Miguel Angel Schultz
La Fiesta del Lunes del Cerro en Oaxaca, festividad que se remota más allá del siglo XIX como festejo de la ciudad, se ha transformado en un evento comercial, ahora conocido como “La Guelaguetza”, espectáculo para atraer al turismo, por lo que ha perdido su sentido netamente popular, dejando de lado el sentido de fiesta popular y quedando en manos de la burocracia del gobierno para que la moldee a su antojo.
Bien harían las autoridades municipales por entrar, que preside Osvaldo García Jarquín, presidente electo de la comuna, en luchar para que la ahora famosa Guelaguetza, vuelva a ser la tradición fundamental del municipio de Oaxaca de Juárez, en la que se conocían los bailes y danzas de los pueblos indígenas y que sea referente de la cultura de Oaxaca.
Se ha sumado a “La Guelaguetza”, la Feria Internacional del Mezcal, que transforma en una mega cantina el Paseo Juárez, mejor conocido por los habitantes de la ciudad de Oaxaca como “El Llano”, porque queda en el centro de esta “cantinota” la estatua de Don Benito Juárez, que rinde homenaje a la derrota del imperio francés. Por otro lado, el 18 de julio está considerado día de luto para Oaxaca, por ser la fecha de fallecimiento del Benemérito de las Américas, que ocurrió en esa misma fecha pero del año 1872.
Esperemos que ahora con el fervor que dice tener el virtual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por el Benemérito de América, esta actividad etílica sea movida a otra parte, que bien podría ser el campo de beisbol de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, que se encuentra anexo al parque de beisbol, ahora sede del equipo de beisbol del banquero y filántropo Alfredo Harp Helú.
Los pobres siempre han tenido que bailar con la más fea, ya que siendo el mezcal hasta antes de la ferias una bebida de los jodidos, se ha trasformado en la bebida de los ricos, por lo que una botella de un buen mezcal ahora se cotiza en varios cientos de pesos y algunas marcas, hasta sobre pasan los mil pesos.
Hay que recordar que los intereses mezquinos de los funcionarios del Gobierno del Estado y algunos empresarios del sector turístico, promovieron al techado del auditorio Guelaguetza, donde se lleva a cabo La Guelaguetza, atentando con la belleza del Valle de Oaxaca, ya que esta lona, con la que se cubre al auditorio, se visualiza de todas partes del oriente de la ciudad de Oaxaca, lo que terminó también con la belleza escénica del Valle, que se podía apreciar en todo su esplendor desde Monte Albán y todos los cerros que enmarcan el Valle Central de la entidad.
Hay que recordar la lucha que dio la sociedad de Oaxaca para impedir que el Centro Cultural y de Convenciones se construyera en el lado oriente del cerro del Fortín, promovida por el inefable gobernador Gabino Cué Monteagudo y su secretario de Turismo, José Zorrilla de San Martín Diego, que contaron con los buenos oficios de Óscar Cruz, ex presidente de Juchitán, ex senador por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y actual funcionario del Ayuntamiento de ese importante municipio istmeño.
Afortunadamente la resistencia de cientos y miles de ciudadanos y ciudadanas, entre los que destacó Francisco Toledo, impidió esta afrenta, aunque aún falta que se retire ese enlonado del auditorio Guelaguetza, pensado en convertirlo en un recinto que permita los espectáculos de cantantes y vodeviles, para según se supo favorecer la actividad turística de la ciudad de Oaxaca, aunque en realidad pensada para favorecer al ex secretario de turismo y socios, propietario del Hotel Victoria, que se encuentra pegado al auditorio Guelaguetza.
El Cerro del Fortín está ligado profundamente a la historia de Oaxaca, de sus bosques de guajes, surgió el nombre de Oaxaca, de seguir permitiendo se atente con lo que nos queda de este lugar se continuará destruyendo nuestro patrimonio cultural tangible.
Esperemos que la festividad del Lunes del Cerro, vuelva a ser la fiesta de identidad de las y los oaxaqueños, cuando las familias subían al cerro a almorzar, a convivir, a ver los bailables que presentaban los alumnos de las escuelas que al venir de las distintas regiones de Oaxaca, compartían sus danzas y bailes.
Creemos que un festejo así, recuperando su sentido popular, sería un verdadero atractivo para el turismo.
@MigueAschulz