Por Libre Pensador
Witchhunt, cacería de brujas, fue la palabra que utilizó el reportero Richard Marosi en su nota aparecida el domingo 5 de junio en la edición de Los Angeles Times, sobre la detención del empresario priista, Jorge Hank Rhon, jefe de la rica dinastía fundada por su padre Carlos Hank González, que forma parte del mítico grupo Atlacomulco, que ahora con Enrique Peña Nieto a la cabeza está dispuesto a recuperar Los Pinos para el PRI.
La aprehensión del excéntrico Jorge Hank por miembros del Ejército mexicano – ya detenido en 1995 por intentar introducir pieles exóticas- quien fue ya presidente municipal de Tijuana con las siglas del PRI y fuerte aspirante a la gubernatura de Baja California, fue un golpe de Felipe Calderón a la quijada Enrique Peña Nieto y sus aspiraciones presidenciales.
En política no hay coincidencias ni improvisaciones, tampoco casualidades. Cuarenta y ocho horas antes de la detención de Hank Rhon El Universal tituló una de sus notas: Crece en el PRI nerviosismo por presuntas indagatorias. Era una cabeza editorializada sin justificación en el contenido de la nota.
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Incluía declaraciones del senador Manlio Fabio Beltrones y del presidente del PRI, Humberto Moreira. Beltrones, advertía “al gobierno federal que la detención de algún ex gobernador priísta con fines electorales afectará la estabilidad de México”, en tanto que Moreira adelantaba que “no se puede imponer ni practicar la política del terror”.
Cuarenta y ocho horas antes, durante un acto organizado para celebrar la promulgación de las reformas constitucionales en materia de Amparo, el presidente Calderón lo calificaba “como el más importante y poderoso cambio legal en décadas en México, para una mayor ampliación de derechos de las personas, evita la impunidad y rompe con viejos principios que impedían una eficaz aplicación de la justicia”.
También 48 horas antes, otro empresario identificado con el PRI, otro Carlos Slim fue atajado con otra medida de fuerza al negarle todo acceso al mercado de la televisión e imponerle una multa de 91.5 millones de pesos. ¿Casualidades en la víspera del 2012?
[caption id="attachment_19653" align="aligncenter" width="117" caption="Carlos Slim"][/caption]
Sin embargo, lo curioso, extraño o usted puede pensar lo que quiera, es que mientras el jueves 2 de junio se hacía apología de las reformas en materia de amparo para proteger a víctimas de posibles atropellos de la autoridad, 48 horas después Óscar Téllez Ulló, abogado de Hank Rhon, se quejaba del agente del Ministerio Público federal que se negó a recibir y acatar el amparo que concedió al empresario priista el Juzgado Octavo de Distrito que la actuaria Adriana Ruvalcaba le presentó al filo de las 13 horas.
¡Extraño, paradójico, extraterrestre! El caso es 48 horas antes, acompañando al presidente Calderón en el estrado de ese evento se encontraba un senador que se curaba en salud o se vacunaba, o bien ya estaba amansado como se quiera ver, frente a posibles persecuciones del Estado. Era Beltrones.
A lo mejor ya olía algo. El senador sonorense elogiaba, con las diferencias legítimas entre el Congreso y el Poder Ejecutivo, la estrategia de combate al crimen organizado. Pocos medios reprodujeron las palabras del senador, apenas un canal de televisión.
Algunos de nuestros comentaristas han sido precavidos al tratar el caso Hank Rhon, sobre todo de medios vinculados o con buenas relaciones con el gobierno actual. Pascal Beltrán del Río en Excélsior, y Jorge Zepeda Paterson, en El Universal, criticaron con pinzas la acción del gobierno por si llegara a darse el caso de ser otro frustrado michoacanazo.
