* El fomento de la lectura adultocentrista fracasó al tratar de imponer autores, títulos y manera de leer sin tomar en cuenta a las personas y sus intereses: Rodrigo de Gardenia
* Los lectores se forjan en libertad, explorando lo que llama su atención sin estigmatizar contenidos, formas de leer ni preferencias lectoras
Azcapotzalco, Ciudad de México.- “Quiero que leas a Rulfo, a Octavio Paz y a los clásicos porque son buena literatura. También tienes la obligación de leer a Nietzsche al llegar a la universidad, pero si te da la gana leer a Coelho, tendrás que ocultarlo para que no te critiquen”, comentó Rodrigo de Gardenia, promotor de un Libroclub en la Ciudad de México desde hace 15 años
Estos, dijo, son cartabones y estigmas creados por el modelo adultocentrista de fomento a la lectura que ha causado en estudiantes de primaria a licenciatura la trillada expresión “Leer, ¡que hueva!”, demostrando con ello, su fracaso para forjar personas lectoras.
Al impartir el taller gratuito: “Leer, ¡que hueva!” en la Feria del Libro y Festival Cultural Librofest Metropolitano 2017, señaló que dicho modelo donde yo experto marco los parámetros de lo que se debe leer o no leer, sin interesarme en conocer las inquietudes o gustos de las personas a las que voy a incentivar, ha sido contraproducente e ineficaz.
En su experiencia con salas de lectura ha podido constatar que la clave para formar lectores consiste en tender puentes entre las personas y sus intereses con plena libertad para que elijan lo que atrape su atención, sin prejuicios ni imposiciones.
“Mi propuesta es que hay muchas formas de apropiarse de la lectura y hay que explorarlas sin restricción en vez de encajonarnos en modelos que imponen contenidos y maneras de leer, sin dejar que cada quien encuentre la propia”, aseguró el joven promotor de la lectura.
Asimismo, celebró que existan las ferias de libros porque son una oportunidad para que los chavos se enganchen con algún título, tal como le ocurrió a él en sus inicios, sin que por sus manos haya pasado “El Principito”.
Recordó que hubo una campaña en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que se llamó “Perrea un libro”, la cual fue severamente criticada, pero en ella trataron de construir esos puentes de conexión con la idea de que los chavos bailaran reguetón y luego se interesaran en el texto escuchado; no obstante la campaña fue suspendida y no se pudo constatar su eficacia.
De Gardenia declaró que recientemente los jóvenes youtubers dieron una gran lección en materia de promoción y fomento de la lectura. “Ahora las editoriales los están contratando y ya hay concursos en Youtube para identificar quiénes son los mejores, así que mi propuesta es escuchar a los jóvenes.
Se trata de que cada cual descubra lo que le signifique, aunque sea tan sólo una frase, porque es lo que los va a enganchar con la lectura.
También puso énfasis en los modos de leer: “Yo les digo a los padres de familia que no se preocupen porque sus hijos leen a “Harry Potter” en vez de leer a los clásicos, porque al hacer lo que les interesa, yo les aseguro que van a adquirir las habilidades lingüísticas.
“A las editoriales les interesan las ventas, a las instituciones las estadísticas, la cantidad de bibliotecas y salas de lectura que se ponen en funcionamiento, pero a ninguno le interesan las personas y sus sentires. Por eso mi propuesta es humanizar la lectura. El cine es una forma de hacerlo vía las películas basadas en libros”, subrayó.
Dijo que no es extraño que las universidades generen especialistas que son analfabetas funcionales, porque sólo saben del tema que estudiaron y de todos los demás se declaran ignorantes. “La sala de lectura que monté nos ha permitido conocernos, convivir y sí creo que algo ha cambiado porque a los chavos que invité a participar, ya no les da hueva leer”, finalizó.