Por Libre Pensador
* Una Corte bajo sospecha: ¿mensajeros de Dios?
*Cuatro ministros votan bajo un manto divino contra el aborto
*El ministro Pardo, el personaje sobre el que recaen las sospechas de cartero de la divinidad
*El Obispo de Mexicali revela la trama del Vaticano y Los Pinos
*La Presidencia y la Corte lo niegan, pero el palo ya está dado
*Salvador Guerrero Chiprés, un oscuro personaje del periodismo, candidato a consejero del IFE
En 1923, Ernesto Filippi, el delegado enviado por el Vaticano, desafió a un Estado que buscaba limitar el enorme poder de la Iglesia Católica aplicando la Constitución. En franca provocación Filippi convocó a una reunión de culto público en el cerro del Cubilete y declaró “rey” de México a Cristo.
El gobierno lo expulsó del país pero fue el principio de un conflicto con la iglesia católica que llevó al levantamiento armado de grupos católicos contra el gobierno de Plutarco Elías Calles entre 1926 y 1928. Un conflicto estimulado por el Vaticano y por latifundistas afectados con la reforma agraria.
El Vaticano estaba irritado por el contenido de los artículos tercero, 24, 27 y 130 de la Constitución General de la República de 1917 que refrendaba el carácter laico y gratuito de la educación pública, la libertad de creencias, prohibía a la iglesia católica poseer inmuebles y marcaba claramente la separación entre los asuntos del Estado de los de la Iglesia.
En el gobierno de Carlos Salinas, entre 1988 y 1994, con las contra reformas constitucionales a esos mismos artículos, se reinstauró el poder político de la Iglesia Católica y sus fueros.
La guerra cristera manchó de sangre el centro del país y fue utilizada por los latifundistas para frenar los repartos de tierra. Cerca de noventa años después de esa fatalidad, otro cura mensajero del Vaticano asegura que una llamada bastó para que cuatro ministros de la Suprema Corte de la Nación impidieran declarar inconstitucional las reformas hechas por los congresos locales de Baja California y San Luis Potosí para penalizar el aborto.
La llamada revelada por el santo obispo de Mexicali provocó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la Presidencia de la República negaran que tal llamada existiera, pero el golpe ya había sido dado a la credibilidad de nuestro máximo órgano de justicia que por un voto tuvo aprueba las reformas clericales de los congresos de esos estados y de la mochilería legislativa que castiga a las mujeres por decidir sobre su cuerpo y su vida.
El Vaticano niega también que esa llamada existiera. Según el vocero Federico Lombardi, la divina llamada nunca existió de parte del papa Benedicto XVI a México con el fin de influir en el debate de la Suprema Corte de la Nación. Según ese vocero católico la llamada “carece de fundamento”.
En una declaración originalmente difundida en el diario Crónica de Baja California y lanzada a nivel nacional por el Noticiero de Joaquín López Dóriga, el obispo de Mexicali, José Isidro Guerrero Macías, aseguró que una llamada cambió el rumbo de a votación en la Suprema Corte de la Nación de cuatro ministros a favor de las reformas.
La Corte requería de ocho votos para echar para atrás esas reformas que ponen en peligro la vida de las mujeres y su libertad personal que por diversas causas sociales acuden al aborto.
El obispo de Mexicali, muy candoroso y risueño, confesó a reporteros de la Crónica que el miércoles estaban a punto de perder el debate, pero que una llamada modificó la votación.
El Vaticano insistió en negar que la llamada existiera ni oralmente ni por escrito. El Consejo Episcopal Mexicano, la cúpula bendita de los curas mexicanos, también se apresuró a negar la llamada, porque según ese organismo el papa es “siempre respetuoso de la vida interna de las naciones”, lo cual resulta más sospechoso.
El Vaticano, desde 1917, nunca dejó de quitar el dedo sobre la Constitución hasta que después de los frecuentes viajes a México de Karol Wojtyla logró vencer al Congreso mexicano y de hecho propició cambios en la Constitución para reconocer la educación confesional desde primaria hasta las universidades, darle personalidad jurídica a su Iglesia y darle el derecho al voto a los curas y las monjas.
El delegado apostólico Pilippi, desde que llegó a México, en 1920, se declaró soldado de diosito y emprendió una campaña que terminó con miles de muertos de los soldados cristeros que al grito del “corazón de Jesús está conmigo” se alzaron en armas que les proporcionaron los terratenientes y las empresas petroleras que llevaban agua a su molino para impedir que la nación asumiera el control de los recursos del subsuelo.
Lavándose las manos, el Consejo Episcopal Mexicano trata de loco al obispo de Mexicali porque sus declaraciones “carecen de fundamento”. Se le zafó un tornillo. Otro que trató de demente al obispo José Isidro por sus santas revelaciones durante la bendición de las instalaciones de las Fiestas del Sol en Mexicali, fue el vocero de la Diócesis, otro santo varón, padre Yoshio, quien dijo el obispo “no se expresó correctamente”.
