Por Libre Pensador
*Sorprendidos los narradores deportivos del Estadio Corona se preguntaban: ¿Qué está pasando en México?
* Nada, que son cada vez más los muertos, hay asesinatos por doquier, pero no pasa nada
*Se perdió el valor por la vida
*Algunos cronistas deportivos apenas se dieron cuenta de que el país vive a pecho tierra
* El pánico alcanzó el maravilloso deporte de las patadas
En el país se ha perdido el valor más importante, el de la vida. Mientras el presidente Calderón festeja su cumpleaños acompañado de la crem de la crem de la política, de la empresa privada y de la iglesia católica, los priistas celebran su cumbre de diputados en el lujoso balneario de playas del Carmen y los perredistas intentan dirimir sus caprichosas ansías de poder a través de una encuesta, la muerte es el nuevo símbolo del país.
El asesinato a sangre fría de un estudiante del CCH Sur, de seis indígenas en Nayarit, de un ministerio público de Morelos o de un presidente municipal de Guerrero, son cosas que pasan todos los días en un México ensangrentado que no acaba de salir de un terror para entrar a otro.
Vivimos sucesivas experiencias de una descomposición nacional. Es la muerte, la Coatlicue, Huizilopochtli, Tecaztlipoca, los que nos persiguen todos los días en los noticiarios de radio y televisión.
Hasta los locutores de las noticias deportivas les alcanzó el pánico. Uno de ellos, en Radio Centro, trataba de explicarse la noticia del pánico que invadió a los fanáticos del Estadio Corona de Torreón cuando los equipos de Santos y Mariposas Monarca se enfrentaban.
“Pero cómo si el narcotráfico y el crimen organizado siempre ha existido”, decía el angustiado comentarista deportivo de esa cadena radiofónica tratando de encontrarle una explicación al tenso suceso.
Una ráfaga acabó con el partido, los espectadores no encontraban refugio, unos invadieron la cancha, otros se agachaban en las graderías, otro se quedaron paralizados. Canal Azteca optó por censurar y dejar de transmitir las escenas de pánico de los espectadores. Milenio TV dejó que sus cámaras siguieran grabando.
Cuando salieron los espantados fanáticos del futbol de ese deportivo se encontraron con que los muros del estadio estaban balaceados, las llantas de las patrullas ponchadas, y todo indicaría que las versiones oficiales se quedaron cortas o esconden el real objetivo en ese momento de los maleantes que aterrorizaron a los jugadores y espectadores de ese partido.
Es el México inexplicable del calderonismo que para Javier Lozano Alarcón, el expriísta resentido de la secretaría del Trabajo, en una reunión en el Club Libanés, tampoco se entendía el por qué no se le reconoce al presidente Felipe Calderón como un héroe nacional, el primero del siglo XXI, por su guerra a la delincuencia organizada.
Lozano se le conoce por un tipo lealtad llevada a la ignominia. Hay demasiadas tumbas sin nombre en este sexenio que arrastrará el sexenio del segundo mandatario panista en la Historia de México.
“Viva la muerte”, gritaban los falangistas españoles al asesinar a los republicanos en huída en 1936. “Viva la muerte”, es la trágica síntesis de un México que vive en el terror ya sea un estadio de futbol que en el antes paradisiaco Acapulco; pero, mientras en el PRI, el PAN y el PRD –porque los otros partidos, PT, PAN y PVEM son simples paleros, los ricos pordioseros de la política dedicados a la pepena de candidatos – se disputan las candidaturas presidenciales, son las guerra hediondas de la política mexicana.
Todos los aspirantes presidenciales son salvadores de la patria. Todos prometen porque prometer no empobrece más a quienes les puedan creer. Todos se sienten los predestinados.
México es un país sin líderes auténticos, lo que tenemos son comediantes, imitadores de mesías, gesticuladores, de acuerdo a la obra de Rodolfo Usigli. Ninguno se salva, todos tienen la misma piel en todos los partidos.
El país vive su peor desgracia, y no hay consuelo posible cuando asesinan al joven estudiante del CCH Sur de la UNAM, César Hernández, porque la muerte anda suelta por todo el país, aunque presuma Marcelo Ebrard de que en la capital no ha llegado el crimen organizado.
