Entrelíneas
Miguel Ángel Schultz
Representantes de las cámaras empresariales en Oaxaca convocaron al paro efectuado ayer con lo que mostraron su malestar por la omisión de los gobiernos municipales, estatales y federal que han permitido que las protestas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) provoquen severas pérdidas en la economía nacional, no sólo en los estados de Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Sin embargo, hay que ir al origen del conflicto que hoy afecta, sin lugar a dudas, al sector productivo del país y no sólo a la economía de estas cuatro entidades, que se han convertido en el bastión de la CNTE y en el territorio de mayor resistencia contra la Reforma Educativa.
En Oaxaca hemos visto a dirigentes empresariales que han cuestionado las políticas de gobierno que afectan sus intereses como sector, pero al momento de tener acercamiento con los gobiernos, abandonan sus justos reclamos para dar por satisfechos sus intereses personales.
Tal vez porque esta protesta -alentada por el gobierno- está dirigida sólo a los maestros, no mencionan los otros elementos que hacen que la economía de Oaxaca esté en quiebra, como lo es la falta de pago a proveedores del gobierno; la corrupción en la licitación de las compras y en la obra pública; la preferencia a empresas foráneas por parte del gobierno estatal y la desviación escandalosa de los recursos públicos, que la capital oaxaqueña haya sido transformada en una cantinota y en un mercado informal con más de dos mil 600 puestos callejeros.
No se diga el fracaso de las reformas estructurales, el alza en el costo de la energía eléctrica y de los combustibles, la devaluación del peso, las reglas de operación de los programas federales, que hacen inaplicables los mismos.
Este primer paso del sector empresarial debería de ser el principio de una verdadera activación económica de Oaxaca, en el que tuvieran una mayor participación para sacar adelante sus propias demandas y no ser utilizados como arietes contra la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), por lo que debe replantear sus protestas y demandas.
Entre estos hombres de negocios, que generan suspicacias, se encuentran Juan Carlos Rivera, presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHyM), que cerró las puertas de sus hoteles -pero que siguieron funcionando- y de acuerdo a las cifras que ha reportado al cierre del mes de julio, las pérdidas llegan a los 233 millones de pesos, entre el sector hotelero. Que se inconformó con el incremento del impuesto a la nómina, pero que terminó aceptando calladamente.
En tanto, Onésimo Bravo, dirigente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (CANIRAC) en Oaxaca, ha dicho que hasta el mes de julio se reportaban pérdidas entre sus representados del orden de los tres mil millones de pesos, lo que es poco creíble, pero que apenas si asomo la cabeza en la marcha y protesta ante lo que fue la Casa Oficial, hoy convertida en hotel.
A su vez, Jesús Rodríguez Socorro, presidente estatal de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA), ha dicho que el 97 por ciento de los comercios, establecimientos y empresas, han resentido quebrantos por las protestas de la Sección 22 del SNTE-CNTE en Oaxaca, pero aplaude todo lo que viene del PRI, por eso tampoco dice nada sobre los otros factores que “truenan” la economía estatal.
Sin embargo, Rodríguez Socorro ha sido el gran ausente en la organización del paro que nos remonta a los años 70s en Oaxaca, cuando el PRI, su partido, movilizaba a lo que llamaba sus “fuerzas vivas “, para luego el gobierno haciendo eco a la demanda ciudadana intervenía con las fuerzas policiacas, para aplastar la inconformidad social, como ocurrió en 1970 y en 1977, ¿estaremos ante esos métodos arcaicos de nuevo?.
Habría que recordar que en esos años en vez de amainar las protestas y después de digerido el golpe, por los sectores movilizados, la respuesta fue mayor, por lo que se dio paso en 1970 al surgimiento de la vía armada como forma de protesta social y a organizaciones de masas que mostraron tal vitalidad que hasta el día de hoy, 46 años después, muchas de esas organizaciones aún están presentes.
En 1977 luego de la escalada de represión, ésta dio como resultado la caída del entonces gobernador, Manuel Zárate Aquino, también del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Que por cierto en este año que el PRI que retorna al gobierno de Oaxaca, se cumplen 91 años que por primera vez gobernó Oaxaca con Genaro V. Vázquez.
Este paro, más que aportar capital al gobernador electo, Alejandro Murat Hinojosa, sólo tensa más el clima político de la entidad que empezará a gobernar formalmente a partir del 1 de diciembre próximo, por dejarse llevar por este grupo de empresarios, que por cierto son los mismos que hicieron suyo el proyecto de la construcción del centro de convenciones de José Zorrilla en el Cerro de El Fortín.
@MiguelAschulz