El vocero divino de la Diócesis trató de interpretar con otro dislate al obispo Guerrero. “No había sido una llamada telefónica, sino el apoyo de carácter diplomático de la Santa Sede, lo que dijo el Obispo no era la idea, simplemente lo que quiso decir, era que se tenía el apoyo incondicional del Papa para los temas en pro de la vida…”
La Corte se apresuró velozmente a desmentir a ese santo varón de la comunicación celestial antes de que terminara el noticiero de López Dóriga del miércoles 28 de noviembre. Su negativa fue “categórica”, pero el daño ya estaba hecho al poner en duda la credibilidad de los cuatro ministros que votaron con la cruz en sus manos.
Las relaciones entre el Estado mexicano y la Iglesia nunca han estado como ahora en la cúspide celestial. Desde Vicente Fox nos gobierna una corte de mochilas.
Según la Corte sus decisiones de apegaron a la norma jurídica, pero el hecho es que en la calle, frente a la sede de la Corte un grupo de damas decentes y de la caridad de Provida, que fundó el señor de las tangas, Jorge Serrano Limón, uno de los órganos de choque de las organizaciones católicas, llegaron a la exasperación y a la agresión a las mujeres que apelaban a la defensa de la causas de las mujeres y su derecho a decidir libremente la concepción.
La fotografía de La Jornada de una monja, de esas que han sido iluminadas por la divina providencia, arrebatándole sus pancartas a otra que iba vestida de monja, advierte de la violencia de que son capaces las que “defienden el derecho a la vida”, igualito como lo hace el gobierno de Calderón con las víctimas de los daños colaterales de la guerra a los narcos.
El Obispo no supo decir a quien llamo el santo Benedicto pero que la llamada se hizo para conservar las reformas en Baja California, se hizo. “Querían aprobar el aborto a los nueve meses y el papa participó, los gobernadores y hasta el presidente participaron en esta ley a favor de la vida”.
Otro que desmintió fue la llamada fue Presidencia de la República, pero lo que nunca se ha dicho es que el papa Benedicto, dada su naturaleza de santidad, tiene otros canales de comunicación, las redes celestiales para comunicarse con el mundo terrenal.
La Corte insistió en que los ministros resolvieron “sólo guiados por criterios jurídicos”, mientras ese vendido hombre que lleva la túnica sagrada del obispado de Mexicali fue reiterativo en que Baja California no sólo es pionero en política, sino es pionero en la vida y en la familia…
Y vamos por más”, aseguró el obispo. ¡Más¡ Ya tienen todo: un presidente, cuatro ministros de la corte, un partido político, universidades, derecho al voto, personalidad jurídica, senadores y diputados, gobernadores…
Una fotografía en La Jornada advierte de los riesgos de regresar a la guerra cristera, a un enfrentamiento entre lo que queda del Estado laico y El Vaticano en un pleito similar del delegado Pilippi que en 1924 desató la cruenta guerra cristera que sirvió a los latifundistas para lanzar a sus campesinos a una guerra y por otra para oponerse a la Constitución de 1917.
Un ministro bajo sospecha
Jorge Mario Pardo Rebolledo, el más reciente ministro, propuesto por el presidente Calderón, llegó por obra del espíritu santo a la Corte, por la desafortunada muerte del ministro José de Jesús Gudiño Pelayo, ocurrido en septiembre de 2010.
La votación alcanzada en marzo pasado por el ahora ministro Pardo en el Senado fue mayoritaria, 97 votos de los 114 senadores presentes en la sesión de marzo pasado. PRI, PAN y PRD votaron por su candidatura. Pardo, en su discurso, expuso que era “necesario incrementar la confianza de la sociedad en la labor de los jueces, pues se ha abierto una brecha profunda”.
Abogado de la Escuela Libre de Derecho, Jorge Mario Pardo Rebolledo, juró y perjuró ajustar su actividad a la norma jurídica. Pardo, quien había sido magistrado del Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito. Maestro en Derecho de Amparo y un doctorado en Ciencias Penales, daba confianza por su enérgico discurso ante los senadores.
Geraldina González de la Vega en el diario digital sin embargo.com.mx, en su edición del 14 de febrero de 20111 mencionó la trayectoria de ese ministro, quien demás de tener una carrera de 27 años en el Poder Judicial, se preguntaba: ¿qué más sabemos sobre el Ministro Pardo?
Lo que más llamó la atención de Geraldine es que en su currícula solamente se mencione tan sólo una publicación suya, y ¡de 1999!: “Carrera Judicial en México: Balance y Perspectivas de la Reforma Judicial de Diciembre de 1994.” “Ello implica que el ahora Ministro Pardo no escribe”, señaló González Vega.
En su discurso Pardo hizo una apología de las virtudes de un juzgador: la responsabilidad, honestidad, honorabilidad, excelencia, entre otras y las características necesarias para una legítima impartición de la justicia: objetividad, autonomía e independencia. Igualmente llamó la atención sobre la importancia de la capacitación y profesionalización, de la importancia de la constante superación profesional del juzgador. A todo ello, dijo, debe contribuir la Suprema Corte.
