Pájaros Alambreados / Los pequeños dioses en un país sin frenos

CI Aniversario de la Revolución Mexicana y homenaje a Francisco I. Madero

Por Libre Pensador

*La sucesión presidencial, como la Curva del Diablo
* Disfrazan las discordias y las guerras sucias
* Vacios discursos en el 101 aniversario de la Revolución Mexicana
*En el PRD como los establos de Augías
*A Daniel Sada no le llegó al derecho a la Salud, ni siquiera el Seguro Popular
*Premiados los intelectuales y artistas orgánicos
*¿Por quién doblarán las campanas en México después del triunfo de Rajoy?

La sucesión presidencial cargada de discordias maquilladas entre los pequeños dioses que aspiran a dormir en Los Pinos, está como en la Curva del Diablo donde trece humildes y empobrecidos eregrinos mueren cuando un autobús se queda sin frenos a 15 kilómetros del santuario del Señor de Chalma, en tanto las tiendas de autoservicio se colman de miles de incautos que creen del Buen Fin, en el milagro de las tarjetas de crédito y acuden presurosos y desesperados a comprar lo que sea, porque otro señor, el del Consumo, investido en el secretario de Economía que tiene apellido de marca de un automóvil deportivo, Ferrari, niega que se rinda culto a otro demonio, del sueño de opio, el del consumismo que pulveriza la economía popular.

Es la tragedia de una nación dramáticamente dual, sin brújula para su tren de aterrizaje, mareada con las ofertas de las tiendas de autoservicio y las hechas por los aspirantes a la Presidencia de la República, sin otra ideología que rendir culto al poder, el del dinero, porque habrán de gastar cada uno de ellos en sus precampañas y campañas cerca de 500 millones de pesos (495 millones 889 millones de pesos) entre el 18 de diciembre de 2011 y el 27 de junio del 2012, mientras los peregrinos muertos en su viaje a persignarse ante el señor de Chalma mueren con un pasaje de 500 pesos entre los fierros retorcidos de un viejo autobús modelo 1982, el año de la endemoniada devaluación del peso cuando otro Señor, el del mestizaje, José López Portillo, reencarnación de Quetzacóatl, hizo soñar a toda una nación con la premisa de que, con los descubrimientos petroleros, ya habíamos dejado de ser una república pobre y desventurada, amorosamente ricos, cuando todos eran nobles priistas de la República del país, de la misma familia del PRI, PRI, PRI: Cuauhtémoc, Andrés Manuel, Porfirio, Ifigenia, Arturo, Demetrio, Javier, Diódoro, Ricardo, Gabino, Enrique, Miguel Ángel…ex amorosamente priistas.

México de las promesas. Así nos traen mareados, intoxicados con ilusiones, cada seis años, con milagros de empleo, educación, salud, seguridad pública. No cumplen. Ahora otro Señor, el del empleo, Manuel López Obrador, quien regaña a Televisa y se disculpa amorosamente, dice ser capaz de imitar al presidente Franklin Delano Roosevelt, el único mandatario estadunidense electo en cuatro ocasiones, quien levanta a una nación descalabrada con el crack de 1929, con un plan masivo de empleo que se concretará con la industria armamentista y con el loco de Hitler.

El Señor de las Promesas, porque el viejo adagio dice que prometer no empobrece, propone consumar un New Deal para México con la creación de siete millones de empleos en cuatro meses para los llamados ninis que no estudian ni trabajan. Manuel Somoza, uno de los tiburones de la especulación financiera, ríe, ríe en Milenio TV.

Andrés Manuel López Obrador en Puebla

El Peje, en Puebla, dice que es el momento de recuperar los valores de la Revolución Mexicana, extinguir los monopolios y acabar con la corrupción, pero no mira a sus espaldas, a las rémoras que lo han postulado en el PRD, el PT y la ex Convergencia convertida de la noche a la mañana en movimiento ciudadano. ¿A quién engañan? Es la misma gata pero revolcada.

