Por Octavio Aristeo López.

La izquierda reaccionaria y la ultraderecha reaccionaria son especialistas en crear escenarios de engaño para difundir un México violento a nivel internacional, falsean la realidad mexicana e intentan montar imágenes violentas que recorran el mundo para desprestigiar a un país trabajador.
La izquierda reaccionaria al tratar de espantar a los inversionistas y que no inviertan en México han fracasado, porque los países del mundo observan que no somos un pueblo violento, somos revolucionarios pero no somos violentos; la inmensa mayoría de mexicanos somos gente trabajadora y creativa, de aquí que ocupemos el séptimo lugar como un país atractivo para invertir.
La izquierda reaccionaria desprestigia todo movimiento social y político, por sus prejuicios y fobias ideológicas, ya perdieron su nivel intelectual e idioléctico, por ello, reproducen intolerancia ante aquellos que no están de acuerdo con sus planteamientos, dan rienda suelta a su odio.
La izquierda reaccionaria utiliza las manifestaciones para golpear a los adversarios políticos, hasta de su propio grupo para hacerse notar, son luchas fratricidas y de cofradías. Ya Heberto Castillo, en su época histórica, denuncio a la izquierda reaccionaria, vinculado al “señor de las ligas” y a los gobernantes surgidos de las fuerzas policiacas como opresores de los movimientos sociales.
Afirma mi amigo René Avilés Fabila, intelectual mexicano, “Dudo que entre los políticos mexicanos, que ya es mucho decir, haya uno con peor historial que Marcelo: del peor salinismo al más falso obradorismo, pasando por su nada célebre Partido de Centro. Su máxima ambición, la de su grupo que encabeza Manuel Camacho, segundo de Salinas por años, es la presidencia de México. Bejarano es un simple ladrón sin disfraz.”
México es un país con rostro revolucionario, que ya no acepta los privilegios de la izquierda reaccionaria, ya no tolera la corrupción que se acumula más en está izquierda reaccionaria y en los conservadores reaccionarios que están como funcionarios públicos federales y locales. Al grado que esta izquierda reaccionaria ya no convoca ni a sus familiares.
La izquierda reaccionaria ya está desprestigiada, solo es una caricatura de papel. Ya la sociedad mexicana no creen en sus mentiras, engaños, saben que el único fin que tienen para recabar firmas para conseguir el registro de su organización política es estar en contra de las reformas, están en contra de las reformas con un objetivo político. De aquí, que los instrumentos de represión y el autoritarismo estén en el interior de las organizaciones de esta izquierda reaccionaria, estos son los nuevos tiempos mexicanos.
Al respecto existen cientos de ejemplos, probablemente miles en toda la República mexicana, entre ellos, están los resentidos políticos panistas junto con la izquierda reaccionaria, que están sembrando odio, construyen y fabrican escenarios de odio, y sin lugar a duda ayudan al servicio de la inteligencia del gobierno norteamericano, que está espiando al Presidente Democrática mexicano para intervenir en los asuntos políticos con la ayuda de los reaccionarios de derecha y de izquierda.
Observamos que personajes de la izquierda reaccionaria, funcionarios públicos federales y locales corruptos, además líderes políticos conservadores, solo velan por sus intereses particulares y no respetan la Constitución ni los principios revolucionarios. Así tenemos que en la Comisión Federal de Electricidad por una módica cantidad de tres mil pesos los funcionarios borran todos los adeudos que tiene el usuario y le instalan la luz sin problemas, estos personajes hacen posible que el mexicano tenga la idea de que en el PRI “sea un nido de ratas”. También roban a los consumidores de gasolina al darles litros incompletos las gasolineras, por supuesto con la ayuda de funcionarios federales y locales. Por ello, los líderes del PRI tienen que hacer algo al respecto, porque no sirven a la patria y obstaculizan el trabajo del Presidente Demócrata.
La izquierda reaccionaria heredo la corrupción del PRI por lo que tiene una cultura de putrefacción por pertenecer al viejo mundo corporativo que se resiste a desaparecer, regeneradores del sindicalismo charro, que buscan conservar sus privilegios, sus corruptelas y holgazanerías; que la clase trabajadora y revolucionaria los ven con repugnancia: los caciques políticos de esta izquierda revolucionaria se están derrumbando, al resistirse al cambio, surgirán otros que los sustituyen.
Mientras los políticos federales y locales reaccionarios siguen enfrascados en sus rencillas políticas sin apoyar al presidente Demócrata, siguen su juego político frente a expertos en movilizaciones sociales y políticas, que no buscan soluciones, solo el conflicto los fortalece. La sociedad es rehén de estos vivales reaccionarios, que engañan hasta el Presidente Demócrata; ahora, hasta los conservadores reaccionarios quieren montarse en las reformas. Esperemos la reforma política-electoral cómo viene, difícil si quieren crear un organismo electoral centralizado.
Por lo mismo, los revolucionarios recordamos sin cesar los “Sentimientos de la Nación”, que el revolucionario mexicano José María Morelos y Pavón presentó y leyó el 14 de septiembre de 1813, en Chilpancingo, Guerrero, durante la instalación del primer Congreso Constituyente, en el punto doce dice: “Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto”.
La idea del cambio siempre es revolucionaria, se necesita coraje y valor, ya que una sociedad no puede avanzar si es pobre o miserable. Es el momento histórico de los revolucionarios, ya pasará el tiempo en el que afirma el intelectual mexicano, José Florencio Fernández Santillán, “La política es el arte de comer caca sin hacer gestos”. Esto permite recordar la muerte del teórico político español Juan J. Linz.
Recuerdo una parte del libro “Rebelión en la granja” de George Orwell “Entonces las ovejas volvieron con su incansable valido de ‘! Cuatro patas si, dos pies no ¡’, que se extendió durante casi un cuarto de hora y terminó con cualquier intento de objeción…En ese instante, como obedeciendo a una señal, las ovejas ensayaron su tremendo balido ‘¡Cuatro patas si, dos patas mejor! ¡Cuatro patas si, dos patas mejor! ¡Cuatro patas si, dos patas mejor! ¡Cuatro patas si, dos patas mejor!’ El cántico se extendió sin interrupción durante cinco minutos. Y cuando las ovejas dejaron de gritar ya la ocasión de realizar una protesta se había perdido porque los cerdos entraron en la casa”.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales,
Universidad Nacional Autónoma de México.
oaristeolopez@gmail.com