Entrelíneas
Miguel Ángel Schultz
A partir de ayer jueves 18 de mayo, mil 379 trabajadores de la educación fueron despedidos por la SEP y el IEEPO, lo que no implica que la oposición a la Reforma Educativa, por la Sección 22 del SNTE y de la CNTE, desaparezca como por arte de magia, por el contrario el conflicto social que ello representa se agudizará en las próximas semanas e impactará, necesariamente en las elecciones a efectuarse el 5 de junio, en 13 entidades del país, de diversa manera.
Los datos dados a conocer ayer en conferencia de prensa por Aurelio Nuño Mayer, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), hablan de un reflujo de la capacidad de movilización de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), pero dista mucho que la inconformidad contra la Reforma Educativa, este muerta.
Así lo demuestran las diversas expresiones de inconformidad que surgieron durante la celebración oficial del Día del Maestro, el pasado 15 de mayo, por lo menos en nueve entidades del país, no sólo en Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, entidades donde el arraigo de la disidencia magisterial viene de muchos años atrás.
Tienen razón quienes afirman que la Reforma Educativa no es eso, sino una reforma laboral, administrativa, para quitarles derechos a los trabajadores de la educación y abrir las puertas a su privatización, a mediano plazo. La justificación ha sido que México, como uno de los 30 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ocupa el último lugar en aprovechamiento escolar.
Sin embargo, de nueva cuenta la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) pone en su agenda en primer lugar sus demandas gremiales, postergando las educativas, de ahí que prioriza el paro laboral como la principal herramienta de protesta, a pesar que éste los enfrenta con los derechos de la población a la educación.
Asimismo colocan por encima de las alianzas con otros sectores de la sociedad, los intereses que tienen como grupos políticos y organizaciones sociales, que actúan al interior de la Sección 22 del SNTE, por ello insisten en la toma de oficinas gubernamentales, cierre de calles y bloqueo de carreteras.
Incluso imponen por la fuerza su ideología y convicciones políticas, por ello se han dedicado a destruir la propaganda política y a agredir a los ciudadanos que defienden sus derechos políticos y contradictoriamente, se pronuncian por la defensa de los derechos humanos, empezando y terminando por los de ellos mismos.
En esa perspectiva su asamblea estatal ha determinado hacer una llamado para votar el próximo 5 de junio, en contra de los partidos que votaron por las llamadas Reformas Estructurales: Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (PANAL).
Es decir que no hay un llamado de voto de castigo a los partidos con registro local como Unidad Popular (PUP), Social Demócrata (PSD), Renovación Social (PRS), y los nacionales del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES). Más claro ni el agua.
Para el viernes 27 de mayo tienen programada una megamarcha cuyo punto o puntos de salida y llegada están por definir. El 7 de junio, emprenderán otra movilización de la Fuente de las 7 Regiones (sic), al Zócalo de la ciudad, ésta por la libertad de los presos políticos.
Entre otras de las tareas acordadas por su asamblea estatal esta la implementación de “barricadas” y la reactivación de la llamada Policía Magisterial de Oaxaca (POMO), que buscará cerrar centros de trabajo. Hay que recordar que las barricadas, en el 2006, sirvieron para exponer e inmolar a los más comprometidos con el movimiento popular de aquel año, porque ahí es donde se registró un número significativo de personas asesinadas, cuyos crímenes aún esperan justicia.
A finales de noviembre del año pasado, a quienes pudiéramos llamar los “tatamandones” de la Sección 22, los ex secretarios generales, Aristarco Aquino, Erangelio Mendoza, Ezequiel Rosas Chiñas, Freddy López Rosado, Gabriel López Chiñas y Luis Fernando Canseco, sugirieron a los actuales dirigentes varías líneas de acción.
Entre estas unificar los intereses educativos de la sociedad y el movimiento magisterial; un diálogo con el gobierno para trazar una ruta de acuerdos, no de negociaciones de la ley; una evaluación no para despedir, ni quitar derechos a los trabajadores de la educación, entre otras propuestas.
Ahora las condiciones han cambiado radicalmente, con el anuncio del despido de mil 379 de los agremiados a la Sección 22, en paro en Oaxaca y de tres mil 119 a nivel nacional. También se registraron hechos violentos en Chiapas y movilizaciones en Michoacán.
Seguramente estos dirigentes y otros más, curtidos en los 36 años del Movimiento de los Trabajadores de la Educación de Oaxaca (MTEO), tienen argumentos que aportar a las bases de la Sección 22, más en estos momentos aciagos, no sólo para el magisterio, sino para el país.
Los maestros y su movimiento pueden llegar a ser el polo aglutinador de la inconformidad social, que abra espacios a la democracia, que aporte a la transformación de México, pero están obligados a hacer un balance de la ruta que han venido siguiendo. Sólo así no darán un salto al abismo, como parece que lo están haciendo.
@MiguelAschulz