* La Secretaría de Cultura federal y el Inbal recuerdan este 30 de junio al artista, fundador del Taller de Gráfica Popular
Ciudad de México.- En el 121 aniversario del natalicio del reconocido artista plástico Leopoldo Méndez (30 de junio, 1902, Ciudad de México), es recordado por la Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) como uno de los grabadores más importantes del México contemporáneo.
Tras estudiar la primaria, Leopoldo Méndez ingresó a la Academia de San Carlos, donde tuvo como maestros a Saturnino Herrán, Germán Gedovius, Ignacio Rosas, Francisco de la Torre y Leandro Izaguirre. Después de tres años en la academia asistió a la Escuela de Pintura al Aire Libre fundada por Alfredo Ramos Martínez en Chimalistac.
Los trabajos más conocidos de Leopoldo Méndez están vinculados con organizaciones como la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y el Taller de Gráfica Popular (TGP).
Sus creaciones siempre estuvieron influenciadas por sus ideales, su afinidad con las causas de la Revolución Mexicana, su compromiso con la clase obrera y con la lucha contra las injusticias persistentes en el país.
Colaborador de Carlos Mérida, en 1945 tuvo una exposición individual en el Instituto de Arte de Chicago y posteriormente, en 1946, en el Inbal. En 1946 creó un mural con Pablo O’Higgins denominado La maternidad y la asistencia social, en la Clínica número 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Posteriormente, en 1956 realizó un mural en grabado dedicado a José Guadalupe Posada en los Talleres Gráficos de la Nación.
En 1970, el Museo del Palacio de Bellas Artes le organizó una exhibición a manera de homenaje y como parte de los reconocimientos póstumos, la comunidad de investigadores lo coloca en el mismo grado de importancia que Diego Rivera y José Clemente Orozco.
En 1971, David Alfaro Siqueiros incluyó su retrato junto al de Diego Rivera, José Clemente Orozco, José Guadalupe Posada y Gerardo Murillo Dr. Atl en el Polyforum Cultural Siqueiros en la Ciudad de México. En 2002, en el centenario de su natalicio, Carlos Monsiváis realizó una conferencia sobre el trabajo de Méndez en el Museo Nacional de Arte (Munal), el mismo museo hizo una retrospectiva de su trabajo en 2003.
Especialistas señalan que el trabajo más espectacular de Leopoldo Méndez fue producido en la segunda mitad de los años cuarenta, cuando trabajó en exceso y vendía sus obras a precios bajos.
En ese tiempo muchos museos y particulares de Estados Unidos, México y Europa adquirieron sus creaciones, lo que permitió que su obra llegara a diversos coleccionistas, incluidos Carlos Monsiváis, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca e instituciones en Chicago, Nueva York, Praga, Moscú y Varsovia.
Méndez comenzó a realizar grabados para películas mexicanas, como Río Escondido (1947), Pueblerina (1948), Un día en la vida (1949), El rebozo de Soledad (1949), Memorias de un mexicano (1950), La rebelión de los colgados (1953) y La rosa blanca (1959). Para la película Macario, de Roberto Gavaldón, diseñó las imágenes de Dios, la Muerte y el Diablo.
Entre 1958 y 1959, alejado del Taller de Gráfica Popular debido a diferencias, fundó una empresa llamada Fondo Editorial de la Plástica Mexicana, junto con Ricardo J. Zevada.
José Guadalupe Posada (obra icónica del grabador mexicano), Emboscada, Cuauhtémoc, El bruto, El sembrador, Paisaje, Zapata, Año 1962, Motivo prehispánico, Muerte y José Verdi, son algunos de los títulos de sus grabados.
El primer libro publicado por la organización fue La pintura mural de la Revolución Mexicana, seguido por Los maestros europeos de la Galería de San Carlos de México y José Guadalupe Posada, ilustrador de la vida mexicana.
Fue miembro fundador de la Academia de Artes en 1968.