Es la utopía de una nación con una Revolución Mexicana enterrada y traicionada a fines del siglo XX por el PRI neoliberal, ahora venerada ahora por el panismo de Los Pinos en la figura de Francisco I. Madero. Con un débil discurso en el 101 aniversario del levantamiento armado de los hermanos Serdán en Puebla, el nuevo secretario de Gobernación, el doctor Alejandro Poiré, lector de Weber, pero sólo lector, intenta que con el culto al sacrificado Señor de la Democracia, Francisco I. Madero, imprimirle, darle su ideología a un partido sin historia que nació en las oficinas del Banco de Londres y México en 1939 para oponerse a la expropiación petrolera de Cárdenas, el grande.

Mala señal si Enrique Peña Nieto en Washington es custodiado por John Dimitri Negroponte, el halcón disfrazado de paloma; mala señal porque Negroponte fue el artífice del capítulo político del Tratado de Libre Comercio que propició el entierro de la Revolución Mexicana durante su encargo en México como embajador de los Estados Unidos y dar paso a la alternancia por la que llegó Vicente Fox. Mala señal que sea el aval del PRI para la Presidencia de la República el autor del affaire Irán-contras que derrumbó la joven Revolución Sandinista. El halcón Negroponte sabe cumplir con sus encargos, es el agente de la CIA mejor informado de lo que sucede en México. A su paso estuvo Vietnam, Chile, Honduras, México, Irak…

Enrique Peña Nieto ante miembros del Consejo de las Américas

Negroponte, ahora presidente de la Sociedad de las Américas y el Consejo de las Américas, presentó a Peña Nieto como “el hombre que ha sido capaz de convertir al Estado de México una entidad en el principal destino de la inversión directa de México y en una de las más importantes fuentes de creación de empleo en los últimos años”, según un reporte del corresponsal Jaime Hernández, de El Universal.

En los puentes largos está la clave del mareo colectivo de esa unidad “indeclinable” pero en abstracto, armonioso para todos los mexicanos por la que apela el ministro Juan Silva Meza, cuando se suceden tragedias en la Curva del Diablo y los fantasmas de los 50 mil muertos en la guerra del narcotráfico nublan la vida del país.

No es con premios como se calma o se adormece el cansancio de un país agotado de caminar sin segundo piso, donde una juventud desencantada no encuentra el ánimo de ver su futuro, no es con los premios a José Woldenberg, Jorge Ayala Blanco, Lorenzo Meyer, Luis Villoro, Vicente Rojo, Oscar Chávez, José Agustín, Jean Meyer, como se mitigará el dolor de las víctimas de la Curva del Diablo ni se pagarán las hipotecas de los tarjeteros que drogados por el Señor del Consumo fueron rehenes en las tiendas de autoservicio.

Daniel Sada

Al escritor Daniel Sada le llegó tarde el reconocimiento, murió por el desgano de un Estado incapaz de atenderle, proporcionarle el mínimo derecho a la salud que tanto pregona el gobierno del presidente Felipe Calderón con su “Seguro Popular”. Sada exigía, más que un premio nacional que sin chistar aceptan otros ilustres galardonados, acérrimos críticos del sistema que los vio nacer, otro derecho, el de la salud para salvarle la vida. No llegó el señor de la Salud a visitar a Daniel Sada, llegó otra señora, la de los Premios, Consuelo Saizar. Son los Premios por lo que sea, son los chayotazos que inauguró Obregón, los cañonazos que vencían a cualquier general hablador o insurrecto. Son los intelectuales orgánicos de los que se queja el innombrable, Carlos Salinas en sus memorias donde no deja títere con cabeza.

Un ingenuo locutor de Radio Educación se conduele de la muerte del escritor, orfebre de la palabra, artista de la literatura, pero no menciona que el Estado que premia a Sada en su lecho de agonía, lo abandonó. Su esposa lamenta que el escritor no se haya siquiera enterado, no sabemos si para reírse o para mentarles la madre. Para Sada el derecho a la salud fue letra muerta como lo fue en letra muerta la democracia para Madero hace ciento y un años.

