Martín Vásquez Villanueva
Hoy es la noche de los rábanos, antesala tradicional de la Nochebuena oaxaqueña. Nos juntaremos en el Zócalo para admirar una vez más las increíbles fantasías de los horticultores y artesanos: nacimientos, vírgenes, escenas cotidianas, cuadros históricos, figuras regionales, animales fantásticos. Iremos de puesto en puesto absorbiendo la imaginería de nuestra “oaxaqueñidad” en esta curiosa encarnación vegetal, nos miraremos en el espejo de una singular puesta en escena y una exuberante creatividad.
Las semillas del rábano de otoño, que es el rábano grande, de piel gruesa, se siembran al comenzar septiembre. Los tubérculos crecen y, sin perder su naturaleza de rábano, adoptan las formas más inverosímiles, propensas a despertar la creatividad y dar rienda suelta a la imaginación. Componente de ensaladas y acompañante de numerosos platillos, el Raphanus sativus también es conocido desde la antigüedad por sus propiedades medicinales, rico en vitamina C y potasio.
Los estudiosos nos informan que el uso artesanal y artístico del rábano se hizo oficial en nuestra ciudad hacia finales del siglo XIX, como derivación en el tiempo de los mercados novohispanos que montaban los horticultores asentados en las tierras de naborías de Trinidad de las Huertas. Si al principio los arreglos de hortalizas estaban destinados a la mesa de casas particulares para celebrar la vigilia navideña, desde que se hizo un evento público la exhibición anual de los rábanos no ha hecho más que crecer y asentarse en una tradición que es muy querida y esperada.
Me pregunto qué tanto habrá influido la noche de los rábanos, una expresión netamente popular, en la formación de los grandes artistas plásticos que ha dado Oaxaca. Todos ellos, no tengo duda, habrán posado su mirada, año tras año, desde niños, sobre los maravillosos retablos de la noche de rábanos. Y a la inversa, como sucede con todas las manifestaciones culturales, cuánto le debe la imaginería popular que se hace presente cada 23 de diciembre a la sublimación artística de nuestros pintores.
En lo personal, lo que más me llama la atención son los seres fantásticos, un poco demonios y un poco alebrijes, que surgen de repente como figuraciones de otro mundo. Me viene a la mente una frase que escribió hace muchos años Fernando del Paso con motivo de la exposición La Fiesta Negra (1987), del gran pintor oaxaqueño Sergio Hernández: “Si le rasca un poco a la noche, aparecen los colores del cielo; si le rasca un poco a la tierra de Oaxaca, aparecen los colores del infierno”. Cielo e infierno son otros mundos y ambos también están presentes, junto con el mundo de acá, en la noche de rábanos. Sin embargo, los colores del cielo, los colores del infierno y los colores de este mundo se funden aquí, de una manera por demás original, en un espectáculo monocromático: el rojo de la piel del rábano sobre el blanco de su carne.
A ver qué sorpresas nos esperan esta noche. ¿Rondará el “alma grande” de la princesa Donají y los ecos de su amor malogrado? ¿Nos visitará la patrona de la Soledad con su misericordia y poder de sanación? ¿Cuántos Niños Dios habrá, cuántos caballos, cuántos bailables? ¿Qué siniestro animal nos pondrá los pelos de punta? ¿Quién se llevará la noche?.
Para que esta noche sea el éxito que siempre ha sido, se da la concatenación de diferentes actores. Es crucial el esfuerzo minucioso y paciente de los horticultores, que preparan con tiempo los mejores productos, pero la Noche de Rábanos también es un gran ejercicio de gobernanza, con participación de diferentes instancias. La atención que da el Gobierno del Estado, la organización del evento, la promoción turística, que hoy en día es tan importante, y el orden que garantiza la autoridad municipal.
Entonces ahí nos vemos. Agradezco a todos los involucrados que nos siguen dando esta noche de paz y tradición, prolegómeno de la felicidad de estos días. Así como uno quiere que haya paz y armonía en su casa y entre los suyos, hago votos porque ese mismo deseo de uno en particular se haga extensivo para todos los oaxaqueños en esta Navidad.
Twitter: @martinvasquezv