Lizette Mendoza
OAXACA, Oax.- Los oaxaqueños cumplieron con su visita a los fieles difuntos. Desde la noche del 31 de octubre hasta la tarde de hoy, 2 de noviembre, los panteones capitalinos lucieron repletos.
Como cada año, miles de oaxaqueños acudieron a los camposantos a hacer la visita obligada a los lugares de eterno descanso de sus familiares.
Las celebraciones comenzaron la noche del 31 de octubre. Ese día, en los panteones General y San Miguel, fueron alumbrados los 2 mil 400 nichos, que conforman sus paredones.
Posteriormente, dieron paso al recorrido de las tumbas y a disfrutar de la verbena popular que se realizó a las afueras de este camposanto.
Esas acciones se repetían en los panteones de Xochimilco, Jardín y el Ex Marquesado, lugares en los que la presencia de las bandas de viento y los mariachis se hicieron presente.
Ya para el 1 de noviembre luego de la llegada de los “angelitos”, al mediodía arribaron las ánimas de los difuntos adultos.
Ante ello, los cuatro panteones más importantes de esta ciudad lucieron abarrotados.
El olor a flores se podía percibir desde las afueras, mientras que la alegría de las personas por recibir a los seres queridos que se les han adelantado invadía los pasillos de los camposantos.
Lo anterior ante la mirada atonía de los turistas y las luces de los flashes de las cámaras fotográficas, con las cuales no perdieron la oportunidad de capturar la emotividad de los oaxaqueños con la que celebran estas fechas.
Durante todo el domingo, el panteón recibió un gran número de personas; la multitud se incrementó cuando el sol comenzaba a ocultarse.
La tarde fue el momento en el que las puertas de esta tradición se abrieron para todos, con música, luz de veladoras, flores y un ambiente familiar.
Ya para las cuatro de la tarde, estos lugares de descanso para los que se nos adelantaron en el camino, fueron despidiendo poco a poco a sus visitantes ya que según la tradición es a esta hora cuando las ánimas tienen que regresar al “más allá”; por lo pronto, los oaxaqueños tendremos que esperar hasta el otro año para volver a convivir con ellos.
Xoxo y Atzompa se tiñen de naranja
De nueva cuenta, los panteones de Santa Cruz Xoxocotlán y Santa María Atzompa fueron escenarios de las tradicionales veladas de los difuntos.
Con luces y flores de cempasúchil los pobladores alumbraron el camino de sus muertos para compartir un momento con música, comida y “buena vibra”.
Luces multicolores destellaron durante la fría noche del domingo y como cada año, cientos de turistas nacionales e internacionales se dieron cita en estos camposantos para admirar la solemnidad con la que sus habitantes veneran a sus difuntos.
Música, seres de ultratumba y deliciosos antojitos brillaron en la añeja velada que anualmente convoca a propios y turistas.
No podían faltar vendedores ambulantes que ofertaban sus productos, ni los curiosos que apresurados trataban de imprimir las placas de los altares, los tapetes y los adornos multicolores que engalanaron las tumbas de los muertitos.
Así, y al compás de mariachis y bandas de música, fue amenizada la estadía de vivos y muertos en estos camposantos, a las afueras de la ciudad.