Para que la pena de muerte se le imponga al narcotraficante, plagiario o violador que haya privado de la vida a su víctima, así como al homicida que actúe con alevosía, premeditación y ventaja, el diputado Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre (PRI) impulsará reformas al artículo 22 de la Constitución Política.
El integrante de la Comisión de Justicia dijo que el secuestro y el homicidio son cada vez más frecuentes, por lo que son necesarias medidas enérgicas, de ahí que se plantee también la cadena perpetua, al plagiario que ocasione la pérdida de un miembro o de un órgano para su función orgánica a la víctima.
Resaltó que en los últimos ocho años, tan sólo en el Distrito Federal se han registrado mil 348 secuestros, cada tercer día una persona es privada de su libertad con fines de extorsión, y del 2000 a la fecha se han desmembrado 104 bandas delictivas.
La pena de muerte, argumentó, debe aplicarse para los delincuentes, porque las víctimas son personas inocentes que se ven sujetas a la más temible saña, debido a que siguen siendo amenazadas y degradas con crueldad, no sólo a la víctima sino a sus familiares.
El diputado recalcó que el secuestro y el homicidio a últimas fechas se han convertido en delitos muy frecuentes en el ámbito nacional. “De continuar siendo más redituable que el narcotráfico, y la delincuencia organizada, este delito no será posible parar si no existe una medida enérgica para combatirlo”.
Un secuestrador o delincuente que roba y mata no lo hace primordialmente para comer, sino para apropiarse de los símbolos de la modernidad, así como fortalecer su poder y desafiar tanto a la autoridad como a la sociedad, puesto que en algunas ocasiones se cometen los delitos para obtener recursos que le permitan tener acceso a drogas, agregó.
Enfatizó que el clamor social es que el homicida calificado y el secuestrador sean castigados con mayor severidad, de ahí que resulta oportuno impulsar reformas para que este tipo de delincuentes sean condenados a pena de muerte o a cadena perpetua.
Mencionó que la violación es un acto que lesiona a la sociedad, ya que quien comete este tipo de delito en muchas ocasiones lo hace como un símbolo de poderío, de satisfacción sexual o de agresión.
Tan sólo en la Ciudad de México, resaltó, en promedio se cometen seis violaciones al día, de esa cifra, dos son de forma tumultuaria, es decir cometidas por más de dos personas.
“La idea de perder la libertad hasta el fin de sus días origina en un delincuente mayor miedo y le permite reflexionar aún más la posibilidad de cometer ilícitos graves. Si el delito es grave, la pena debe ser igualmente grave; y si es muy grave el delito, la pena debe ser muy dura para quien lo comete”, enfatizó.