Pero es inevitable, aunque sea la figura de un hombre que ha hecho gala en exceso de su prepotencia con el poder político y económico que acumuló su padre, el profesor Carlos Han González, que ambos comentaristas coincidan en suponer la posible debilidad de las pruebas contra quien se presume aún el autor del asesinato del llamado Héctor el Gato Félix, un editorialista del periódico Zeta, fundado por Jesús Blanco Ornelas, crimen que nunca le fue comprobado.
El reportero de Los Angeles Times, Richard Marosi, calculó su fortuna en un “billion”. No precisa en su nota si se trata de dólares o maltrechos pesos mexicanos.
La detención de Hank Rhon por supuestas violaciones a la Ley Federal de Armas y Explosivos por medio centenar de tropas especiales del Ejército en Tijuana se dio en su recámara, cuando dormía, horas después en su periplo de paz con justicia a Ciudad Juárez, el poeta Javier Sicilia- esta si puede ser obra de la casualidad- advertía precisamente en Toluca que “bajo la lógica actual, se construye un Estado autoritario y militarizado, el cual desplaza a los ciudadanos, que difícilmente podrá controlar la criminalidad, “pues si los delincuentes están haciendo lo que hacen afuera es porque los criminales están adentro, porque los políticos están al servicio de sus intereses y no al servicio de los ciudadanos”.
El uso del Ejército en la detención de Hank Rhon en un estilo similar al de las tropas de asalto hondureñas cuando en calzones sacaron de su recámara al presidente José Manuel Zelaya y lo arrojaron a Costa Rica para consumar un golpe de Estado en el 2009, tiene sus graves y perturbadoras implicaciones, entre éstas: una llamada “anónima” que denunció a hombres armados, una irrupción de los verdes sin orden de cateo en una casa a las 3:30 de la madrugada, una detención in situ de un presunto culpable, en este caso hijo de uno de los prominentes fundadores del Grupo Atlacomulco; todo ello a un mes de las elecciones del Estado de México con un candidato panista cuya campaña no levanta y un presidente ansioso por prolongar el poder, justo en la víspera de una elección presidencial casi ganada por el PRI en el 2012 , nos hablan de una violencia del Estado usada como arma política.
Aunque Emilio Gamboa es de los priistas sin credibilidad- hay que atisbar de dónde viene su fortuna personal, sobre todo su paso por el Seguro Social y la SCT- sus declaraciones en San Luis Potosí respecto a que ve una embestida contra el PRI en su camino hacia el 2012 no están del todo equivocadas.
El mismo Moreira dijo que su partido no permitirá ni una cacería de brujas ni intimidaciones.
Pero se trata de una cacería de brujas; más aún: es una guerra política por más don Francisco Rojas del PRI intente suavizarla en la Cámara de Diputados aprobando eventualmente su fracción la iniciativa laboral.
El gobierno del presidente Calderón, como ya lo advertíamos semanas antes, no está dispuesto a dejar el poder al PRI y mucho menos al PRD.
El gobierno del PAN se ha allegado todos los recursos: Iglesia Católica, empresarios, medios de comunicación y ahora a nuestras Fuerzas Armadas, a las que tanto costó sacarlas de la política durante el gobierno de Ávila Camacho y que Calderón desde el inicio de su sexenio ha metido en el caldero del diablo, el de las ambiciones de poder, porque de otra forma cómo explicar la entrevista del almirante secretario Mariano Francisco Saynez Mendoza, con ese periodista que no nació ayer, Joaquín López Dóriga, en Televisa, la noche del el primero de junio, para advertir que las autoridades civiles fueron rebasados por la delincuencia y justificar así la presencia de los marinos muy distantes de las costas, donde se encuentran sus verdaderas responsabilidades asignadas.
Un discurso si bien trillado no hay que pasar de vista por su recurrencia. El almirante secretario insistía en que nuestras fuerzas armadas regresarán a sus cuarteles pero cuando existan policías capaces y eficientes. ¿Saben cuándo? Pues ese día.
