México, DF., 10-dic-2014.- Al presentar el libro “El Gran Cocodrilo en treinta poemínimos”, el senador Zoé Robledo destacó las particularidades de la obra de Efraín Huerta, a quien se le conmemora con esta edición a cien años de su natalicio.
El presidente de la Comisión de Biblioteca y Asuntos Editoriales consideró que la obra de Efraín Huerta es una poesía irregular, particularmente los poemínimos, que son poemas cortos que no siempre con correctos de acuerdo a las reglas tradicionales de poesía.
Explicó que la rima no siempre se aparece en los poemínimos y por eso los textos de Huerta son rebeldes y provocadores.
“Los poemínimos no son recomendables para los desapasionados, los censores y para quienes transitan indocumentados en el mundo de las almas amorosas”, advirtió.
En presencia de la presidenta de la Comisión de Cultura, Blanca Alcalá; David Huera, hijo del autor conmemorado; y Jorge Alderete, quien ilustró los poemínimos, Zoé Robledo señaló que a Efraín Huerta hay que cumplirle o dejarlo como estatua.
“Cumplirle con la publicación de su obra y leerlo para que este ‘cumplido’ no se quede en un monumento que habría encabritado; o, tal vez, lo induciría a considerarse un ‘buen poeta de segunda en el tercer mundo’”, dijo.
El senador perredista chiapaneco afirmó que en los poemínimos, el autor puede parecer “chistoso”, sin embargo los pequeños poemas son para reflexionar las reflexiones que a su vez muestran algunos asuntos relacionados con la vida.
“Hay que tener mucho cuidado cuando se lee a Efraín Huerta, porque es un creador poéticamente incorrecto. No hay corrección en quien en vez de una plaza de armas quisiera construir, seguramente, una plaza de almas”, concluyó.
Por su parte, David Huerta reconoció que los poemínimos son la obra más destacada, sin embargo afirmó que la obra de su padre es mucho más extensa e invitó al público a leerla.