Es delicado el momento del país, dice el presidente del Senado, el panista José González Morfín, con el mismo discurso hueco, de lugares comunes, vacuo, nimio, pueril, repetitivo, insustancial, superficial, similar al de las peroratas priistas de los aniversarios de la Revolución frustrada de 1910: el país necesita reconciliación, unidad, “altura de miras…tarararara…”


En la foto, Emilio Chuayffet

El país vive en la calumnia, el encono, la ira, la venganza, la violencia, la guerra del miedo y la guerra sucia. Tiempo de reencuentro, de concordia, dice el presidente de la Cámara de Diputados, el priista Emilio Chuayfet, quien apela , como López Obrador, al reencuentro, a la amistad, a la política, a la reconciliación, al amor, al amor, al amor, al mismo amoroso reencuentro de los partidos y tribus en discordia que lo mismo se pelean los pequeños espacios del PRI en el Distrito Federal que por los grandes presupuestos clientelares en el PRD de la jefatura del gobierno capitalino y sus delegaciones; aquí no hay reencuentro ni reconciliación, hay odio, se necesitarán más de un Hércules para limpiar sus establos que están peor de pestilentes que los de Augías.

Rinde Calderón al apóstol de la Democracia, al débil espiritista Francisco Indalecio Madero que acosó a Zapata, en el 101 aniversario de la Revolución Mexicano para hacer una analogía con su guerra al narcotráfico, justificarse, no hay memoria en este aniversario del sacrificio de los hermanos Serdán, que solamente recuerda Televisa en un teledramón sobre la Revolución Mexicana; ninguno de los oradores en la explanada de Los Pinos la tiene.

Marcelo Ebrard

El presidente no tiene de donde asirse, su partido no tiene historia ni memoria, es el ingenuo de Madero, traicionado por Victoriano Huerta, o es José Vasconcelos, quien terminó idolatrando al nazismo. Los priistas la tienen, pero la tiraron en el basurero del neoliberalismo económico. Los perredistas ex priistas la recogieron en pedazos pero no han logrado reconstruirla, los nublan sus pequeñas intrigas, sus pequeñas ambiciones, sus pequeñas traiciones, sus engaños como los de Marcelo Ebrard, a quien se le honra por ser más rápido que Speedy González cuando se enteró por obra y magia de la Divina Providencia y no le hizo el milagro el San Juditas del Metro Hidalgo, de que la famosa encuesta le era adversa- que a nadie le consta que se hizo- cuando le dicen que de las cinco preguntas, solamente dos de las respuestas están con él recién casamentero, sujeto de mofas y chistes crueles en Alberto Zamora 32, sede de los viejitos de Morena en Coyoacán.

Fausto Vallejo, candidato triunfador del PRI al gobierno de Michoacán

México necesita verdaderos demócratas, dice Felipe Calderón, demócratas que entiendan que hacer cumplir la ley, que claudicar, pactar, es ética, política y moralmente inaceptablemente. Clama por demócratas que reconozcan, en mensaje directo al gobernador Leonel Godoy y a Fausto Vallejo candidato priista triunfador en Michoacán que derrotó a su hermana Luisa María, que la inclusión de criminales, por acción u omisión es inadmisible en un proceso electoral.

Es el Señor de la Guerra que pide transformar en la paz las cosas que México necesita cambiar, una prensa libre pero “responsable y objetiva” y una sociedad civil más organizada, participativa, que sea contrapeso, que inhiba la arbitrariedad y el abuso de poder. Peras al olmo, mientras Poiré debe prepararse para tener la capacidad de improvisar con inteligencia y agudeza, como la tuvo Jesús Reyes Heroles, en su diálogo con los lobos de los partidos y de la Conferencia de Gobernadores, y no sólo leer textos preparados ex profeso con el mismo estilo narrativo de su vocería del consejo de seguridad.