¿Será que a falta de candidatos en el PAN- candidatos grises, les dice Jorge Ramos- Calderón piense y estimule a uno de sus dos secretarios de las Fuerzas Armadas para el próximo 2012? ¿Porqué no? A estas alturas del partido, los titulares de la Defensa y de la Marina han sido los más eficientes y leales al Poder Ejecutivo.
No soy el único que lo piensa. Joaquín que es muy zorro, lo huele, pero no lo dice, es muy medido, y Emilio Azcárraga cometería una pifia si se trae a Jorge Ramos de Univisión a dirigir los noticiarios de Televisa por el desgaste de Joaquín y de
Jorge Ramos, ahora que anda como chivo en cristalería con su libro de Los Presidenciables, sería algo así como el Carmen Aristegui de Televisa, con todo respeto para Carmen. Pero Jorge, a pesar el extendido rumor de sustituir a Joaquín o a Carlos no come ansias y menos clavos. Aquí sería su borrón y quién sabe si pueda abrir una cuenta nueva.
La guerra es política
Si la estrategia de Calderón para el 2012 es la de Clausewitz, uno de los cerebros del ejército prusiano de la unidad alemana en el siglo XIX, su guerra contra la delincuencia organizada y el narcotráfico es política, si no porque tanta alharaca y la ultrarrepetida versión – como lo recomendaba Reagan en materia de comunicación política- de aludir al PRI y mezclarlo con el narco y a su pasado de corrupción e impunidad.
Clausewitz sostenía que la sorprendente trinidad de la guerra es la conjunción de la violencia, de la inteligencia y de la voluntad política.
Cualquier semejanza o parecido con la estrategia en su guerra al crimen de nuestro mandatario es puritita, pero puritita casualidad, como decía Clavillazo.
Ha quedado claro que el presidente Calderón divide y vence. Lo hizo en el 2006 y entonces: ¿porqué no estaría hoy dispuesto a repetir una estrategia que le fue eficaz? Vencer al PRI en primera instancia desde ahora con el uso político de sembrar la Ley en las recámaras de los priistas bajo sospecha de enriquecimientos inexplicables.
Y son un buen número los que en ese partido han lucrado con el poder público, que están en el PRI y que estuvieron. ¿O qué, acaso las casas en Coronado o los departamentos en Miami son gratis? Han seguido al pie de la letra aquella frase bíblica atribuida al patriarca de Atlacomulco, el profesor Carlos Hank González, padre de Jorge Hank Rhon: un político sin dinero es un pobre político.
Decía Clausewitz: La guerra es la continuación de la política por otros medios. ¿O no?
Y tiene razón Carlos Aguiar Retes, presidente de la CEM. Es cierto que uno de los primeros anuncios que Calderón hizo en ese turbulento diciembre de 2006 fue que empezaría la guerra. La inició en marzo de 2007 en Michoacán, aunque el lema fuera el de los antiguos falangistas españoles de ¡Viva la muerte! que ahora suscribe el propio Episcopado cuando dice que era “indispensable” el costo de sangre, en pocas palabras, la muerte para la represión.
O sea toda la fuerza de los aparatos del Estado, pero ahora no sólo en contra de los presuntos delincuentes organizados, ahora lo es contra los opositores, bajo cargos que deben ser plenamente sostenidos porque de otra forma para qué usar al Ejército en esta detención, cuál es el mensaje contra los opositores priistas, someterlos, amansarlos, colocarlos contra la pared, estén donde estén, debilitarlos antes del 2012 a pesar de haber apoyado el haiga sido como haiga sido. Desde el sabadazo de Tijuana, como Hamlet, no pocos en el PRI perdieron el sueño y hasta el habla.
En el PRD no tienen porque reírse de la tragedia priista. En el esquema de la política neoliberal de los Estados Unidos ni por asomo aceptarían en Washington otro Humala en su frontera sur.
¿Hasta dónde están dispuestas a llegar nuestras fuerzas armadas? Esa es la pregunta que ronda a una nación cada vez más sumida en el desconcierto y la incertidumbre.