La mirada de Ebrard está en otro lado, hacia el llamado Peje, en su pleito personal por la candidatura presidencial, si la encuesta es abierta o cerrada, porque según Manuel López Obrador la maffia le ganaría en una votación abierta para todo ciudadano interesado en la candidatura de un partido que se dice de “la Revolución Democrática”, una revolución privada, de petit comité. Finalmente la maffia de su partido decidió que fuera abierta.
En el PAN, la lucha es igualmente agria, ríspida, de odios contenidos, están divididos entre quienes están empeñados en apoyar al candidato calderonista, Ernesto Cordero, y los que apoyan a Santiago Creel y a Josefina Vázquez Mota. No hay más candidatos en el PAN, son tres, uno claramente destinado a proteger a Calderón en el próximo sexenio; otro que es la mano con ojos de Vicente Fox y busca la revancha y Josefina que ha decidido jugársela sola, aspira a una movilización nacional de las mujeres, sueña con otro tipo de país, libre de Elba Esther Gordillo.
No la quieren en Los Pinos ni en pintura. Es la indeseable. Es más peligrosa para la familia de Los Pinos y su equipo que Enrique Peña Nieto. Así la ven. Tiene carácter, tan dispuesta está a dar la pelea a sus enemigos en el PAN que pidió permiso para dejar la coordinación de los diputados en San Lázaro. No se arrodilla ante la mafia del panismo.
En el PRI, la disputa es de apariencias entre Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones. No está ganada la sucesión si en Los Pinos se cocina parar en seco al PRI, empezó con el endeudamiento que, según las filtraciones de Hacienda, dejó Humberto Moreira en Coahuila, más de 33 mil millones de pesos.
Para protegerlo está su hermano Rubén, de otra dinastía como la que pretende imponerse en Michoacán con María Luisa Calderón. Es la historia de la política mexicana, la misma de los hermanos Manuel y Maximino Ávila Camacho.
La campaña de guerra contra el PRI será implacable, sin dejar espacios ni cabos sueltos. Así la esperan los priistas. Se trata de una política de exacerbamiento del ánimo popular, no nos extrañemos si la balacera fuera del Estadio Corona trae la misma firma de una larga y prolongada desestabilización. Ocurrió en terrenos de los Moreira. Vivimos una guerra al crimen organizado donde es difícil identificar ya quién es quién.
El escenario es cada vez más oscuro para las elecciones de julio de 2012. ¿Qué está pasando en México”, se preguntaban los pasmados locutores que narraban el partido en el Estadio Corona el sábado 20 de agosto por la tarde. “Es insoportable”, clamaban sobre un suceso que se conoció además por las redes sociales al subirse los videos donde se veían las escenas de los espantados jugadores corriendo a los vestidores y los espectadores invadidos por el terror quienes no sabían para dónde ir; no encontraban sitio de refugio.
Así está el país, sin refugio, estamos condenados a vivir a pecho tierra, en el acoso del temor. No es sólo la guerra de la publicidad y la propaganda emprendida desde las oficinas de las estrategas del gobierno de Calderón contra el PRI, su principal enemigo, porque al PRD ni lo cuentan. Los perredistas están entretenidos en sus agarrones internos entre Jesús Zambrano y Dolores Padierna. Así se la pasarán hasta cuando pasen las elecciones y se agarren a empellones y codazos buscando culpables de su debacle en julio de 2012.
El país está ensangrentado mientras la política sigue igual, los políticos y las políticas son iguales. Todos nacen y se hacen del mismo embrión cuando disfrutan de los presupuestos públicos. Hasta los mancos les salen uñas. Todos simulan, no sólo el gobierno de Calderón, como acusan los priistas desde las cómodas playas del Carmen, en Quintana Roo, donde reciben al rector de la UNAM, José Narro y a su propuesta sobre justicia y seguridad.
Narro está seguro de que otro sexenio con el PAN en Los Pinos y adiós Universidad Pública, empezando por la UNAM. Los neopanistas calderonistas, porque no todos los panistas son iguales, le darían un golpe a la UNAM similar a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, la gloriosa victoria de Lozano Alarcón. Con Ernesto Cordero, a pesar de que sus padres son universitarios de la UNAM, le daría el golpe de gracia a la Universidad Nacional, empezando por disminuirle el presupuesto.
