Pájaros Alambreados / Los infiltrados

Alejandra de la Sota

Por Libre Pensador

*La CIA y la DEA, desde tiempo atrás en el país
*La sucesión presidencial en manos de la señora Clinton
*El PAN-Gobierno confía en el expediente del narcotráfico contra los priistas
* Cuauhtémoc decapitó al PRD
*Calderón ni siquiera movió un músculo durante el discurso del hijo del Tata
* Los perredistas hundidos en la confusión y en el cochinerismo, su nueva ideología
* La tragedia de un periódico y su cooperativa

Los rostros demacrados de la canciller Patricia Espinoza y de la vocera de Los Pinos, Alejandra de la Sota, al admitir la manga ancha con la que operan en el país los agentes de la DEA sólo confirma hasta dónde tienen metidas las manos en México y el papel decisivo que el gobierno del señor Barack Obama y la señora Hilary Clinton tendrán en el futuro inmediato de la sociedad mexicana o sea, para no andarse con medias tintas ni hacer periodismo de ficción, la sucesión presidencial.

Si el PRI de Enrique Peña Nieto o Manlio Fabio Beltrones pretenden ganar las elecciones de julio próximo, no hay de otra, su mirada tiene que estar bien opuesta en las oficinas del Departamento de Estado de la señora Hilary Clinton quien dice que se enteró de la operación de introducción de armas a los narcotraficantes mexicanos llamada “rápido y furioso”-por la que han muerto 200 mexicanos- por medio de “los periódicos”.

¿Usted le cree a esa señora tan humilde y sencilla que pasó en México su noche de miel con su fiel marido?

Sobre todo porque la señora Clinton, quien resultó más furiosa que George Bush hijo, ha dicho que solamente “sobre su cadáver” ganará el PRI en las elecciones del 2012.

No es nueva la injerencia clandestina de los Estados Unidos en México en los asuntos mexicanos, pero nunca se había dado con tanto descaro y la “intensidad” como se da en el gobierno de Calderón, como lo refiere la joven De la Sota después de que el periódico New York Times reveló la magnitud de la asistencia y el intercambio con los aparatos de seguridad del Estado mexicano que se han convertido en simples empleados de los agentes norteamericanos, como lo fueron en su tiempo los funcionarios del gobierno de Viet-Nam del sur y los militares en Chile para el golpe militar de 1973 contra Allende, por poner dos ejemplos.

De no ser por las revelaciones del diario norteamericano, hasta ahora seguiríamos chupándonos el dedo con esa falsa creencia de que nuestros vecinos más que socios y aliados, son nuestros ¡Más grandes amigos!

En Washington se han decidido muchos de los asuntos mexicanos, pero desde el sexenio de Vicente Fox, como lo reconoció la joven De la Sota, no habían adquirido ese grado de “intensidad”, según le dijo a Elizabeth Velasco, reportera de La Jornada, la funcionaria del gobierno federal.

Dos presidentes mexicanos se han fajado contra los intervencionismos norteamericanos, Venustiano Carranza en 1919 contra las insolentes presiones de las empresas petroleras extranjeras y Lázaro Cárdenas cuando ya siendo expresidente en el gobierno de Manuel Ávila Camacho solicitó hacerse cargo de las operaciones militares en Baja California para evitar que un general de las barras y las estrellas fuere el mandamás en ese estado mexicano durante la Segunda Guerra Mundial so pretexto de una supuesta invasión japonesa por nuestras costas.

Efectivamente como dice con tal desenfado la canciller Espinoza el tema de la DEA en territorio nacional no es nuevo, “ha venido ocurriendo desde hace mucho tiempo”. Esta presencia ha ido más allá de los gobiernos del PAN. Joel R. Poinsett fue el primero en llegar entre 1822 y 1823. En realidad sus principales agentes lo han sido sus enviados diplomáticos investidos de embajadores, pero también han operado con diferentes disfraces, de misioneros de iglesias, historiadores, de periodistas, comerciantes y han logrado infiltrarse en los aparatos de gobierno y de seguridad del Estado, universidades y hasta en los propios medios de comunicación del país han tenido sus contactos.

