensual en la que la claridad del resultado es tan evidente como la distribución del voto y la fuerza del pluralismo en las esferas legislativas.
El presidente consejero del IFE resumió los principales seis retos a los que se enfrenta nuestra democracia:
•Estimular la participación de la ciudadanía en las decisiones públicas y lograr que el creciente pluralismo de nuestra sociedad se refleje con mayor nitidez en la representación política.
•Realizar las adecuaciones legales para instrumentar las candidaturas independientes, la iniciativa ciudadana y la consulta popular, todas ellas figuras elevadas a rango constitucional por la Reforma Política de 2012.
•Construir una Ley General de Partidos Políticos en la que, desde mi perspectiva, se privilegie el desarrollo de su democracia interna, los mecanismos de transparencia, rendición de cuentas y el desarrollo político de las mujeres.
•Actualizar el régimen de financiamiento público de los partidos políticos, para disminuir su costo.
•Fortalecer el sistema de fiscalización con herramientas de Tecnologías de la Información y la Comunicación a fin de hacerlo más eficiente; y endurecer las sanciones que en la materia se aplican de manera tal que cumplan cabalmente con su función disuasiva.
•Y crear una autoridad nacional en materia electoral, lo cual debe servir para estimular la homologación de las condiciones de competencia electoral en las entidades, consolidar la autonomía e independencia de las autoridades electorales y abatir, en algún porcentaje el costo de la vida democrática en todo el país.
En mi opinión, dijo Valdés Zurita, los consensos iniciales sobre estos temas son una buena noticia para el futuro de nuestra democracia.
Valdés Zurita confió en que por profundas que sean las transformaciones y complejas que sean las reformas, nunca más los competidores intervengan en la organización de las elecciones y destacó que estamos en un momento tan importante para la democracia mexicana como el que se vivió en 1977.
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