Narro está a la defensiva y a la ofensiva, su documento sobre seguridad y justicia, sin partidarismos, es la autodefensa de una Universidad que con todos sus problemas internos, es la única que piensa en la nación.
Sólo hay que ver cómo piensa la joven Paola Espinoza, ganadora de una medalla de oro en la Universiada de Shenzhen, China. Al momento de ser entrevistada sólo pensó en su alma mater, su triunfo lo dedicó a la Universidad Anáhuac, jamás pensó en el país. Ese es el tipo de estudiante que forman las universidades privadas, sólo para pensar en lo suyo y el país quién sabe. Hasta Joaquín López Dóriga se sorprendió con lo que dijo Paola. Ni se le ocurrió a Paola decir que representaba a México. Así los educan en las universidades del Opus Dei o de la mano peluda.
La UNAM está amenazada, no sólo por la salvaje delincuencia que asola sus planteles de preparatoria, CCH o Facultades de Educación Superior, o Ciudad Universitaria convertida en la tierra de nadie, donde hacen su agosto los maestros faltistas, taxistas mafiosos, vendedores de comida chatarra o traficantes de drogas, mientras los sindicalizados encargados de la vigilancia se hacen de la vista gorda.
Para darle al traste a la UNAM sólo falta que llegue Cordero a la Presidencia. Los panistas duros están convencidos de que el PRI no debe acercarse a Los Pinos, ni siquiera en calidad de invitados de su presidente a su acto de cumpleaños, como fueron Enrique Peña Nieto y Beatriz Paredes.
En el PRI se cierran filas, habrá más filtraciones para Reforma, el periódico ideólogo de los empresarios del libre comercio, antipriístas hasta la médula; hoy es Humberto Moreira, y no porque sea un santo de las finanzas públicas, es porque los panistas usan la justicia como instrumento político no para terminar con la impunidad y abuso con el uso del erario público; les da pánico y no sólo escénico, que los priistas regresen en el 2012 a revisarles hasta las uñas, por eso reavivaron en la PGR las pesquisas contra otro santo varón priista y empresario, Jorge Hank Rhon.
Algunos creen que las fuerzas armadas son su salvación, entre más las comprometan en una guerra que ni siquiera soldados y marinos se les ve a ganar en un corto ni largo plazo cuando la solución al narcotráfico está en las oficinas financieras de Washington y Nueva York. Los lavadores y traficantes de armas gozan de una perpetua impunidad, no hay quien los toque.
En México atrapan al jefe de la banda de “la mano con ojos” cuando su líder lleva 600 asesinatos, otro record de crímenes. Hemos perdido rápidamente la capacidad de asombro. Lo del Estadio Corona ya es historia antigua porque ¡Aún hay más…amigos!.., tal como decía Raúl Velasco quien dejaba temblando las exiguas tesorerías de los ayuntamientos donde presentaba su programa Siempre en domingo.
Si en España descubren que el joven mexicano José Alvano Pérez Bautista, tenía intenciones de atentar contra los opositores laicos de la visita de Papa Benedicto XVI, ya vayamos pensando que este estudiante tiene émulos en el país, en la cuna de la ultrareacción, la ciudad de Puebla. Según las indagaciones de la policía española este joven estudiante mexicano pensaba materializar sus amenazas contra los opositores españoles laicos con “gases asfixiantes y otras sustancias química”. Cualquier semejanza con otro hitlercito de Noruega, es pura coincidencia.
Este joven de 24 años, nacido en la heroica ciudad de Puebla, era voluntario de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un buen católico desde luego, con un amor a la vida de acuerdo con su fe cristiana que lo demostraba odiando a los homosexuales.
La cereza del pastel del gobierno panista se la lleva la adjudicación de los primeros contratos privados a las empresas Petrofac Facilities Management Limited para explotar los campos maduros de Santuario y Magallane y Administradora de Proyectos de Campo para el campo Carrizo.
Petróleos Mexicanos (antes Pemex) mostró su entusiasmo por el gran interés “que despertó este proceso entre las empresas de la industria, tanto nacionales como extranjeras”. Las 27 empresas, entre operadoras y de servicios, adquirieron 50 paquetes de bases de licitación.
¡Viva México! ¡Vivan los diálogos con la democracia! ¡Viva don Porfirio! Ya es tiempo de que regresen sus restos, estamos a tiempo, aún no se inaugura la estela de luz del bicentenario.