El diplomático mexicano Humberto Carrillo Colón fue uno de esos agentes mexicanos al servicio de la CIA. Estaba acreditado en 1969 en la embajada de México en La Habana. Los servicios de seguridad cubanos lo detectaron y su gobierno lo reveló al entonces embajador Miguel Cobián Pérez, al canciller Antonio Carrillo Flores y al presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Según el gobierno mexicano Carrillo Colón nunca se dio color de que este honorable servidor público sirviera a la agencia de espionaje de los Estados Unidos. José Humberto Carrillo Colón, su nombre completo, era nada más y nada menos que el consejero y agregado de prensa de la embajada mexicana en Cuba. Cobián Pérez no daba crédito a la denuncia cubana sobre que uno de sus funcionarios fuera agente de la Central de Inteligencia de los Estados Unidos. El grado de movilidad de Carrillo Colón y de confianza de la que gozaba se sostenía en que era sobrino del canciller mexicano.

Embajada de México en Cuba

El agente mexicano de la CIA estaba encargado de dar informes del gobierno cubano, de los periodistas mexicanos que viajaban a la isla, de posibles reclutas cubanos para la CIA y usaba la valija diplomática para sus correos. De acuerdo con los reportes cubanos, Carrillo Colón se carteaba con la CIA a través de claves y usaban emisiones radiales de canciones mexicanas como Cielito lindo y La paloma. Las instrucciones le llegaban a través de Cielito lindo y si no las habían le tocaban La Paloma. Así se las gastaban los creativos de la CIA.

En alguno de sus mensajes, según consigna Gerardo Arreola, un viejo periodista mexicano, el sobrino del canciller llegó a solicitar a la CIA que le enviara su correspondencia a través de Joaquín Cisneros, el mismísimo secretario particular de Díaz Ordaz.

Manuel Buendía, el primer periodista asesinado en mayo de 1984 en la ciudad de México porque iba a denunciar a funcionarios coludidos con el narcotráfico, se ocupaba permanentemente del tema de la CIA y los aparatos de seguridad de Washington que operaban en el país. Se vestían de todo, de periodistas como Daniel James supuesto reportero Chicago Tribune, Los Angeles Times, Baltimore Sun y de la agencia UPI, o de misioneros del Instituto Lingüístico de Verano (ILV) quienes operaban en el sureste del país, que de acuerdo con el periodista contaban con el apoyo de “algunos funcionarios políticos, entre éstos, el senador Hugo B. Margáin, exembajador de México en Washington”. Margáin nunca lo desmintió.

Buendía no se quedaba corto, sabía que periodistas mexicanos se vinculaban con la CIA, servían de escuchas, como también trabajaban para la Federal de Seguridad.

Secretaría de Relaciones Exteriores de México,Patricia Espinoza

La señora Espinoza acepta que los agentes de la DEA “participan en varios esquemas de cooperación y su número y ubicación es un tema reservado por causas de seguridad”, cuyo número se desconoce. Raymundo Riva Palacio llegó a documentar más de 350 agentes de la DEA en el país. Riva Palacio sabe de lo que habla.

En febrero de 2008 el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) hizo público la información de que en el país operan 227 elementos encubiertos de la agencia antidrogas de Estados Unidos en 13 zonas de la República. Entre 2006 y 2008 llegaron 37 agentes de la DEA, todos ellos comisionados en un “Programa de Unidades de Protección Sensible”.

En esa fecha el ahora secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, por entonces consejero del IFAI, emitió un “voto particular” porque según él la revelación del número de agentes de la DEA que operan en México motivaría la solicitud de más información sobre la presencia de esos policías norteamericanos en territorio nacional desde los tiempos del PRI, información que se encuentra bajo reserva.

A pesar de que las señoras Espinoza y De la Sota insisten en que la presencia de los agentes de la DEA se ajustan a lineamientos, acuerdos, convenios bilaterales de “responsabilidad compartida” y tienen prohibido efectuar tareas reservadas a las autoridades mexicanas, es muy difícil creerles en sus bondadosas declaraciones.

