Por Horacio Corro Espinosa / /
Según, que la hipnosis tuvo su gran momento social en el siglo XVIII, cuando el médico austriaco establecido en París, Franz Antón Mesmer, fundó unas teorías terapéuticas que alcanzaron gran notoriedad. Este médico iba por los salones de las princesas y las mesmerizaba, así se decía entonces, o al pasar, simplemente iba mesmerizándolas. Esto significaba dejarlas en trance, o lo que es lo mismo, les quitaba la voluntad, pues.
Seguramente la práctica que ejercía el doctor Mesmer, hizo que muchos espectadores se iniciaran con avidez en tan útil práctica, y que muchas y muchos, se hicieran los mesmerizados para que los obligaran a realizar, en ese estado, cosas que deseaban. De todas maneras, mesmerizados o no, era ganancia doble.
Tiempo después, los mesmerizadores pasaron a las ferias. Todo eso se convirtió en un espectáculo.
Años después, en el siglo XIX, muchos y muy reconocidos médicos investigaron el fenómeno, y para limpiarlo de su pasado como simple diversión, le plantaron un nombre tomado de la palabra griega que significa sueño. De esa manera terminó la etapa en la que los mesmerizados que con los brazos extendidos y los ojos medios bizcos, caminaban diciendo “obedezco tus órdenes, amo”.
A partir de las investigaciones por parte de la ciencia, quedó claro que el mesmerismo, ejercía entre otras falsedades un pasado teatral, porque la hipnosis es la obediencia absoluta del hipnotizado al hipnotizador. Sigmund Freud comenzó a aparecer en escena y sus estudios se inclinaron sobre la histeria, que lo habría de conducir al descubrimiento del inconsciente y a la creación del psicoanálisis hipnotizando a sus pacientes. Pronto abandonó esa práctica y se dedicó entre otras cosas, al análisis de sueños, hechos fallidos, etcétera.
Últimamente han salido al mercado un buen bonche de libros, audios, videos, etc. que prometen convertir al lector o al escucha, en un experto hipnotizador después de dos lecciones. Además, han salido al mercado unos aparatitos, “sintetizadores de ondas cerebrales” o “Las máquinas de la felicidad” les llaman, que a través de ellas se puede superar la ansiedad, el stress, se desarrolla la creatividad y el intelecto, se potencia la memoria, se retira del tabaquismo, la drogadicción, y para las incautas, aparece el mensaje con letras en negritas, de que se pierde la obesidad; además, incrementa el rendimiento deportivo, combate toda clase de dolores como reuma, artritis, dolores musculares, de muelas, contusiones, etc. Y en cuanto a libros, estos anuncian en su portada como la verdad más allá del fraude, o libro de autoayuda, o los pensamientos positivos, o el secreto de la lámpara mágica, etc.
Hay otros que dicen, y supongo que por lo mismo han de ser los más vendidos, “Desarrolla tu poder hipnótico y a la vez tu poder sexual”. Y adelantito, como discretamente: ¿Porqué algunas mujeres tienen el poder de atraer a los hombres sin ser bonitas? O ¿por qué algunos hombres resultan irresistibles? El secreto está en tus manos. Así que el que quiere estar rodeado de mujeres hermosas tiene que desembolsar su lana.
Sobre esa idea, espero editar muy pronto algunos de mis comentarios que he hecho en este espacio y al libro lo titularé: Palabras que aumentan tu virilidad, tu potencia mental y hazte rico en lo que duermes. Mientras tanto, busco patrocinador.
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