Hoy se cumplen mil días desde que se anunció la prohibición de que las niñas de Afganistán asistieran a la escuela secundaria. UNICEF insto a las autoridades de facto a que permitan a todos los niños reanudar el aprendizaje.
“Mil días sin escolarizar equivalen a 3000 millones de horas de aprendizaje perdidas”, dice la agencia.
Para 1,5 millones de niñas, esta exclusión sistemática no es sólo una flagrante violación de su derecho a la educación, sino que también se traduce en una disminución de sus oportunidades y en el deterioro de su salud mental. Además, les protege a las niñas del matrimonio precoz, la desnutrición y otros problemas de salud.
Por otro lado, la Oficina de Derechos Humanos ha pedido a los Talibanes que reviertan la “última medida adoptada para restar poder a las mujeres en Afganistán”. Las autoridades de facto han comunicado a las funcionarias a las que se ha prohibido ir a trabajar que a partir de ahora sus salarios se reducirán al nivel más bajo, independientemente de su experiencia o cualificaciones.
“Esta última decisión discriminatoria y profundamente arbitraria agrava aún más la erosión de los derechos humanos en Afganistán”, dijo la Oficina.