* Presentan en el Senado de la República el libro “El negocio de la letalidad: El tráfico de armas a México”
Ciudad de México.- El senador Juan Carlos Loera de la Rosa reconoció como un hecho trascendental las demandas que el Estado Mexicano ha interpuesto en contra de las compañías estadounidenses que fabrican y comercializan armas de fuego, y se pronunció porque la Suprema Corte de Justicia del vecino país resuelva a favor de México.
Durante la presentación en el Senado del libro “El negocio de la letalidad: El tráfico de armas a México”, el presidente de la Comisión de Asuntos de la Frontera Norte celebró que esa medida jurídica cuente con el apoyo internacional, a través de jueces de distrito de Estados Unidos y de diversas organizaciones de la sociedad civil.
Loera de la Rosa señaló que ese ilícito no conoce fronteras o límites geográficos, pues está ligado a “ambiciones económicas”, como se puede corroborar con las cerca de 14 mil armerías que hay sólo en la frontera de la Unión Americana con nuestro país.
El tráfico de armas -lamentó-, deja una huella profunda y dolorosa en nuestro país, particularmente en las comunidades que se encuentran a lo largo de los tres mil 200 kilómetros de frontera compartida por ambos países, ya que alimenta la violencia, el crimen organizado y la inseguridad, y afecta la vida de miles de personas.
En este punto, el senador destacó que la publicación de textos de análisis como “El negocio de la letalidad”, ayuda a reflexionar sobre la urgente necesidad de controlar los flujos de armas: “es fundamental que entendamos que no es un problema aislado, es un fenómeno interconectado con cuestiones políticas, económicas y de inclusión social”.
La presidenta de la Comisión de Defensa Nacional, Ana Lilia Rivera Rivera, también consideró que la demanda de México en contra de fabricantes de armas de fuego es un paso sin precedentes, pues enfatiza que el problema del tráfico no es exclusivo de las fuerzas de seguridad y los grupos del crimen organizado, sino que también incluye a empresas privadas.
Agregó que el libro “El negocio de la letalidad”, realizado por expertos de México y de Estados Unidos, subraya que la distribución de armas debe ser un tema de discusión pública y no un asunto que sólo competa a las instituciones de seguridad. “Debe ser un tema del que se hable en casa, en las escuelas y en todas las acciones de estados y municipios para controlar la violencia”, agregó.
Lucía Trasviña Waldenrath, presidenta de la Comisión de Seguridad Pública, aseguró que el negocio de las armas en Estados Unidos ha sido sustento para su economía a lo largo de su historia e, incluso, éste ha propiciado guerras y golpes de Estado en distintas latitudes del planeta, lo que incluye a Latinoamérica.
Lamentó que hoy en día México sea “vilmente” presionado por el Gobierno de Estados Unidos con aranceles a cambio de detener el tráfico de fentanilo; sin embargo, opinó que sería prudente dejar en claro a ese país que “el fentanilo mata, pero también se ha matado a cientos de miles de compatriotas con las armas” que ahí se producen.
A través de 200 páginas, organizadas en 13 capítulos, “El negocio de la letalidad: El tráfico de armas a México”, explica cómo el desmedido incremento en la producción de estos artefactos en Estados Unidos, donde hay 110 armas por cada 100 habitantes y se fabrican 16 millones anualmente, ha hecho que nuestro país tenga problemas de criminalidad que no experimenta ninguna otra nación.
Wilma Laura Gandoy Vázquez, coordinadora del texto e integrante del equipo de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) encargado de fundamentar la demanda contra las armerías estadounidenses, advirtió que si Estados Unidos y México no avanzan de manera coordinada en este asunto, difícilmente se avanzará en la seguridad.
“No se trata de eludir la responsabilidad de lo que le toca a México, se trata de que cada actor en este problema haga lo que le toca”, precisó.
El también coordinador de la obra y miembro del Servicio Exterior de la SRE, Miguel Ángel Reyes Moncayo, apuntó que todas las personas en México “son víctimas directas o indirectas” de la violencia, por la gran cantidad de armas de fuego que circulan por las calles del país, pero que no se fabrican aquí.
Las armerías de Estados Unidos son un “eslabón” en la cadena de violencia, pero también se trata de empresas que “se hacen de la vista gorda” con lo que ocurre; por tanto, recomendó consultar el libro para tener una visión y una opinión más informada, pues se suele creer que las armas que usan los delincuentes vienen de las corporaciones de seguridad o del Ejército Mexicano.