En 1985, un agente de la DEA, Enrique Camarena, un mexicano nacido en Mexicali, fue secuestrado en Jalisco y asesinado en Michoacán junto con su piloto Alfredo Zavala Aguilar. El crimen se atribuyó a los narcotraficante Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca.

El asesinado desencadenó una tremenda embestida contra el país, se reveló la complicidad de personal de los servicios de inteligencia, entonces a cargo de la Dirección Federal de Seguridad, con el narcotráfico. Un año antes, ya el presidente Miguel de la Madrid había sido señalado, en mayo de 1984, de tener cuentas secretas por el columnista Jack Anderson, según la información que le había proporcionado la CIA y la DEA.

Manuel Buendia

El gobierno calificó de calumniosas las afirmaciones del columnista norteamericano. Lo extraño es que ese mismo mes de mayo Manuel Buendía fue asesinado a plena luz del día en la avenida Insurgentes a dos cuadras de Reforma. José Antonio Zorrilla, director de la DFS, y el agente Rafael Ávila Moro, fueron acusados y sentenciados por el crimen del autor de Red Privada que publicaba en Excélsior, un periódico del que decía el propio Buendía que cuando escribía “escupía para atrás”.

Camarena se había infiltrado en las bandas de narcotraficantes y había logrado obtener información sobre el rancho el Búfalo, en Chihuahua, donde Caro Quintero había sembrado a la vista de todos alrededor de mil hectáreas de marihuana.

Exactamente, como dice la señora Espinoza, el tema no es nuevo, por eso si el PRI piensa en ganar las elecciones presidenciales del 2012, la negociación no está en el IFE ni en Los Pinos, está en las oficinas de la señora Hilary Clinton, dado que el expediente del narcotráfico es el argumento que los panistas piensan es el más sólido para evitar que el partido fundado por Plutarco Elías Calles regrese a Los Pinos el 1 de diciembre de 2012.

Aumentan las suspicacias, que el PRI arrastre personajes turbios aún bajo sospecha de corrupción, fortunas inexplicables, lo que hace vulnerable a ese partido para la lupa de los agentes norteamericanos.

Si gana la candidatura presidencial alguno de los dos aspirantes Peña Nieto o Beltrones, tendrán que dar un mensaje fuerte hacia las oficinas de la señora Clinton en Washington, con un fuerte deslinde de cualquier sospecha, por mínima que sea, de nexo alguno con el crimen organizado que maneja el narcotráfico, el secuestro y la extorsión y darle una sacudida de más de ocho grados en la escala de Richter, un gran Tsunami político para deshacerse de sus cargas de rémoras y oportunistas que ya se sienten en las secretarías de Estado, organismos descentralizados haciendo de las mismas, como en los viejos tiempos.

Tienen razón las señoras Espinoza y De la Sota todo viene de atrás, pero eso no exime al régimen de los persignados, de los golpes de pecho de responsabilidades, porque no basta escupir hacia el pasado, mirar sus drenajes, los de hoy, los de la alternancia dice Sergio Aguayo, son más corruptos.

El problema es que no hay para dónde voltear, los electores sólo ven cochineros por todos lados en Coahuila, en Michoacán, en Nuevo León, en el Distrito Federal, unos son por excesos, otros por hacerse de la vista gorda, otros por incapacidad y abulia, otros porque se disputan los presupuestos públicos con los vulgares clientelismos secuestrando la voluntad de los ciudadanos con miserables despensas, limosnas disfrazadas de ayudas a la tercera edad y a mujeres abandonadas, y aún exigen la “reelección” de diputados y presidente municipales.

Delegado de Coyocán, Raúl Flores

¡Sálvanos señor de que en Coyoacán Raúl Flores busque la reelección o se postule el iluminado de Martí Batres! ¡Sálvanos señor de los redentores como Benito Mirón Lince que quiere ser legislador! ¡Sálvanos señor de los pillos de las tribus del PRD que se sienten los nuevos señores feudales del Distrito Federal mientras en el Bellinhausen se hartan hasta que se les congestionan las tripas!

