Miguel Ángel Schultz
En Oaxaca bajo el amparo de los derechos que otorgan los usos y costumbres se ha venido negando a las mujeres su participación en la vida social de sus comunidades indígenas, pero la marginación de la mujer no es exclusiva de los 16 pueblos originarios que conforman la entidad.
La exclusión de la mujer también es práctica común de otros sectores de la sociedad oaxaqueña que inhiben la presencia de la mujer en cargos de dirección o de responsabilidad social, con el argumento que no tienen capacidad para ello.
Se afirma que las mujeres siempre dan prioridad al cuidado de sus hijos, en vez del trabajo encomendado o simplemente son consideraras conflictivas, que por lo general causan problemas y alboroto aun entre ellas mismas, lo anterior lo resume el dicho popular que reza: mujeres juntas ni difuntas.
Sin embargo, estos argumentos sólo es un disfraz, idea que siembran las élites o grupos que se han apropiado del poder político o económico de la sociedad, tanto en las comunidades indígenas como en las poblaciones urbanas u organizaciones de todo tipo, para hacer a un lado a la mujer, como resultado de la incipiente democracia que se vive en Oaxaca.
Por ejemplo de lo anterior: la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que se precia de ser una organización democrática y que está conformada por más de 74 mil agremiados, cuya gran mayoría son mujeres, en los cargos de dirección sindical predominan los hombres. Esto sólo por destacar la condición de la mujer en Oaxaca.
Así vemos como limita el derecho a la participación a la mujer como en el caso de que se da en el municipio de Tlacolula de Matamoros, población ubicada a unos 30 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, que no se eligen autoridades por el sistema de usos y costumbres sino por el de partidos políticos, pero el trato de la elites de poder a la mujer es el mismo.
Municipio que por cierto estaba gobernado por una mujer Concepción Robles del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuya madre también fue presidenta municipal en el siglo pasado Gloria Altamirano, recientemente fallecida.
Lo que prueba que no es un problema sólo de las costumbres de un pueblo, sino de las prácticas de la clase política de Oaxaca que se dicen progresistas y democráticas como lo son los integrantes de la Coalición unidos por el desarrollo. integrada por el Partido Acción Nacional (PAN), Partido de la Revolución Democrática (PRD) y por el Partido del Trabajo (PT), que ganó la elección Pedro Ruíz González quedando en el segundo lugar y como sindica a Elizabeth Sánchez González.
Sin embargo, desde el inicio del proceso electoral intentaron remover del cargo que debía ocupar Sánchez González ya que falsificaron su firma para pasarla a la quinta posición, pero la maniobra fue frenada por misma interesada quedando la planilla como estaba por razones de cubrir la cuota de género, que mandata que 40 por ciento de los cargos de elección popular sean ocupados por mujeres.
Fue así que en la primera sesión del cabildo del municipio de Tlacolula, celebrada el 1 de enero del presente año en una maniobra sin fundamento legal, bajaron de la segunda posición a Elizabeth Sánchez González y subieron a Heliodoro Morales Mendoza del (PRD) que se encontraba en la quinta posició, todo por acuerdo del cabildo en pleno, así es como se las gastan el PRD en Oaxaca, también él PT y el PAN.
En este hecho vergonzoso también están implicados no solo los dirigentes del PRD de Tlacolula y del estado, sino también los integrantes del Frente Amplio de Lucha Popular FALP, cuyo miembro destacado es el diputado Jesús López Rodríguez, presidente de la Junta directiva 62 legislatura del estado.
La situación de marginación de la mujer se refleja en que en Oaxaca en 95 municipios de los 570 que lo conforman, las mujeres no tienen derecho de votar y ser votadas según información del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO).
Es estos 95 municipios 30 se ubican en el distrito de Ixtlán, tierra del Benemérito de las América Benito Juárez; 13 en Tlacolula de Matamoros; ocho en Teotitlán de Flores Magón e igual número en San Pedro y San Pablo Ayutla; así como seis en el distrito de Juxtlahuaca.
La participación de la mujer no sólo ésta garantizada por la Constitución de la República, sino también por el artículo 25 de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano del Estado de Oaxaca.
Pero no solo en Oaxaca se da el caso de Elizabeth Sánchez González en Tlacolula sino también hay hecho aún más lamentables como el que ocurrió el municipio indígena de San Francisco Ozolotepec, donde fueron encarceladas cinco mujeres, que tuvieron que pagar una multa de mil pesos cada una por el delito de haber votado por otra mujer a la alcaldía del pueblo, Jacinta Aragón.
El castigo fue impuesto por el presidente municipal Baltazar Martínez, que obligo a toda la población de la cabecera municipal a votar por su “gallo” Filiberto Gallardo, que ganó por una diferencia de 37 votos, ya que obtuvo 470 votos.
En tanto que Jacinta Aragón alcanzó 428 votas de los ciudadanos y ciudadanas de las agencias de San Juan Guivini y San José Ozolotepec y cinco de la mujeres de la cabecera municipal que tuvieron que ser castigadas, para no andar alborotando a la viejas y que con su rebeldía terminaran con años o cientos de años de sometimiento de a la autoridad masculina de las mujeres.
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