Berlín.- Paul, el pulpo que se convirtió en talismán de la selección española al adivinar su triunfo en la final del Mundial de fútbol de Sudáfrica, ocupó hoy por última vez los titulares del mundo con su deceso a la “avanzada” edad de casi tres años, pero su leyenda sigue porque ya dejó sucesor.
El molusco cefalópodo murió en la noche del lunes en el acuario de la ciudad alemana de Oberhausen. De muerte natural y no porque hubiese sido víctima de atentados de hinchas enardecidos, como se apresuraron a aclarar en el acuario de la ciudad germana de Oberhausen.
La noticia de la muerte de Paul dio la vuelta al mundo en poco tiempo. Canales de televisión, emisoras de radio y páginas web de muchos periódicos recordaron al octópodo que predijo acertadamente todos los triunfos y fracasos de la selección alemana en Sudáfrica y la victoria española sobre Holanda en la final mundialista.
En su página oficial de Facebook (Paul die Krake), el animal dejó un último mensaje a sus seguidores: “Parece que llegó mi hora. Cuídense. Un abrazo y no me olviden. Paul”.
En España, emisoras de radio y televisión dieron la noticia. En Holanda, tierra de los subcampeones, la muerte de Paul no causó gran pesar. “Si lo hubieran guisado a tiempo seríamos campeones”, bromeó un conductor de radio.
También hubo mofas en Alemania, que cayó ante los pupilos de Vicente del Bosque. “Lo tendríamos que haber hecho a la plancha directamente después del partido con España” o “Ahora ya no nos puede arruinar la Eurocopa. Eso lo pueden hacer los futbolistas”, rezaban algunos mensajes por Twitter.
Paul se hizo mundialmente famoso por sus infalibles vaticinios durante el Mundial. Al archiconocido pulpo se le ofrecían dos botes llenos de comida, uno con la bandera de cada país jugador.
Tras unos segundos, el animal se abrazaba a uno de los botes.
Con sus oráculos acertó los ganadores de todos los partidos, incluyendo encuentros difíciles, como la final que ganó España, o sorpresivos, como la derrota de Alemania ante Serbia en la ronda inicial.
Paul no fue víctima de un atentado de hinchas furiosos sino que murió de viejo. “Nos habíamos encariñado mucho con él. Lo vamos a echar de menos”, dijo el director de Sealife, Stefan Porwoll.
El espectáculo protagonizado por Paul llegó a millones de hogares en el mundo, pero los zoólogos de Sealife no se cansaron de recalcar que se trataba de un divertimento. Los pulpos son animales inteligentes, pero animales al fin y al cabo, recordaron.
Después del Mundial, Paul fue “jubilado” por Sealife. No más vaticinios pese a la miríada de consultas de todo el mundo sobre elecciones presidenciales, números de lotería y hasta la presunta infidelidad de una esposa.
A pulpo muerto, pulpo puesto: en Sealife están criando a “Paul II”. El animalito ha crecido al amparo del anonimato. No es ningún descendiente de Paul, que vivía en castidad. Pero podrá demostrar si es digno sucesor en la próxima Eurocopa 2012.
O Carballiño quiere exponer sus restos
En España, el molusco fue elevado a la categoría de héroe y recibió la distinción de “Amigo Predilecto” de la localidad orensana de O Carballiño, que intentó llevárselo como mascota para su tradicional fiesta del pulpo y ahora quiere exponer sus restos.
También los británicos se rindieron ante los encantos de Paul, que en realidad era oriundo de Inglaterra. La cadena BBC interrumpió el programa de actualidad para dar a conocer el deceso del pulpo adivino.
Paul recibió innumerables amenazas de muerte de hinchas de países que fueron doblegados en el Mundial. Pero pese a que muchos lo querían ver frito en una sartén, Paul falleció de muerte natural, algo que no sorprendió a sus cuidadores debido a su avanzada edad.
El “héroe de Oberhausen” será incinerado, pero sus cenizas no serán echadas al mar. Paul será convertido en un monumento, rodeado de los obsequios que le llegaron de todo el mundo y de las imágenes de sus acertadas predicciones.
El octópodo cobró celebridad durante la Eurocopa 2008, en la que sólo erró la predicción de la final, que España se llevó frente a Alemania. En el Mundial pasado, sin embargo, fue certero y dejó perplejos a los científicos y a defensores de las teorías de probabilidad matemática.