Carlos Fazio, periodista uruguayo de investigación y exprofesor universitario, ha denunciado por meses el genocidio contra el pueblo palestino. Hace unos días, la embajada de Israel en México decidió responder, de forma capciosa, a su último artículo. La respuesta termina con una amenaza: “Como lectores de La Jornada, resuman el artículo en una palabra: cancelado”. Entrevistamos a Carlos sobre la agresión y la solidaridad que ha recibido.
P: ¿Cómo lees el mensaje?
Carlos: Cuando lo leí, vi que era un mensaje muy flojo desde el punto de vista de los argumentos, y me llamó la atención la última palabra “cancelado”, y lo entendí como una amenaza.
Mi primera reacción fue preguntarle a otro amigo. Se lo mandé, le dije que no sabía si responder. Me hablaron de La Jornada, la secretaria de la directora, para decirme que había una carta de la embajada y que me la mandaba por si yo quería responder.
“Esto es una amenaza”, pensé. A ella le contesté “voy a pensar si respondo hoy o mañana o no respondo”. Luego dije “bueno, sí, algo tengo que decir”. Traté de ver cómo podía responder con base en autores judíos, digamos, como los más conocidos, entre a los que acusan incluso de antisemitas, porque ese es el recurso que tienen. Cuando veo “cancelado” digo, “bueno, están empezando a eliminar”, y por eso juego en mi respuesta sin incluir la palabra eliminar con varias acepciones.
Entonces sí, lo entendí como una amenaza y mandé la carta. Al responder varias personas empezaron a enviarme cartas de solidaridad, muchas se comunicaron conmigo, algunas a nivel personal y otras me mandaron cosas que están circulando para juntar firmas por internet.
Un amigo me preguntó qué voy a hacer. ¿Y qué voy a hacer? Toda la vida me he dedicado a esto, parto de la base de una cuestión muy simple, ¿no? Si me quieren hacer algo, el Mossad lo puede hacer con las manos en los bolsillos, ¿no?, porque es un régimen genocida que toda la vida se ha dedicado a eliminar gente. Esto lo ha hecho en todo el mundo, no sólo en Medio Oriente. Lo ha hecho en Colombia, lo ha hecho aquí mismo, hace 30 años lo ha hecho en Centroamérica.
Frente a eso, lo única que me queda es seguir haciendo lo mismo.
P: Parece que las noticias sobre la amenaza que pesa sobre usted circulan o se quedan en un círculo estrecho…
Carlos: Bueno, se conoce por lo menos para los lectores de La Jornada. Pero quien empezó una campaña el día siguiente de que salió la carta en el periódico fue Resumen Latinoamericano, un medio en Argentina que circula en toda América Latina y también en España. Ellos amplificaron el tema y ahora hay una difusión.
Hoy, por ejemplo, me llegó solidaridad de la Federación Latinoamericana de Periodistas, que también tiene la sede en la Argentina y el vicepresidente está en Santo Domingo, República Dominicana. Me ha llegado un saludo de Cuba, de Kstiushka Blanco, que trabajaba en el equipo de Fidel. Y de otra gente de Uruguay mismo.
¿Cuál es el tema? No es la primera vez que yo escribo sobre esto. Cuando empezó el conflicto fue el 7 de octubre y ya para el 16 de octubre escribí una nota que dice “Netanyahu y el genocidio que viene”. El 30 de octubre planteo “EU/Israel: ¿ahora, Irán?”. Porque estaba viendo que justamente parte de la jugada de Israel y de Estados Unidos es desestabilizar el Medio Oriente y un objetivo.
Estas notas no están sólo en La Jornada, sino que salen también en Mate Amargo de Uruguay, en Rebelión de España, en el País Vasco, incluso Al Mayadeen me ha publicado alguno de estos artículos. No fue por la última nota que me amenazaron. Yo justamente cuido de asentar lo que afirmo con base en datos confiables y a la vez en resoluciones. No es que yo diga que son genocidas, lo dicen varias resoluciones en la ONU. Me baso en las propias cartas de las Naciones Unidas, en distintas resoluciones de la Asamblea General.
Yo vengo de la Maestría de Derechos Humanos en la UACM o y de la UNAM. Estuve en la Comisión Nacional de Derechos Humanos. No es que soy un loquito que incursionó en estos temas, toda la vida he hecho el seguimiento de lo que tiene que ver con las violaciones graves del ejército, de los ejércitos. No soy yo el que les dice fascistas, hay decenas de propios israelíes, o mejor dicho, de autores judíos que hablan de que ellos son los nuevos nazis.
P: ¿Tú pensabas que podía pasar algo así?
Carlos: No. En tiempo real yo he escrito contra el ejército mexicano en el gobierno de AMLO con el caso de Ayotzinapa. El último día del gobierno de López Obrador, que fue el 30 de septiembre, salió mi nota y lo que le planteo en el caso de Ayotzinapa es: “si usted quiere saber quién lo desapareció, pregúntelo a los generales, es obvio que ellos saben”.
Soy un periodista profesional. Lo hago porque siento que puedo hacerlo, porque tengo la posibilidad de hacerlo, porque tengo medios, porque tengo un oficio, porque tengo acceso a mucha información y la divulgo porque creo que es necesario que el público esté enterado de que hay otra versión. Frente a la maquinaria de guerra, de propaganda, de Israel, de Estados Unidos y Gran Bretaña, lo nuestro es una mosquita, pero se trata de romper el silencio, es decir, el sonido del silencio, que a veces la gente pregunta, ¿por qué pasan estas cosas?
Y con esto las redes sociales, ¿está peor ahora? La gente no está acostumbrada a leer, no está acostumbrada a buscar fuentes alternativas, entonces estamos en un momento muy especial. Hay que manejar información, tratar de difundir lo más que se puede. Hace 50 y tantos años que vengo haciendo esto, entonces así los riesgos son, hay situaciones en que están más agudos que en otras, pero siempre el riesgo está.
Me pegaron un balazo en 2006, me salvaron dos monedas. Mario Benedetti me llamó cuando estaba en el hospital y me dijo “te salvó el capitalismo”. La bala, una de 9 milímetros, pegó en dos monedas, y no me llegó a la femoral. Los riesgos sé que están en cualquier momento, pero yo no vivo pensando en eso. Si vivís así, no vivís.
P: ¿Piensas que esto es un señal de dificultad de Israel?
Carlos: La gente está viendo el genocidio en tiempo real, porque lo está viendo en su celular y lo está viendo en la televisión, como nunca antes. Esto se está dando en tiempo presente, es a ojo vista. No es que esta carta tenga que ver con que quieran parar el genocidio. Incluso pienso que aunque es un mensaje para mí, es también un mensaje implícito a La Jornada como medio. Creo que desde Tel Aviv, que es donde está la cancillería de Israel, mandan a las embajadas y ahora me tocó a mí. Pero no sólo a mí. Por ejemplo, también le tocó a un hombre, Norman Briski, un actor argentino muy conocido, que en su discurso cuando le entregaron el premio Martín Fierro dijo “Gaza jamás será vencido”.
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