México.- El Gobierno del Distrito Federal, a través de la Secretaría de Salud (SSDF), emite las siguientes recomendaciones para que la población, sobre todo infantil, se proteja del impacto de las radiaciones ultravioleta.
La dependencia señala que es importante conocer el impacto en la salud de no llevar a cabo estas medidas precautorias, ya que los efectos que pueden provocar en la salud varían de acuerdo al tiempo de exposición al sol.
Evitar exponerse al sol entre las 11:00 y 15:00 horas.
Vestir con ropa de color claro y usar prendas protectoras, como sombreros o gorras con visera de 7 centímetros como mínimo para proteger el rostro y el cuello.
Utilizar gafas de sol cerradas a los lados que den una protección de 99 al 100 por ciento contra las radiaciones ultravioleta A y B.
Untar de forma abundante y renovar con frecuencia filtro solar de amplio espectro con un factor de protección solar mayor a 30.
La radiación ultravioleta (Uv) es una forma de energía radiante que proviene del sol. Existen tres categorías:
La radiación Uv-A es la menos nociva y la que llega en mayor cantidad a la Tierra. Casi todos los rayos Uv-A pasan a través de la capa de ozono.
La radiación Uv-B puede ser muy nociva. La capa de ozono absorbe la mayor parte de los rayos Uv-B provenientes del sol. Sin embargo, el actual deterioro de la capa aumenta la amenaza de este tipo de radiación.
La radiación Uv-C es la más nociva debido a su gran energía. Afortunadamente, el oxígeno y el ozono de la estratósfera absorben todos los rayos Uv-C, por lo cual nunca llegan a la superficie de la Tierra.
Los efectos que éstos pueden provocar en nuestra salud varían de acuerdo al tiempo de exposición al sol, es decir, en cantidades pequeñas, las radiaciones ultravioleta son benéficas para la salud y desempeñan una función esencial en la producción de vitamina D.
Sin embargo, la exposición excesiva a ellas se relaciona con diferentes tipos de cáncer cutáneo, quemaduras de sol, envejecimiento acelerado de la piel, cataratas y otras enfermedades oculares.
Melanoma maligno cutáneo: cáncer maligno de la piel potencialmente mortal.
Carcinoma espinocelular: cáncer maligno que generalmente avanza con menor rapidez que el melanoma y ocasiona la muerte con menor frecuencia.
Carcinoma basocelular: cáncer cutáneo de crecimiento lento que predomina en las personas mayores.
Fotoenvejecimiento: pérdida de la firmeza de la piel y aparición de queratosis solares.
Asimismo, se pueden presentar daños oftalmológicos como fotoqueratitis (inflamación de la córnea) y fotoconjuntivitis (inflamación de la conjuntiva).
Estos efectos se previenen fácilmente usando gafas protectoras y no se acompañan de lesiones a largo plazo.
En casos crónicos puede haber aparición de:
Cataratas: enfermedad de los ojos en la que el cristalino se va opacando poco a poco, lo que va disminuyendo la visión y acaba causando ceguera.
Terigión: carnosidad blanca o de color crema que aparece en la superficie ocular
Carcinoma epidermoide de la córnea o de la conjuntiva: tumor de la superficie ocular.
Las radiaciones ultravioleta también disminuyen la eficacia del sistema inmunitario. La inmunodepresión puede reactivar el virus del herpes simple en los labios (herpes labial).
Por otra parte, la SSDF recomienda evitar usar camas bronceadoras; el uso de estos aparatos antes de los 35 años de edad se acompaña de un aumento de 75 por ciento del riesgo de melanoma maligno.
Las camas y las lámparas bronceadoras no deberían usarse a menos que sea bajo supervisión médica. La Organización Mundial de la Salud recomienda prohibir su uso a personas menores de 18 años.