Maysa MOYA, especial para oaxacaentrelineas. Para María Herrera Magdaleno y sus hijos Jesús Salvador, Raúl, Gustavo y Luis Armando.-Jesús Salvador, Raúl, Gustavo y Luis Armando son los hijos de María Herrera Magdaleno, de 65 años. Son parte de la lista de los 24 mil desaparecidos que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos tiene reportados. María es una mujer bajita, delgada, de pelo canoso. Desde hace cinco años María los espera. En el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que fundó el poeta Javier Sicilia en abril de 2012, la señora María tiene una pausa de consuelo. Ahí con otras madres que buscan a sus hijos, hijas, hermanos o padres desaparecidos, esta madre que no cae en la abnegación ni renuncia a sus hijos, mantiene firme su esperanza, aunque hay momentos en que el llanto le gana y las rodillas se le vencen.
Ha caminado mucho esta mujer en estos cinco años, ha estado en las dos caravanas de Sicilia que han recorrido hacia el sur y hacia el norte el país y su voz adolorida se ha escuchado en la caravana que el poeta llevó a Estados Unidos, a Washington. No hay rastros de sus hijos. Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala le prometieron ayudarla en la búsqueda de Jesús Salvador, Raúl, Gustavo y Luis Armando, cuando las madres de los desaparecidos clamaron justicia en el Alcázar de Chapultepec el año pasado.
No hubo tal auxilio. Calderón se fue a Boston, a disfrutar su jugosa dieta de ex presidente, mientras María va regando lágrimas por las calles de Paseo de la Reforma. No puede dejar de llorar. El llanto desahoga su aflicción, ya eterna. Va a morir de llanto. Son cinco años. Es viernes, 10 de mayo, Día de las Madres. María, junto con otras madres, forma una marcha más hacia la sede de la Procuraduría General de la República. Hay un nuevo gobierno y eso renueva la pequeña flama de ánimo que lleva en su corazón.
Mientras en los restaurantes de la ciudad de México este viernes, 10 de mayo de 2013, hay júbilo, flores, familias reunidas, descorches de vino, un grupo de madres con hijos e hijas que han desaparecido van sobre Paseo de la Reforma a solicitar una nueva audiencia ante las autoridades; no hay fiesta para ellas. A María, oriunda de Michoacán, le quedan dos hijos, Juan Carlos y Rafael, que no se le despegan. Son su último eslabón con la vida.
Primero se fueron Jesús Salvador, de 25 años, y Raúl, de 19, dedicados a la compra y venta de metales, desaparecieron junto con otros cinco compañeros en Guerrero, el 28 de agosto de 2008; sus otros dos hijos Gustavo, de 27 años, y Luis Armando, de 24, desaparecieron en Veracruz; el único dato que tiene María es que su desaparición fue cerca de Poza Rica. El esposo de María murió de dolor, no pudo aguantar la pérdida de sus hijos. Ella resiste.
Este Día de las Madres, del monumento que se erigió en las calles de Sullivan, salió María junto con otros familiares de los desaparecidos, la palabra acuñada para aquellos de quienes no se sabe si están vivos o muertos, o dónde están, o porqué no regresaron; o qué les hicieron, quiénes, en dónde o porqué; los miles de desaparecidos que están en el limbo, la orilla o borde de la región fronteriza del infierno, la misma que habitan sus familias, en una búsqueda tan infructuosa como eterna. La esperanza vive en María, gracias a ella, María está aquí, en la marcha, con ls otras madres. Intenta, una vez más, que su voz quebrada se oiga: ¡Hijo, escucha, tu madre está en tu busca! ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Junto con María caminan muchas otras madres y familiares de desaparecidos, Guillermina Hernández, madre de Selene Giselle Delgado Hernández, quien desapareció el 29 de abril de 2010, cuando volvía de la escuela; Alejandra Padierna, cuñada de Héctor Rangel Ortiz, desaparecido el 9 de noviembre de 2009 en Monclova, Coahuila; Yolanda Morán, del colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y María del Rosario Cano, madre de otro joven desaparecido, y tantos más…
Todos ellos, tan habitantes del limbo como sus desaparecidos, decidieron este Día de las Madres apelar a un último recurso: declararse en huelga de hambre hasta que los reciba el presidente Enrique Peña Nieto.