Fue un triunfo contundente, sin embargo…
Porfirio Santibáñez Orozco
LA NUEVA COMPOSICIÓN que van a tener los órganos de gobierno en el estado, permite afirmar que probablemente el día de la jornada electoral asistimos al alumbramiento de un régimen distinto al que teníamos hasta el domingo 4 de julio de 2010; esto es por lo menos lo que esperan ciudadanos y organizaciones que usaron su voto como herramienta para impulsar el cambio, la transición a la democracia.
Al elegir gobernador, 42 diputados locales y 152 presidentes municipales como lo hicieron, los oaxaqueños abrieron enormes posibilidades para un desarrollo distinto; el rumbo que éste tome va a depender de una serie de variables de alcance muy diferente que será importante analizar y valorar en el momento oportuno.
Por lo pronto, vale la pena destacar el hecho de que la votación recibida por la coalición triunfadora fue tan contundente que no dejó lugar a dudas acerca del rumbo que la mayoría quiere para el estado y contribuyó a evitar un conflicto postelectoral de proporciones incalculables.
El berrinche inicial y la amenaza correspondiente de los mandos medios priístas de reventar el proceso no pasaron a mayores, hay que reconocerlo, porque sus dirigentes estatales Ulises Ruiz Ortiz y Eviel Pérez Magaña lo pensaron dos veces antes de crear un conflicto postelectoral de graves consecuencias nacionales.
Luego de las pataletas de dos priístas fuera de si, Carlos Jiménez Macías y Adolfo Toledo Infanzón, que la tarde noche del 4 de julio parecían anunciar una tormenta, salió a la palestra, primero, el candidato perdedor reconociendo que las cifras no le favorecían; después apareció directamente el dirigente de todos, Ulises Ruiz, para reconocer la derrota de su candidato y de su partido pero anunció los pasos que dará, contra el gobierno federal, para tratar de revertir, desde las alturas, el triunfo de la coalición “Unidos por la Paz y el Progreso” CUPP. Abundaremos…