Más de 200 piezas podrán apreciar el público en la iconografía Angélica en “Las huestes celestiales”

* El Museo Nacional de Arte expone obras de artistas novohispanos y contemporáneos

Ciudad de México.- Mensajeros, guardianes, conductores de los astros, ejecutores de las leyes divinas, protectores de los elegidos, seres espirituales, intermediarios entre Dios y el mundo terrenal, forman parte de la exposición “Ángeles. Las huestes celestiales en la Tierra”, que el público podrá apreciar en el Museo Nacional de Arte (Munal).

Pintura, acuarela, dibujo, grabado, escultura, fotografía y video, así como algunos objetos, la exposición reúne cerca de 200 piezas de más de medio siglo de arte, lo cual muestra la rica imaginería desplegada por los artistas del siglo XVI hasta nuestros días, quienes retrataron a estos seres espirituales, desde las jerarquías mayores, como serafines y querubines, pasando por las Virtudes, Dominaciones, Potestades o Principados, hasta los ángeles y arcángeles.

Los diálogos entre artistas, estilos y técnicas, así como las diferencias o similitudes que se pueden encontrar dentro de este tipo de iconografía son de las grandes riquezas que ofrece la exposición desde su inicio, la cual recibe al público con ocho piezas distintas que retratan la Anunciación, es decir, el momento en que el arcángel Gabriel le “anuncia” a María que será madre del Mesías.

Desde el afamado artista novohispano Cristóbal de Villalpando (ca. 1649-1714), hasta el surrealista español Salvador Dalí (1904-1989), pasando por el belga Willem van Herp (ca. 1614-1677) o la pieza producida por el Círculo de Hans Memling, datada entre 1480 y 1489, por mencionar algunas, se puede distinguir la diversidad expresiva de los pinceles.

En las piezas se ve a María en soledad, ora rodeada por ángeles y querubines, o bajo la mirada de la corte celestial, recibiendo el mensaje de Gabriel. Algunas constantes que el público puede identificar a través de las piezas son la presencia de una paloma blanca que representa al Espíritu Santo y una flor de lirio (símbolo de pureza), que puede estar sostenida por el arcángel o ser parte de la decoración de la escena.

Este interesante comparativo es parte del núcleo I, Ángeles marianos, donde también se presenta una pieza que es parte del imaginario colectivo mexicano y que, con esta oportunidad, se puede apreciar de cerca, el óleo Virgen de Guadalupe con las cuatro apariciones y los baluartes marianos de la Ciudad de México, datado en la segunda mitad del siglo XVIII (entre 1750-1800) y atribuido al novohispano Manuel Osorio que, por cierto, convive con la fascinante acuarela de Luis Lagarto (pintor español que murió en Puebla), La virgen del Rosario con santa Catalina de Alejandría y santa Catalina de Siena, en la cual se puede distinguir las jerarquías angélicas.

Una de las obras protagonistas, perteneciente al núcleo II, Santos y ángeles, es el óleo de casi cuatro metros de alto y más de dos de ancho, Santa Cecilia (ca. 1590), de Andrés de Concha, considerado uno de los mejores pintores del siglo XVI, quien, entre otras cosas, colaboró con el pintor flamenco y retratista de la corte española Simón Pereyns, para realizar los retablos de la Antigua Catedral Metropolitana.

Esta pieza es también una de las más antiguas de la colección del Munal, que recientemente salió de un proceso de conservación por parte del Centro de Conservación del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam).

En la escena se observa a Santa Cecilia, patrona de los músicos, a punto de recibir la corona de rosas blancas (atributo de santa). Sus ojos apuntan hacia arriba, desde donde María y el pequeño Jesús le devuelven la mirada. Una de las peculiaridades que el público podrá encontrar en la obra, es que algunos ángeles están mirando hacia afuera del cuadro.

En el núcleo III, el jefe de los ejércitos celestiales y la medicina de Dios, se recorren diversas representaciones, principalmente de San Miguel Arcángel, pero también de Rafael y Sealtiel.

Además de pinturas, destacan esculturas en marfil tallado, en pasta de caña de maíz modelada o madera, así como algunos relieves. Sin embargo, este eje revisa otro tipo de manifestaciones angélicas, las cuales ilustran el sincretismo que proliferó principalmente en Perú y Bolivia, los ángeles arcabuceros.

Una de las piezas con que cierra esta sección es una verdadera joya, el óleo de gran formato (más de tres metros de alto por dos de ancho), Las penas del infierno, de autor no identificado y datado aproximadamente en 1780, en la que se ilustran siete cuevas del infierno con fascinante detalle: La cárcel del infierno, El fuego, La compañía de los condenados, La pena de daño, El gusano de la conciencia, La desesperación y La eternidad de las penas.

La exposición cierra con el núcleo Ángeles alegóricos, la cual revisa el trabajo de algunos artistas que han reinterpretado a estos seres alados, desde el francés Paul Gustave Doré, hasta artistas fundamentales de la plástica mexicana, como Federico Cantú, Ángel Zárraga, Manuel Madariaga, Carmen Parra, Jesús “Chucho” Reyes, Luis Ortiz Monasterio, Juan Soriano, Javier Marín, Mathias Goeritz, sección que se corona con el fragmento (la cabeza) que se pudo rescatar de la Niké, Victoria alada o Ángel de la Independencia que cayó durante el terremoto que sacudió a la Ciudad de México en1957.

Cabe destacar que durante el recorrido se ofrecen espacios lúdicos con los que el público podrá enriquecer su visita, como el mural “Entre ángeles te veas”, del ilustrador Huberto Morales “Humo”, en el cual representa el binomio bondad-malignidad con unas alas, sobre las cuales los visitantes podrán tomarse una foto.

josé

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