El presidente Chávez y yo fuimos adversarios, nunca enemigos. Esto que quiero decir por esta vía lo digo desde el respeto y para todos los venezolanos, sin excepciones ni divisiones de ningún tipo. Debemos respetar las emociones, porque las emociones son parte de lo que nos define y de lo que nos permite expresarnos como seres humanos. Y este es un momento duro del cual nuestro país, de historia larga, debe salir adelante porque Venezuela sigue. Pero para eso nos necesita a todos.
Ha fallecido un político cuya carrera resume lo que fue esta etapa del país, alguien que reunió la esperanza de millones de venezolanos. Un contendor político importante. En momentos como estos, los líderes debemos hablarle al país, a la Venezuela que somos, a todos. Mi palabra de esperanza a sus seguidores en este momento. A sus compañeros, a su equipo de gobierno, mi sentido de condolencia.
Hemos tenido desacuerdos, pero no es momento de señalar lo que nos separa. Venezuela, lo he dicho ya, no puede darse el lujo de excluir a nadie.
Éste es un momento para la demostrar la entereza de todos hombres y mujeres que hacemos de Venezuela el país que somos. Nuestra Constitución prevé este tipo de situaciones, así que esta muerte no debe ser vista como una antesala al caos. Las leyes permiten que el destino de ningún país esté atado al destino de una sola persona, porque la vida política de una nación y su gobernabilidad es algo tan delicado que no puede depender de desenlaces.
En este momento, el Estado y sus instituciones deben mostrar respeto a la Constitución y manejar la situación como allí se ordena. Mientras tanto, todos somos vigilantes y garantes del cumplimiento de las leyes, que es la vía tranquila hacia las soluciones. Y los venezolanos siguen esperando soluciones.
Es un momento difícil, extraordinario dentro de la vida nacional, pero existe un liderazgo que debe ser capaz de garantizar que todo lo que toque hacer se haga bien, respetando por encima de todas las cosas a la Constitución Nacional y contemplando al Pueblo entero, sin discriminaciones. Asumimos el compromiso que tenemos con los venezolanos, porque sabemos que sólo juntos podemos superar este momento que exige firmeza, fortaleza y compasión con nuestro país.
Es también la ocasión de proveer a nuestros familiares y seres queridos de nuestra compañía y fuerza, con la tranquilidad de saber que es necesario pensar en el mejor futuro posible para el país. No dejemos solo a ningún venezolano que necesite de nuestro apoyo y toda la esperanza que podemos brindar.
Muchos venezolanos deben estarse preguntando qué pasará con angustia y hasta con miedo. Nosotros tenemos que hacerles sentir a todos que este país es de todos, que no hay nada que temer y que entre todos vamos a garantizar la paz que merecemos.
Es la hora de convencer a nuestro hermano, no expulsarlo. Es la hora de acompañar a quien más lo necesite, no ignorarlo. Es la hora de darle esperanza a quienes sientan que la tristeza los llena, porque somos muchos los que queremos que el futuro sea el que todos merecemos. Es la hora de hacer y hacer juntos.
Es hora de estar a la altura de las circunstancias. Tanto el gobierno, como garante de la libertad y de la paz, como de la Fuerza Armada puesta a la orden de todos y de todos los sectores del país que trabajamos a favor de un país que imaginamos y hemos decidido construir.
El país exige el mejor desempeño de nosotros como líderes y una capacidad de articular eficazmente las acciones, pensando siempre en el bien de todos los venezolanos antes que en ideas abstractas. No es un momento sencillo, es cierto, pero basta con que se atiendan los llamados constitucionales y con que nadie quiera ponerse por encima de las leyes que todos estamos dispuestos a defender.
En este contexto, las emociones están demasiado cerca de las acciones, pero las leyes de Dios y las leyes de los hombres indican qué es lo que debe hacerse para que los venezolanos no seamos víctimas de una coyuntura. El país sigue ahí, esperando por la acción eficiente y sensata de sus líderes. La muerte de Hugo Chávez nos obliga a revisar las principales causas y todas las consecuencias de una manera de hacer política.
Ya he enviado mis honestas condolencias a la familia Chávez, pero me permito hacerlo de nuevo, ahora por esta vía. Todo mi respeto en este momento difícil y penoso. Sé muy bien que la muerte de una persona, de un ser querido, siempre genera un profundo dolor entre sus familiares y allegados. A quienes nos ha tocado vivir la pérdida de un familiar nos consta ese dolor. Paz a los restos del Presidente Hugo Chávez.
Venezuela somos todos nosotros y es momento de construir, aprender y hacer lo que debemos. Como líderes, pedimos respeto a los dolientes y a las leyes que nos constituyen. Creyentes en las alternativas y la libertad, sabemos que se puede hacer política sin odios, sin revanchismos, sin violencia. Así es el país que merecemos y que debemos a construir.
Sigamos adelante.