Política en Movimiento/Angélica Beltrán
CDMX a 30 de agosto, 2024 (Noticias de México).- En definitiva, tiene nuevo rostro la política mexicana. Desde el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México en 2018, hasta hoy en que se configuró la Legislatura LXVI del Congreso de la Unión, se percibe una especie de realismo mágico, con la ratificación de Gerardo Fernández Noroña como presidente del Senado de la República e Efigenia Martínez, como presidenta de la Cámara de Diputados.
Y es como realismo mágico que presidan mesas directivas de cada Cámara estos personajes que, en el colectivo social, se ubican en las calles haciendo protestas, realizando críticas severas a un sistema que, incluso ellos, pensaron no era posible derrocar. Pero se logró con perseverancia y resistencia.
En este contexto, destaca la breve reflexión del ya presidente del Senado, Fernández Noroña, tras tomarse él mismo la protesta de Ley -juro cumplir la Constitución… etc.- y tomar la protesta de Ley a los integrantes de la Mesa Directiva del Senado, quien se dijo ser un plebeyo que nunca imaginó llegar a este punto.
“Un plebeyo como yo no habría aspirado a encabezar la Presidencia de la Cámara de Senadores”, y no podría haber sido, de no ser este, realmente, el tiempo del pueblo; expresó, ataviado con sus mejores ropas; ya que el diputado, hoy senador, se ha caracterizado por usar ropa casual, sobre todo mezclilla; y esta vez lució todo de negro, con un saco de solapa roja.
Así, el presidente del Senado hizo un reconocimiento “al pueblo de México” por refrendar el triunfo de Morena en las urnas.
Y es que sólo así, un “plebeyo” como él podría ocupar un espacio que por siglos fue reservado para la alcurnia en México.
Y es muy cierto. Se trata de un cambio de raíz que ya se observa con los nuevos aires que soplan en el Congreso de la Unión; en que Fernández Noroña, autonombrado “hijo del pueblo”, ocupa la Presidencia de una Cámara que forma parte de los tres poderes de la nación.
La presidenta del Senado saliente, Ana Lilia Rivera Rivera, por Tlaxcala y de Morena, también se desenvolvió como “hija del pueblo”. Abrió las puertas de la Cámara Alta a grupos sociales de todos los estados, para conocer el espacio, para realizar actividades culturales y cambiar la dinámica de un Senado sigiloso y cerrado para la gente, como sucedió en tiempos del PRI y PAN.
*Bien por ese cambio que da nuevas pinceladas de una transformación necesaria y urgente en un México, cuya clase política, en efecto, había lastimado sobremanera a las clases bajas.
Así, mientras el voto siga contando y no se falseen los resultados electorales, las masas seguirán otorgando el voto a los candidatos con los que se identifican.
Y en estos tiempos, queda claro que las masas se han identificado con la #4T y el movimiento que lidera López Obrador. Y su legado deja en manos de Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa, cuya figura da muestras contundentes de que será fiel a los principios de un movimiento que impulsa una transformación con enfoque social.
Cabe mencionar que no obstante el fin del sexenio de López Obrador, el movimiento de la 4T se fortalece; sobre todo en el Congreso de la Unión, donde la bancada de Morena tiene mayoría calificada y absoluta. Y sigue sumando aliados de todos los partidos.
En la siguiente columna comentaremos sobre Ifigenia Martínez, que merece un comentario en particular, pues será quien entregue la banda presidencial a Sheinbaum Pardo.
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