Dice el presidente Calderón que en 2012 los mexicanos tenemos una cita con las urnas, ese habrá de ser el momento de refrendar nuestra vocación democrática, que así sea, ha hablado el Señor de las Urnas del 2006, del haiga sido como haiga sido, que sea voto por voto, casilla por casilla, como en Michoacán, lo que decida el destino de los mexicanos, si llega la hora, y el crimen organizado no se convierta en el argumento de que no hay sufragio libre posible para justificar que esa hora de la democracia, del culto al mártir Madero, de que no será posible el desarrollo democrático porque “crimen organizado” orientó y presionó el voto, que en Michoacán esgrimió estentóreamente la señora Luisa María Calderón después que llena de algarabía y sonrisas había celebrado su triunfo al cerrar las urnas michoacanas.

El autobús modelo 1982 salió el viernes de San José María, Aguascalientes, con un grupo de confiados devotos del Señor de Chalma, iban en busca del milagro, a rendir tributos, en la Curva del Diablo, el viejo vehículo se quedó sin frenos; primero fue precipitado hacia un cerro y después con sus 44 pasajeros, dando vueltas se fue al barranco. Orar y orar pide el cardenal Noberto Rivera, por las víctimas de la Curva del Diablo. Sólo eso, sólo eso. Descanso eterno para las víctimas, ocho mujeres y cinco hombres. Descansen en santa paz, como a Sada que nunca le llegó el tan cantado derecho a la salud.

El voto será contado uno a uno en Morelia, la diferencia es de .78 por ciento. El candidato panista Marko Cortés a presidente municipal lo reclamó como en 2006 López Obrador cerrando Paseo de la Reforma. En Los Pinos habrán hecho mutis.

Carlos Navarrete y Mario Delgado sienten que la capital es suya. El arreglo no fue barato, la candidatura presidencial por la candidatura del Jefe de Gobierno de la capital del país. Jesús Zambrano hizo esfuerzos para no ventilar en su rostro el lioso disgusto en el que los metió Marcelo, ese prohombre, ese varón de la política, ese enorme y bendito político que prefiere aguardar hasta el 2018 para ser candidato de las “izquierdas” mexicanas y estará satisfecho con ser secretario de Gobernación si López Obrador, el amoroso reconciliador, llega a la Presidencia. Porque puede llegar si el hambre y el desempleo atrapa a la población y no habrá Buen Fin que nos salve, si las tarjetas de crédito de los masivos incautos estarán sobregiradas.

Josefina Vázquez Mota

En el PAN no saben qué hacer con Josefina Vázquez Mota, aún cuando Jesús Martín, el vocero panista en Radio Red, diga que Ernesto Cordero ni la levanta ni la levantará. Se impone el machismo, México no es Argentina, ni Brasil, Chile, Costa Rica, bueno ni siquiera Nicaragua o Panamá. Allá hay mujeres con temple. Josefina, así tan delgadita como se ve, tiene agallas, falta que las exponga, no se rinda, no escuche el canto de las sirenas que le recetaron a Marcelo para que dudara del nuevo Señor del Empleo.

Es el país de las simulaciones para que el Peje haga precampaña con los dineros del pueblo que dice defender, con el dinero de los pobres que no llegaron de hinojos ante el Señor de Chalma y se quedaron en la Curva del Diablo.

No es simulación, le dice López Obrador a la sorprendida Carmen Aristégui, quien duda de su estrategia, de un montaje de otros “juanitos” para aprovechar los recursos de las precampañas presidenciales. Es el candidato amoroso. Hay que alegrarse, vendrá a México el año que entra Joseph Aloisius Ratzinger. Estamos salvados. ¡México, creo en ti…! ¡Viva la política!

En España, vuelve el franquismo después del estrepitoso fracaso del Partido Socialista Obrero Español, más neoliberal que socialista. ¿Por quién doblarán las campanas en México?

Miguel Ángel

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