No hay izquierda en México, es una caricatura burda del estalinismo, mezclada con las doctrinas de Pol Pot. A los jóvenes les venden la idea de comparar los empeños de Salvador Allende y su Unidad Popular para ganar la presidencia de Chile con la triste parodia llamada Partido de la Revolución Democrática y su sustituta Morena por la que se quiere reelegir Andrés Manuel López Obrador, porque como bien dijo un militante de ese partido “en México no hay reelección y el ya fue presidente legítimo”. ¿O no?

Cuauhtémoc decapitó a su partido, a su hijo menor, le cortó las manos y los brazos, todo para no ser escuchado en su discurso al recibir la Medalla Belisario Domínguez. Felipe Calderón lo vio pero no lo escuchó, sonría a costas del iluso discurso del líder moral que se ufanaba en hilar un discurso en contra de la militarización del país, mientras en su partido las discordias llegaron a la manos, a linchar a Marcelo Ebrard, ese hibrido personaje priista vestido de izquierda en ese enloquecido perredismo que mostró su rostro de hilachas y miserias internas en las frustradas urnas para elegir sus consejeros.

Recibe Cuauhtémoc Cárdenas la medalla Belisario Domínguez

Para atrás, ni para tomar vuelo, le dijo Felipe a Cuauhtémoc. Todos sus opositores de uno y otro lado le dicen que está equivocado, Cuauhtémoc, Beatriz Paredes, Francisco Labastida, Rosario Green, Beltrones, Peña Nieto, Sicilia, pero él sigue la misma línea, es la misma con la que ve solamente hacia el norte, hacia Washington. Ahí está el futuro de México, es su sueño, el mismo que vieron Miramón y Mejía hacia Europa. Ser entreguista y servil, como le dice Labastida, ni le perturba ni le incomoda. Es más probablemente se sienta a gusto.

Tampoco a López de Santa Anna, le movían el tapete y ni le quitaban el sueño ni dejaba de comer, él entregaba y entregaba el país hasta lo que dejó hecho trizas, despojado, descuartizado, mutilado, sin aire, sin cabeza, ni brazos ni pies.

La única que le dice: ¡Vamos Felipe, es ahora!, es la señora Wallace declaradamente panista. La historia está contigo, tu nombre tan largo “Felipe de Jesús Calderón Hinojosa” brillará en letras de oro en la Cámara de Diputados, iluminará al país, la nación estará agradecida, se volcarán las multitudes por las calles exigiendo tu regreso, serás declarado más que prócer, ilustrísimo benefactor de los mexicanos sin empleo, de los migrantes sin camino, de los niños huérfanos y viudas por las guerras del narcotráfico…

Un monumento nacional será levantado en tu honor en lugar de esa estela luminosa de Paseo de la Reforma y quedarán atrás como anécdota el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana, porque es ahora que el país tiene un líder moral, buen católico, amante de la vida, a quien la República completa le deberá devoción por siempre de los siempres. Ha dicho, para atrás ni para tomar vuelo. Así sea. Ya ves Javier, no habrá impunidad. Los diez mil desaparecidos serán historia…

El Día, la tragedia de un periódico y de una cooperativa

Desde el 21 de noviembre de 1998, los trabajadores de la Sociedad Cooperativa Publicaciones Mexicanas S.C.L viven una callada tragedia. Primero una asamblea ilegal y espuria organizada desde la extinta Fraternidad de Reporteros que encabezaba el distinguido y honorable consejero del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Distrito Federal, Salvador Guerrero Chiprés, y ejecutada por los corruptos seudoperiodistas José Reyes, Lorenzo Delfín y Cecilia García, para después saquearlo y dejarlo en la más completa ruina; dejaron de pagar impuestos, seguro social, proveedores y hasta los salarios y anticipos de los socios y trabajadores, cobraban las cuentas por fuera.

