Por Horacio Corro Espinosa
Todo Estado o Municipio de nuestro país, levanta ofrendas a los próceres locales y no digamos a los nacionales. No hay ciudad, por pequeña que sea, que no cuente con estatuotas y estatuitas, las más de las veces horrendas, de alguien que trascendió a través de los años.
Y aquí es donde entran las incongruencias. Una cosa son las estatuas y otra la realidad que debería de afirmar la admiración por el héroe. Por ejemplo, el general Lázaro Cárdenas, en mi concepto, ha sido uno de los mexicanos más grandes que ha dado la historia del México moderno. No hay sitio donde no esté, por lo menos, un busto de él o una calle. Desde que él terminó su mandato, las estatuas fueron supliendo su pensamiento y obra, de tal manera que he llegado a la conclusión de que a mayor número de estatuas, es menor el deseo de seguir su pensamiento político y su patriotismo.
Hoy se conmemora el 75 aniversario de la Expropiación Petrolera. Parece que los gobernantes sólo se acuerdan de él el 18 de marzo.
En 1935, ya se encontraban en nuestro país 17 compañías extranjeras que explotaban el petróleo. Entre ellas figuraban la Mexican Petroleum Company of California, Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila” y la Compañía Exploradora de Petróleo la Imperial S.A.
En este mismo año, los trabajadores de las empresas petroleras buscaban aliarse para formar sindicatos. El 27 de diciembre de 1935 se formó el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros.
El 20 de julio del mismo año, el Sindicato llevó a cabo su primera convención para mostrar un proyecto de contrato general con todas las empresas petroleras, y se llamó a huelga para que las compañías cumplieran el contrato.
Lázaro Cárdenas, en ese entonces presidente de México, decidió intervenir para que las compañías firmaran el contrato, sin embargo, no se concretó ningún acuerdo y su mediación no obtuvo frutos. Es más, los empresarios petroleros amenazaron con irse del país y llevarse todo su capital.
El 8 de diciembre de 1937, hubo un paro general de labores que duró 24 horas. Días después, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), falló a favor de los trabajadores y exigió a las compañías que pagaran 26 millones de pesos en salarios, aunque el sindicato exigía 40 millones. Las empresas se negaron y buscaron ampararse ante la Suprema Corte de Justicia. Pero la Suprema Corte los obligó a subir los sueldos y a mejorar las condiciones de trabajo.
Hay quienes afirman que el presidente, intentó llegar a un acuerdo con las compañías, pero por la desconfianza y despotismo de uno de los empresarios, el presidente Cárdenas decidió expropiar las empresas petroleras.
A las 8 de la noche del 18 de marzo de 1938, el presidente Lázaro Cárdenas se reunió con su gabinete y anunció que había decidido nacionalizar las empresas petroleras.
Ayer, en la conmemoración del 75 aniversario de la expropiación petrolera, Enrique Peña Nieto, dijo que Pemex no se privatiza, se moderniza. Mientras que el Senador Carlos Romero Deschamps, líder del sindicato de Pemex, y segundo líder sindical más corrupto de este país, dijo que la labor de Peña Nieto es destacable porque “el Presidente es amigo de los petroleros”. No sé cómo calificar a este señor, si de rata o lambiscón.
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