A nadie sorprendió en el Senado que el ahora ministro Pardo hablara de sus cualidades personales, de su carrera profesional, de sus ascensos desde abajo pero sobre todo negó rotundamente sostener alguna relación política, o haber resuelto algún asunto por consigna.
Su discurso lo concluyó con una arenga: “Mi único compromiso es con la justicia, mi único vínculo es con la Constitución, y mi único objetivo es servir a mi patria.”
Su voto a favor de las reformas que penalizan el aborto en Baja California y San Luis Potosí se llenó de sospechas después de las delaciones del obispo de Mexicali hechas tras bendecir las fiestas convocadas por otro santo varón, el alcalde priista Francisco Pérez Tejada Padillas.
El debate de la Corte sobre las reformas en Baja California y San Luis Potosí se empezaron a ensuciar cuando el subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la SG, Felipe Zamora, mandó una carta a la Corte publicada por El Universal, en la que en su papel de ciudadano y “servidor público” (otro caso para la araña y de esquizofrenia) apoyaba las reformas en esos estados.
En el mismo tono festivo del obispo de Mexicali, otro santo varón de la Iglesia Católica, el cardenal Norberto Rivera se llenó de júbilo por la decisión de la Corte de avalar las reformas antiabortistas. Elogió “la firmeza argumentativa de los cuatro ministros” que se pronunciaron en contra del proyecto de sentencia promovido por Fernando Franco que las juzgaba de inconstitucionales.
Fue este ministro quien dejó sin los ocho votos a la Corte para descalificar esas reformas. Pardo se unió a los otros ministros Margarita Luna Ramos, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y Sergio Aguirre, cuyo perfil conservador y de orientaciones morales es conocido en la Suprema Corte de la Nación.
El ministro Fernando Franco que hizo la propuesta de la inconstitucionalidad fue duramente juzgado por una plebe de mujeres enviada por el señor de las tangas. Lo llamaban el “ministro de la muerte”.
El voto de Pardo nos lleva inevitablemente a la balcanización del país, las reformas de los Estados de Baja California y San Luis Potosí y advierten de signos separatistas, en un país que tiene encima una sucesión presidencial del 2012 con un PAN y un presidente Calderón empeñados en no dejar el poder por todas las consecuencias que se les vendrán encima partir del primero de diciembre de 2012.
Crueles asesinatos de periodistas
La situación de los periodistas se ensombrece más con el asesinato vil de María Elizabeth Macías Castro, jefa de redacción del diario Primera Hora de Nuevo Laredo. Su cuerpo fue decapitado lo que nos habla del horror y horas siniestras que vive el siempre dividido gremio periodístico del país. Es otra periodista asesinada, cuatro en menos de cuatro meses. Las otras han sido Yolanda Ordaz de la Cruz, Rocío González Trápaga y Marcela Yarce Viveros.
No sabemos más que el hecho de que murieron cruelmente. La Procuraduría del DF ha contribuido a enrarecer los casos de Rocío González Trápaga y Marcela Yarce Viveros al difundir distintas versiones sobre el origen y causas de los dos crímenes.
La burla. Un oscuro personaje salido de las filas del periodismo ha sido propuesto por el PRD candidato a ocupar uno de las tres vacantes de consejeros en el Instituto Federal Electoral.
Se trata de Salvador Guerrero Chiprés, quien ha ocultado su turbio y negro pasado. Durante su paso como presidente de una desaparecida organización Fraternidad de Reporteros, apadrinó a una asamblea ilegal que acabó con la cooperativa Publicaciones Mexicanas S.C.L. editora del periódico El Día.
La asamblea de supuestos socios de esa cooperativa calificada de ilegal por el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal en 2004 se realizó el 21 de noviembre de 1998. No obstante la flagrante ilegalidad de la asamblea, Guerrero Chiprés la protegió y avaló; su entonces secretario de la Fraternidad, José Reyes, fue quien ejecutó el golpe y Guerrero Chiprés fue el brazo intelectual que terminó con la vida de la cooperativa editora de ese diario.
El ahora miembro del Instituto de Acceso a la Información Pública del gobierno de Marcelo Ebrard, le hizo el favor a quienes en el gobierno de Zedillo y del resentido expriista Cuauhtémoc Cárdenas querían liquidar ese diario, después de la extinción de El Nacional. El secuestro de El Día encabezado por Guerrero Chiprés dejó en el desempleo a 40 trabajadores de esa sociedad.
Sus directivos fueron juzgados y expulsados en ausencia por un grupo de miembros de la Fraternidad de Reporteros que usó esquiroles para inflar el quórum.
Guerrero Chiprés sepultó a El Día y a la Fraternidad de Reporteros. Vaya con su historial de transparente vocación ¡democrática!