A Dolores Padierna le exigían que les pagara la nómina hasta que la lideresa del PRD se cansó tardíamente al darse cuenta que eran unos maleantes del periodismo. Cuando en 2004, el presidente del Consejo de Administración, Enrique Ramírez Cisneros quien había sido despojado de su cargo junto con los directivos del periódico, encabezados por José Luis Camacho López fueron reinstalados en sus cargos, el panorama era desolador, las instalaciones de Insurgentes Norte de 2010, frente al Metro Potrero, se caían a pedazos, se editaba un pasquín nauseabundo que sólo servía para que los reporteros y sus editores Lorenzo Delfín y Cecilia García cobraran sus chayos.

Se habían robado hasta las ollas de la cocina, vendido las camionetas, inutilizaron una encuadernadora Sheridan y una prensa plana Roland, saquearon el cubículo del artista Alberto Beltrán, destruyeron la biblioteca Ricardo Cortés Tamayo de cinco mil volúmenes especializada en ciencias sociales, los juicios laborales eran interminables, la sociedad cooperativa fundada en 1962 por Enrique Ramírez y Ramírez había sido víctima de un artero, bajuno y brutal atentado que le costó su muerte por los más obscuros, venales y arbitrarios dizque periodistas de la Fraternidad de Reporteros. Era un cadáver deambulando con las siglas de El Día con unos pocos ejemplares que se exhibían por los puestos de periódico, pero sin lectores.

Unión de Periodistas Democráticos

Los miembros de esa liquidada organización de periodistas le hicieron el favor a quienes les urgía acabar con periódicos nacidos en la ideología de la Revolución Mexicana. Lástima por Jorge Meléndez y Rogelio Hernández, antiguos miembros de la también desaparecida Unión de Periodistas Democráticos, que se fueron con la finta de acabar con un periódico del PRI. “Vamos a salvarlo”, dijo Rogelio. ¿De quién?

Hoy ese periódico sigue dando pena, es supuestamente propiedad de un empresario llamado Guillermo Escalante Nuño quien se ostenta como presidente del Consejo de Administración y director general de una empresa que lo edita como De nuevo El Día, tras estafar a un grupo de cooperativistas que creyeron que era un empresario honesto y que no hacía “negocios de saliva”. Escalante Nuño se dice muy amigo y hasta protegido del procurador Miguel Mancera Espinoza, del gobernador César Duarte y tener fuertes nexos con Enrique Peña Nieto.

Escalante Nuño, quien ni siquiera estuvo en la asamblea de 2007 en que presuntamente asumió su cargo, ofreció a los cooperativistas pagarles sus certificados de aportación, pagar las deudas con los asociados que aportaron diversas cantidades para la compra de la Scheridan y la Ronald, maquinaria con la cual en 1998 los entonces directivos legítimos planeaban darle a El Día un nuevo tipo de vida financiera con la impresión de libros de texto, al depender la empresa menos de la publicidad oficial y los reporteros de los chayos. La historia fue diferente, en la Fraternidad de Reporteros decidieron exterminar el periódico, alentados por sus alianzas con turbios personajes del gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas.

Nuño Escalante nunca ha cumplido, les adelanto unas miserias de pagos, se aprovechó de que el hambre agobiaba a la mayoría de ellos, sin empleo y sin cobrar percepciones en la empresa desde el año 2000.

Esta historia sale de nuevo a la palestra de los medios ahora que el hijo de este señor empresario con residencia en Bosques de las Lomas, el joven Guillermo Escalante Tinoco, estuvo involucrado en una balacera en Polanco.

Este junior ha resultado dueño de un flamante Lamborghini que cuesta hasta 300 mil dólares, mientras los trabajadores que confiaban en recuperar al menos sus años de trabajo a través de las liquidaciones de sus certificados de aportación esperan que cumpla.

Tres de ellos ya han muerto, dos de ellos eran Alfonso Martínez, quien fue asistente de Enrique Ramírez y Ramírez, y Manuel Hernández, velador del periódico.

Esta historia apenas es una parte de la canallada que se fraguó para acabar con El Día en 1998.

Miguel Ángel

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