Entrelíneas
Los mejores aliados para que gane el PRI Gabino y la Sección 22
Miguel Ángel Schultz
El principal aliado para el regreso del PRI en Oaxaca sin duda es la desastrosa administración del gobernador Gabino Cué, quien llegó al Palacio de Gobierno -ahora llamada Casa del Pueblo y a la que se tiene que pagar para entrar al Museo del Palacio- con el más amplio respaldo del pueblo cansado e inconforme por el autoritarismo de los gobiernos priistas, que desataron la ira popular en el 2006, luego del intento de desalojo del plantón magisterial que ocupaba decenas de calles alrededor del Zócalo capitalino.
Ante los próximos comicios donde se elegirá gobernador, diputados y presidentes municipales, de nueva cuenta organizaciones sociales y en particular la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) podrían inclinar la balanza de los resultados electorales, ante lo que parece el inminente retorno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al gobierno de Oaxaca, no tanto porque tenga como su candidato a Alejandro Murat Hinojosa, sino por la desarticulación del magisterio, el reflujo de las organizaciones sociales y los yerros que han cometido los partidos llamados de izquierda, que salieron peor que el PRI y el PAN para gobernar.
Hay que recordar que en las elecciones federales realizadas en ese año para presidente, senadores y diputados, el PRI y el PAN fueron triturados por el voto ciudadano y el llamado que hizo la entonces poderosa Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), por lo que Andrés Manuel López Obrador obtuvo aquí, como candidato de la Coalición PRD-PT-PC 619 mil 707 votos frente a los 428 mil 4 votos del PRI-PVEM de Roberto Madrazo y los 226 mil ocho sufragios del PAN, de Felipe Calderón Hinojosa.
En esas elecciones, el caudal de votos que generó la APPO, en donde se agruparon las principales organizaciones gremiales del estado, entre estas el Sindicato del Seguro Social, de Telefonistas, la FETSE, el STEUABJO, Salud, ISSSTE, desde luego la Sección 22 del SNTE, entre otros más; así como significativas organizaciones populares en esos años, como lo eran el FPR, FALP, CIPO, FCNM sirvió para beneficiar a candidatos de los diputados del PRD-PT-PC, que no estaban siquiera identificados con las causas sociales que los llevaron al Palacio Federal Legislativo de San Lázaro, por ello ahora ni quien se acuerde de ellos.
El respaldo electoral de la APPO a los llamados partidos de izquierda fue el resultado de prolongadas discusiones en su interior, lo que derivó en el llamamiento de un voto de castigo al PRI, cuando las agrupaciones integradas a la APPO bien pudieron profundizar los compromisos con los partidos políticos, para incluso evitar que el propio movimiento popular sirviera de telón de fondo a la campaña López Obrador, un peligro para México, que ante los ojos de las televisoras lograron horrorizar de lo que aquí pasaba y lo que permitió que llegara Calderón Hinojosa a la Presidencia de la República, por una diferencia de 0.58 por ciento de votos, que en términos absolutos fueron 243 mil 934 sufragios.
Sin duda, que las circunstancia del 2006 y las actuales no son las mismas, la APPO perdió su arraigo popular y terminó convertida en una agrupación de comerciantes informales; la Sección 22 del SNTE está en una crisis, incluso de liderazgo dentro del propio Movimiento Democrático Magisterial y por los acuerdos tomados y otra vez con radicalismo de llamar a voto de castigo, pero ahora no solo al PAN y el PRI, sino al PRD y balbucea un coqueteo electoral con López Obrador, que la colocan en una situación pendiente, que más que impedir el regreso del PRI, lo facilitan.
También, tomaron el acuerdo de evitar que se instalen las casillas en instalaciones escolares, que si están como lo dicen, por transformar el sistema político del país y la partidocracia que nos mal gobierna, es necesario volcarse a garantizar que el próximo proceso electoral sea democrático y apropiarse más que destruir las casillas o impedir su instalación. Además, podrían impulsar a candidatos surgidos desde la propia sociedad, reconocer su pluralidad, un sindicato no es un partido, y no dejarse llevar por infantilismos que podrían llevar al poder a la misma casta gobernante de siempre.
@MiguelAschulz
