Publicado a las 8.17 GMT, actualizado a las 17.55 GMT.
Unas 1.200 personas resultaron heridas tras la caída del bólido de Cheliábinsk, informó esta noche un portavoz de Ministerio ruso del Interior.
“Los fragmentos del meteorito que cayeron en la provincia de Cheliábinsk causaron 1.200 heridos, según la información de última hora”, dijo el portavoz.
El Ministerio de Salud, por su parte, mencionó la cifra de 1.142 heridos.
El gobernador regional, Mijaíl Yurévich, informó anteriormente de 950 heridos, en su gran mayoría, casos muy leves, de cortes causados por las piezas de cristales que se hicieron añicos a raíz de la onda expansiva.
Los sistemas energéticos y de transporte funcionan con normalidad en los Urales, no se registran ningunos escapes tóxicos a la atmósfera, aseguró el ministro ruso de Situaciones de Emergencia, Vladímir Puchkov.
Su departamento envió ocho aeronaves para el reconocimiento aéreo de la zona sin que hacia las 10.00 GMT se descubrieran fragmentos de meteoritos. Portavoces del Interior, entretanto, comunicaron que dos piezas cayeron supuestamente en el distrito de Chebarkul, y otro más, cerca de Zlatoust, todo ellos, en la provincia de Cheliábinsk.
A orillas del lago Chebarkul, frente a la localidad homónima, fue hallado un cráter de seis metros de diámetro, comunicó el portavoz del Distrito Militar Central, coronel Yaroslav Roschupkin. Agregó que el fondo radiactivo en el lugar no supera la norma.
La caída de un meteorito no causó ningún daño a las instalaciones militares en la región, comunicó un portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia. “Las unidades militares del Distrito Militar Central, acantonadas en la región, no sufrieron daño alguno”, aseguró.
Una expedición de la Universidad Federal de los Urales iniciará el sábado la exploración de la zona en que cayó “el bólido de Cheliábinsk”.
Según el Observatorio de Ekaterimburgo, una lluvia de meteoritos acompañada con surcos de humo cayó sobre Cheliabinsk a las 03.23 GMT. Según testimonios de testigos, los habitantes de la ciudad oyeron una fuerte detonación cuya onda expansiva rompió cristales en las ventanas de edificios.
Habrá que reemplazar los cristales de una superficie total de 170.000 metros cuadrados, de acuerdo con la evaluación preliminar. Unos 3.000 edficios residenciales sufrieron daños a raíz del suceso, comunicó el Gobierno municipal de Cheliábinsk.
Posteriormente la policía confirmó que fragmentos de meterioritos cayeron sobre una fábrica y varias edificaciones ocasionando daños en el techo y paredes. Así, derrumbó un muro en una nave de la planta productora de zinc en Cheliábinsk.
Durante algún tiempo la telefonía móvil en esta ciudad de más de un millón de habitantes no funcionó.
Según el ministerio ruso de Situaciones de Emergencia, fragmentos de meteoritos también cayeron sin producir daños serios ni víctimas mortales en las provincias de Sverdlovsk, Tiumén, en Siberia, y en el norte de la vecina república de Kazajstán.
Bolas de fuego y colas de humo sobre los Urales tras la caída de un meteorito
Por otra parte, la Agencia de Energía Atómica de Rusia (Rosatom) informó que todas las fábricas, depósitos, centros de investigación relacionados con materiales fisibles emplazados en Cheliábisnk funcionan normalmente y que ninguna de sus instalaciones fue afectada por la lluvia de meteoritos.
En la provincia de Cheliábinsk se encuentra la planta Mayak, la fábrica más grande de Rusia para producción de combustible para centrales atómicas y una planta para el reciclaje de desechos radiactivos.
Astronómos rusos se preguntan actualmente si hay alguna relación entre el “bólido de Cheliabinsk” y el asteroide 2012 DA14 que pasará hoy bastante cerca de la Tierra. La consideran poco probable aunque tampoco se debe descartar del todo por el momento, a falta de datos sobre la trayectoria del meteorito.
Científicos estadounidenses citados en la web de la NASA afirmaron que la trayectoria del meteorito ruso fue muy diferente a la del asteroide DA14, lo cual evidencia que no tienen nada que ver uno con el otro.
Meteoritos de gran tamaño cayeron sobre la Tierra una decena de veces en los últimos dos siglos.