Por Roberto López Rosado*
Apenas el domingo pasado la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dio a conocer los resultados de su primer concurso de ingreso a la licenciatura para el ciclo 2015-2016. De los 128 mil 519 estudiantes que se presentaron al examen en febrero pasado, sólo 11 mil 490 van a poder estudiar.
Este dato es verdaderamente dramático porque sólo el 8.9 por ciento de quienes hicieron el examen van a poder acceder al estudio de alguna licenciatura. En unos meses más la UNAM realizará un segundo examen de selección. Para este año tendrán su pase directo aproximadamente 45 mil jóvenes que estudian en las preparatorias y los Centros de Ciencias y Humanidades, otros más, pero en menor número, podrán estudiar en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y algunos otros como el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Digo que es dramático porque el número de estudiantes y mujeres que debieran cursar una carrera a nivel universitario es muy alto y estas instituciones no tienen la capacidad para dar respuesta a las aspiraciones de las y los jóvenes.
Lo mismo sucede en cada una de las entidades del país donde se repiten situaciones similares: miles de jóvenes no pueden ingresar las universidades y centros tecnológicos de sus estados. Un hecho es claro, cada año miles y miles de jóvenes en todo el país se quedan si la posibilidad de estudiar una carrera profesional.
Según el estudio “Retos Educativos” de la Secretaría de Educación Pública, “en México la falta de estrategias para mantener a niños y jóvenes en el sistema educativo no ha funcionado como debiera. De cada 100 alumnos que entran a primaria sólo 14 terminan la licenciatura, además de que existen 12 millones de personas de entre seis y 12 años que no asisten a la escuela”.
El estudio señala que entre la primaria y los estudios profesionales se “pierden” 86 por ciento de alumnos.La deserción se presenta de la siguiente forma: “de 100 alumnos que entran a primaria, 22 se quedan en el camino, pero en secundaria este número aumenta a 32; sin embargo, del 68 que sigue estudiando sólo egresa la mitad.
“En el ingreso a bachillerato desertan otros 10 y durante los estudios de preparatoria otros 16, de tal forma que de los 100 iniciales sólo 24 completan este nivel educativo. De éstos, 21 alumnos llegan a la universidad, pero sólo 14 la terminan”.
Insisto que es dramático ver estas cifras. La inmensa mayoría de estos alumnos que no ingresan o no terminan ya sea la primaria, secundaria, preparatoria o la licenciatura son jóvenes de escasos recursos, de familias pobres, cuyos padres simplemente no tienen para pagarles una escuela privada al nivel que sea.
Durante muchos años diferentes sectores como lo hicimos los y las diputadas del PRD es necesario destinar a la educación 8 por ciento del PIB. El Presupuesto de Egresos que envió el presidente Enrique Peña para este año en materia educativa, fue de tan sólo 3.82 por ciento del producto interno bruto (PIB), equivalente a 700 mil millones de pesos y aunque el Congreso de la Unión consideró suficiente incrementarlo en 4.39 por ciento, respecto del ejercicio 2014.
El gobierno federal ha anunciado que para el 2016 habrá un fuerte recorte al presupuesto que no descarto están incluidos los recursos que tienen que ver con la educación.
Es lamentable pues que cada año, miles y miles de jóvenes de todo el país se sumen a los llamados “ninis” que en México se calcula son más de 7.5 millones de personas.
Es una tristeza, una vergüenza que como país no podamos dar escuela ni oportunidad alguna de trabajo a las nuevas generaciones. El gobierno presume que las reformas estructurales traerían grandes beneficios pero los jóvenes no lo perciben. Las puertas de las escuelas se les cierran, las puertas del trabajo, también. Qué pena, que coraje.