La lectura

Por Horacio Corro Espinosa
Me han preguntado algunas personas que si de verdad se puede leer a las velocidades que dicen: más de mil palabras por minuto.

Les responderé de acuerdo a mi experiencia. Primero déjenme preguntarles: ¿Se han dado cuenta ustedes a qué velocidad piensan? Eso es, ya se respondieron. Nadie piensa a la velocidad que hablamos. Si pensáramos a la velocidad que hablamos, necesitaríamos sentarnos para esperar las respuestas de nuestros pensamientos.
Nuestros pensamientos son tan rápidos como la velocidad de la luz. ¿Entonces, si pensamos tan rápido, porqué leemos tan despacio? Ese es el punto. Desde niños, cuando nos enseñaron a leer, también nos enseñaron una serie de vicios que los vamos arrastrarnos a lo largo de toda nuestra vida.

Quienes nos enseñaron a leer, nos enseñaron a reconocer las patitas de las letras. ¡Se acuerdan cuando el maestro o la maestra paseaba su gis por debajo de las palabras? Leer las patitas de las letras hace mucho más difícil nuestra lectura. Hagan la prueba, tapen de la mitad hacia arriba de la palabra y traten de reconocer las palabras sólo con las patitas. Se puede, pero es difícil y tardado. Ahora tapen las patitas de las palabras y lean por arriba de ellas, o sea, las cabezas de las letras. Es mucho más fácil de leer.

Si aún no crees que se puedan leer más de mil palabras por minuto, te preguntaré otra cosa. ¿Por cada golpe de vista que das, cuántas cosas crees que ves? Si ves un punto cualquiera no sólo ves ese punto, ves a su alrededor más de diez mil cosas a la vez. ¿Te habías dado cuenta? ¿Cuando manejas auto, bicicleta o lo que sea, vas moviendo tu cabeza para todos lados para no chocar? ¿No, verdad?, porque cuando manejamos vemos el camino por golpes. Vemos y nuestro cerebro se encarga de procesar todo lo que tenemos enfrente, no necesitamos hablarlo para decirle a nuestro cerebro qué es lo que estamos viendo. Así debe ser nuestra lectura: nuestros ojos deben informarle a nuestro cerebro los símbolos que tenemos enfrente.

El error de muchos, es que todos las palabras que vemos en el papel, primero se las informamos a nuestra boca y de ahí se la pasamos a nuestro cerebro. Eso retrasa mucho nuestra lectura. La lectura debe ser de los ojos al cerebro.

Esto que te voy a decir te va a dar risa porque lo has hecho varias veces pero no te has dado cuenta de ello. Busca en el directorio telefónico de la sección amarilla, por ejemplo… farmacia la salud.

Seguramente vas a ubicarte en la letra f y de ahí, con tu dedo índice, vas a recorrer las columnas hasta encontrar la farmacia. ¿Te das cuenta? El dedo índice evitó que las palabras pasaran a tu boca por eso recorriste tan rápido las columnas y encontraste con facilidad lo que buscabas.

Entonces, te sugiero que comiences a leer con tu dedo sobre las líneas de los libros y aumentaras la velocidad de tu lectura. Desde luego que esto irá unido a una buena comprensión del mismo. Cuando domines eso, serás capaz de leer un libro hasta en 2 horas.
Este es sólo un ejercicio, hay muchos otros.

Twitter:@horaciocorro
horaciocorro@yahoo.com.mx

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