* Piezas de su etapa formativa, de la experimentación con materiales y en las que plasmó su pensamiento político forman parte de la colección del recinto
* El público puede apreciar en la exposición permanente XX en el XXI: Campesinos, Retrato de María Asúnsolo bajando las escaleras, El rapto y Aurora de México, entre otras
Ciudad de México.- Las obras de David Alfaro Siqueiros que resguarda el Museo Nacional de Arte (Munal), del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), permiten conocer las diversas facetas del artista, desde su etapa formativa y la experimentación con materiales, hasta aquellas en las que plasmó su pensamiento político, explicó en entrevista David Caliz, curador en jefe del recinto.
Retratos, gráficas que hacen referencia al mural Muerte al invasor que pintó en Chile, una litografía sobre Zapata y piezas en las que Siqueiros experimentó con la piroxilina y la pintura automotiva son parte de las 15 obras que forman parte del acervo que resguarda el recinto perteneciente a la Red de Museos Inbal y que se exhiben en la exposición permanente XX en el XXI.
El también historiador detalló que la colección cuenta con “obras fundamentales dentro de la producción plástica que realizó Siqueiros en la década de los treinta del siglo pasado, como Madre proletaria (1931) y autorretratos. Sin embargo, destacó una pieza poco conocida por el público:
“Campesinos (1913) es una pieza que realizó el artista cuando tenía 17 años, es decir, durante su etapa formativa, en el momento en que era alumno de la Escuela de Pintura al Aire Libre, dirigida por Alfredo Ramos Martínez. Es una pieza que está firmada con su apellido paterno, “Alfaro”, y no como “Siqueiros”.
“En ella plasma las mejores enseñanzas de sus maestros, como Germán Gedovius y Saturnino Herrán. Si bien todavía no es el Siqueiros que conocemos, los personajes que plasma regresan a la estética de la reivindicación y la dignificación de los campesinos a principios del siglo XX, por todo lo que implicó en ese momento, pues ocurría la Revolución Mexicana”.
Detalló que la obra está realizada al pastel, la cual puede relacionarse con Niña con hortensias, de Ramos Martínez, por la calidad técnica y la composición, pero también revela la calidad del paisajismo mexicano y su importancia como forma de identidad.
Agregó que esta pieza ayuda a comprender su formación: “Es un Siqueiros muy joven, todavía no está politizado, ni es el de la experimentación plástica, sino un Siqueiros durante su etapa formativa, antes, incluso, de su viaje a Europa”.
El curador también destacó obras como Retrato de María Asúnsolo bajando las escaleras (1935): “Es una obra que habla sobre la relación, tanto laboral como sentimental, que mantuvo con la gestora cultural, pero en la que también se puede ver una perspectiva fantástica que se acerca al Desnudo bajando una escalera, de Marcel Duchamp, por lo cual muestra tanto una integración de las vanguardias como una visión personal sobre la retratada. Junto con esta obra, Retrato de María Asúnsolo niña (1935) nos permite ver dos facetas de la también galerista”.
Entre otras obras de Siqueiros en el Munal están El rapto (1936) y Aurora de México (1945), una alegoría sobre la expropiación petrolera y pieza referente en el uso de la piroxilina. La mayoría de estas obras pertenecen al acervo constitutivo de 1982, cuando se funda el recinto.
“Inclusive, hay algunas piezas que son hermanas y que resguarda el Inbal: Madre campesina, Madre proletaria y Accidente en la mina, la primera está en el Museo de Arte Moderno (MAM) y las otras dos en el Munal, las cuales, señala el investigador James Oles, son un tríptico sobre el proletariado y forman parte de su etapa politizada, cuando se encuentra en Taxco. Las tres, además, están realizadas en yute”.
Explicó que otras piezas fueron donadas por María Asúnsolo en 1995, junto con retratos que le hicieron artistas como Diego Rivera, Carlo Orozco Romero y Juan Soriano.
El curador invitó al público a visitar el recinto para que conozcan las facetas de Siqueiros, cuyas obras están en diálogo con Diego Rivera y José Clemente Orozco, tres hitos de la Escuela Mexicana de Pintura y del muralismo mexicano.