* El poeta y novelista recibió un homenaje por su trayectoria, en el marco de la Feria Universitaria del Libro 2015
Pachuca de Soto, Hgo. México., 29-ago-2015.- “La poesía es ya en sí misma un regalo”, asegura con voz suave y contundente el poeta Saúl Ibargoyen, a quien este año tocó recibir el Reconocimiento a la Trayectoria, del que se mostró sorprendido, durante la 28 Edición de la Feria Universitaria del Libro (FUL2015).
Uno de los grandes logros y el sello de reverencia ante el conocimiento y los legados de quienes han luchado por el cultivo del conocimiento, de los libros, la literatura y los grandes valores de la conciencia humana son los Homenajes y Reconocimientos que la FUL ha instituido para visibilizar, fomentar y hacer valer los testimonios de vida y trabajo en pro de la cultura, las artes, la ciencia, sobre todo, a las editoriales cuya trayectoria ha dejado huella en el campo de la industria, los autores y los lectores.
En esta se honran algunos de los hombres y casas editoras que han contribuido al acrecentamiento del saber humano y al cultivo de la sensibilidad artística.
La trayectoria poética del homenajeado inició allá por 1954 cuando publicó su primer poemario “El pájaro en el pantano”. Saúl Ambrosio Ibargoyen Islas nació en Montevideo, Uruguay, el 26 de marzo de 1930. Habita nuestro país en un autodestierro desde el 27 de junio 1973 (para no presenciar y no hacerse a sí mismo víctima del dictador Juan María Bordaberry) y desde 2001 su nacionalidad es mexicana.
Ha sido editor de la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea, publicada por Ediciones Eón en acuerdo con la Universidad de Texas, en El Paso, USA, y maestro en la escuela de escritores de la Sogem. El maestro Ibargoyen ha dado a conocer más de 50 títulos de poesía, novela, cuento y ensayo. En 2002 obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Carlos Pellicer” por su libro “El escriba de pie”.
El homenajeado, más reconocido como poeta, es también un novelista incansable, ha escrito más de media docena de ellas. Publicó su primera novela en México, en 1982, “La sangre interminable”, que se reeditó en Montevideo en 1987; “Noche de espadas”, en Cuba en 1987 y dos años después en Montevideo y hasta 2005 en México; “Soñar la muerte”, con tres ediciones; “Toda la tierra”, publicada en México y ya con dos ediciones en 2000 y 2002 y en su natal Montevideo, en 2000, y en Francia en 2013; “La última copa”, en México durante 2006; “Volver, volver”, México, 2012; y “Llorar pa’delante”, en Montevideo en 2013.
En reconocimiento a todo lo anterior se celebró su Reconocimiento a la Trayectoria que le ofreció la FUL 2015 y en la que hicieron la presentación debida, las escritoras Marisa D’Santos, quien fungió como moderadora, Martha Leticia Martínez de León y Patricia Sierra Longega.
Antes que las participantes discurrieran sobre las aportaciones de la obra poética y narrativa del escritor uruguayo- mexicano, éste hilvanaba fragmentos de sus poemas, y comenzó con el de “Perro con palabras”:
“Porque todo animal toda
pulsación de mugre o de energía
todo pétalo todo océano
toda mínima mancha de materia
en su momento de arder o morir
o estallar súbitamente también envejece”.
Entre lectura y lectura, Sierra Longega, graduada en Letras y maestra en Estudios Mesoamericanos por la UNAM, autora de “El maguey, el pulque y sus deidades” habló sobre la narrativa de Ibargoyen y manifestó que la audacia de la estructura de sus frases es una aportación novedosa que trastoca la lingüística y crea palabras que antes no existían, por lo que la narrativa de Ibargoyen no sólo tiene un fondo profundamente comprometido sino también contribuye al enriquecimiento del idioma Español.
