Por Horacio Corro Espinosa
Ayer, una vez más, los que habitamos esta ciudad, volvimos a inconformarnos por los bloqueos que causaron los normalistas, discípulos de los maestros de la sección 22.
Cualquier ciudadano de esta entidad, se preocupa y se ha preocupado por sus hijos y por sus nietos que están en las escuelas públicas. Digo que están, porque es sólo eso: estar, hacer presencia en la escuela, porque su desarrollo intelectual es de un nivel muy bajo. Los pocos niños sobresalientes, es porque tiene el apoyo de sus padres o porque toman cursos extra muros, pero la mayoría, por la poca atención de los maestros y el corto horario de clases, los han desarrollando intelectualmente burros. Perdónenme niños, no los quiero ofender, pero los maestros de la 22, han fabricado en muchos de ustedes, eso que acabe de decir.
Muchos papás, sino es que todos, se han tronado los dedos por la educación de los niños. Y la preocupación ha crecido mucho más en estos últimos días, porque si no entienden los maestros la constitucionalidad de la Reforma educativa, mucho menos van a entender lo que es la educación. Y nos lo han demostrado con los movimientos que han realizado en contra de la ciudadanía oaxaqueña.
Conozco papás que durante días, se ha dedicado a buscar una buena escuela para sus hijos. Uno de ellos me platicó, que preguntó en uno y en otro lugar, qué es lo que ofrecen para sus niños. En unas escuelas encontró satisfacciones, así como en otras, francas decepciones.
Desde luego que en todos los colegios te darán la tira de materias que cada grupo lleva, más no te darán el perfil psicológico de los maestros.
Para escoger escuela se debe seleccionar como se escoge un regalo o un dulce que se le ofrece al niño; pues se debe establecer que la escuela ejerce una influencia decisiva en el desarrollo integral del estudiante. Y no sólo en el aspecto intelectual, sino en su faceta afectiva y de socialización.
Entonces, por esta razón, una escuela debe garantizar la calidad de la enseñanza. Debe ser capaz de satisfacer las necesidades particulares de cada niño para que sepa adaptarse a su ritmo de aprendizaje y, además, los papás deben saber qué clase de maestros rodean a los hijos.
Aquí hay que decir algo importante. El hecho de que la escuela sea pública o privada, apenas tiene importancia, en serio, porque no todas las escuelas públicas son malas, ni todas las escuelas privadas son buenas. Pero, aquí hay un pero, como Oaxaca se cuece aparte, se puede decir que todas las escuelas públicas pertenecientes a la sección 22, son malas.
Sé que muchos papás se están diciendo en este momento, que las escuelas privadas son caras. Efectivamente, no son propias para todos los bolsillos, pero tenemos otras opciones. Pregunto, ¿cuántas veces te has puesto a estudiar con tus hijos cuando no van a clases? Si no lo has hecho, entonces piensas que eso es responsabilidad de los maestros. Pues no, porque ellos no te los parieron. ¿Y has pensado en las escuelas de la 59?
En la escuela el alumno debe ser libre de prejuicios, libre de miedos y libres de prepotencias. ¿Ves algo de esto en los maestros de la sección 22?
Los maestros, o los que van para allá, me refiero a los normalistas discípulos de los de la 22, creen que son grandes porque se escudan en su superioridad numérica. Los maestros y los normalistas, creen ser caudillos sólo porque dominan a un gobierno que se doblega ante ellos. Un maestro que quiere honrar el nombre del maestro, debe desarrollar verdaderamente su tarea de educador.
Los maestros nos han demostrado que carecen de conocimientos por eso se deja arrastrar hacia donde lo empujan los vientos. Esta es la razón por la que es presa fácil de los demagogos que, aprovechándose de su oscuridad, es manipulado una vez y otra vez, injustamente.
En serio maestros –me refiero a la mayoría de los de la 22–¬¬ prepárense, estudien, lean; la letra es lo único que nos puede iluminar. Muchos de ustedes aún pueden salvar a miles de niños de esta entidad. En serio.
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