“Su palabra parece exterminar al mismo viento, al destino que no soplaba, al fervor religioso como rezo, al agua y el sudor, motivos constantes en sus relatos, porque él no se contenta con las palabras en su valor semántico y sintáctico, también le otorga vocablos y frases de forma particular; no hay tregua en la adjetivación, se enriquece y así la prosa se vuelve exigente; omite muchas veces sustantivos y pronombres utilizando expresiones de forma particular y creando nuevas imágenes”, explicó.
Y continuó desmenuzando cómo discurre la narrativa de Ibargoyen: “Hay audacia en la estructura de las frases que son trastocadas por la lingüística. En sus frases el adjetivo se sustantiviza, el verbo en infinitivo irrumpe a la saga de frases sorpresivas. Hay una libertad creadora, la combinación entre dos léxicos, inventa palabras, incorpora palabras, juega con ellas en una libertad contextual; cuando el contenido va de la mano de la forma”.
Agregó que en la trilogía de sus novelas que culmina con “Sangre del sur”, el escritor “se vuelve una frontera imaginaria al servicio de un torturador que se cuela en un sistema; se entretejen relatos de familia, de amor y de injusticias; se enfrenta a la tortura y a los abusos, refiere experiencias personales y colectivas y llama a este mundo un mundo feroz. La violencia es un instrumento principal del fascismo: ‘una fábrica de miedo para que la gente se quede en sus casas, para que desconfiara de la propia sombra en el espejo”.
El escritor confiesa que los procedimientos narrativos de esa novela los fue aprendiendo costosamente con los años. Es su aportación de un estilo prosístico al idioma, cabe señalar que el lenguaje está al servicio de frases expresivas y no a la inversa, por otro lado esa constante admisión que “poseemos algo de animal” y que sin embargo “somos hombres de una sola mujer y de una sola muerte”.
* Debemos afirmar nuestra conciencia
Y, al tomar la palabra, el poeta dijo: “Lo peor que me dicen a mí es “Ay, qué lindo poema”, es un insulto. La poesía no se escribe, se escriben los versos; hay un silencio en la poesía, porque en los versos, el silencio no se escucha, y sin embargo el silencio es la médula que sostiene la especie humana, en este mundo donde todo se fragmenta y hay conflictos, guerra, hambre, entonces, los productores de letras, los humildes productores de versos, lo hacen para liberar el espíritu, la materia, la conciencia y la responsabilidad social que todos tenemos en un sentido compartido y sobre todo, libre”.
En la sala Margarita Michelena del Pabellón Internacional de la FUL, el poeta continuó: “Yo nunca dije todo lo que he tenido que decir. Pero yo quería decirles entonces que debemos afirmar nuestra conciencia. Simplemente que participen en la construcción de la sociedad mexicana, latinoamericana, mundial, en un sentido avanzado, en un sentido liberador donde las artes tengan su lugar, la autonomía creatividad constante, de responsabilidad, sin ningún tipo de fragmentación”.
“Estamos en tiempo de renuncias, de traiciones y de abdicaciones y ante eso, decimos sí a todo el trabajo de construcción que corresponda para encontrar en nosotros la patria verdadera, que es una patria para todos donde cada uno se conozca y se reconozca y escuche a los demás y sea escuchado y respetado. Tenemos que buscar la grandeza dentro de nuestra propia pequeñez”, conminó el poeta a los presentes, en su mayoría, jóvenes preparatorianos.
También dijo que él no es un escritor exitoso, “no escribí El Quijote”, y se quejó que los homenajes no deberían existir, porque ser poeta ya es un regalo. Y Dios creó la palabra y a los poetas con el alma.
Martínez de León, por su parte, habló de Ibargoyen como poeta y tras un discurso sobre la voz, la palabra, como seña de algo sagrado, algo que Dios creó y que sólo el hombre posee y usa, y de cómo los poetas tienen en el alma esa seña de la divinidad, remató:
“La obra poética de Saúl no se define por la gran cantidad de libros editados, ni por el gran conocimiento que tiene de la gramática, para mí la poesía de Saúl ha sido parte de mis pasos, no sólo porque he tenido la fortuna de convivir con él en la cotidianidad, o porque he sido la poeta oscura, como me dice él, de sus talleres.