* El Instituto recibe donaciones del promotor cultural que enriquecen sus acervos con el Archivo Carlos Mérida y ocho placas de grabado intervenidas por Francisco Toledo
* Porque su vocación de compromiso le ha hecho transitar por muchísimas épocas del arte mexicano y universal, afirmó la titular del Instituto
Ciudad de México.- El nombre de Armando Colina está presente en la historia del arte mexicano de los últimos dos siglos, “porque su vocación de compromiso le ha hecho transitar por muchísimas épocas del arte mexicano y universal”, afirmó en una emotiva ceremonia la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), Lucina Jiménez López, al entregar un reconocimiento por su amplia trayectoria como promotor del arte y la cultura mexicana.
“La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, otorga el presente reconocimiento a Armando Colina Gómez por su destacada trayectoria y contribución a las artes de México”, leyó la titular del Inbal en el reconocimiento entregado al galerista y promotor cultural.
Acompañado de familiares, amigos y público, el Inbal en un gesto de agradecimiento llevó a cabo una emotiva ceremonia para recibir la donación hecha por el maestro Armando Colina del Archivo Carlos Mérida al acervo del Museo Nacional de Arte (Munal) y de ocho placas de grabado intervenidas por el artista Francisco Toledo, que se integran a la colección del Inbal y bajo el resguardo en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO).
En el Salón de Recepciones del Munal, la noche del viernes 11 de octubre, la cálida ceremonia fue presidida por Jiménez López, y el galerista homenajeado, Armando Colina, acompañados por la subdirectora general del Patrimonio Artístico Inmueble, Dolores Martínez Orralde; la coordinadora nacional de Artes Visuales, Lluvia Sepúlveda Jiménez, y el director del Munal, Héctor Palhares.
Jiménez López expresó: “Celebro este día porque este México es grandioso: es un país que se distingue en el mundo por sus creadores, por sus letras y por todas aquellas personas que han hecho enaltecer cada relieve, cada color, cada forma, porque eso es lo que conquista México en esta relación universal.
“Y hay personas en el país que tienen un altísimo papel para que eso suceda. Es decir, ese trabajo, ese papel, esa relevancia de un país tan grandioso como el nuestro, no es algo que surge de la nada, sino que surge de las vocaciones, de los compromisos, de las formaciones, de las experiencias y de las pasiones que personas como Armando Colina ponen para que eso suceda”.
Agregó que si tuviésemos que hacer una lectura transversal de la historia del arte mexicano de los últimos dos siglos, tendríamos que reconocer que el nombre de Armando Colina está ahí. No es porque él tenga dos siglos de vida, sino porque su vocación de compromiso con el arte le ha hecho transitar por varias épocas del arte mexicano -y del arte universal- y ha sido capaz de convertir esa vocación en realidades concretas.
Hoy, dijo la titular del Inbal, le estamos agradeciendo la donación de dos colecciones. Una, en el caso de la colección del maestro Carlos Mérida que permite al Munal completar la otra versión del maestro, porque también su hija había hecho una donación antes y esto permite que el Museo ahora tenga completa esta trayectoria, está mirada tanto de lo subjetivo como de esta vocación de historiador que tenía Mérida.
Pero eso es gracias -reiteró- a la generosidad de un amigo, un colega, que se dice a sí mismo obrero de la cultura, y yo diría que obrero de la construcción de la cultura, porque eso es lo que ha hecho Armando Colina.
Destacó que la donación de las placas por Colina Gómez que, “es emblemática, de una de las piezas que ha sido parte de toda una conversación enorme que ha hecho en ese aporte el maestro Toledo, haciendo también muchas relecturas y fisuras a las versiones de esta dimensión cultural, de ese México que se nutre de estas tradiciones finalmente, que él las cuestiona, las irrumpe y es capaz de convertirlas en esas placas que ahora están en exhibición en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) -en Oaxaca.
Fíjense la grandeza de esa generosidad -insistió-, que no solo se conforma con hacer la donación de esas piezas que son verdaderamente históricas, sino que convoca a que las piezas se exhiban y, aparte, tiene la generosidad y la grandeza de hacernos partícipes de manera colectiva a un acto tan poderoso.
“Pero si tan solo eso fuese lo que estuviésemos reconociendo el día de hoy, en realidad sería grande, pero ese no es todo el aporte que en realidad ha hecho nuestro querido amigo obrero, constructor de la cultura, y servidor de las artes, sino que ha sido un voluntario transformador de las maneras de relacionarse con el arte”, agregó.
Consideró que eso es vital, porque si tuviésemos que hacer una historia de las artes de México desde la gestión de las artes, la trayectoria de Armando Colina tendría que ser la primera en ser estudiada, porque ha sido una figura capaz de aportar sus recursos, sus sueños, sus ilusiones para transitar en ese vínculo virtuoso que se da entre el libro, el arte y los museos.
Acepto reconocimiento emocionado y de buena gana: Colina
Tras los aplausos que le ofrecieron de pie parte de sus amistades más cercanas, entre ellos el pintor Arnaldo Coen y la artista Betsabé Romero, el homenajeado expresó: “Me llena de júbilo recibir este reconocimiento a mi larga vocación de promotor de la cultura en México y en el extranjero, actividad que también ha sido muy divertida, porque me ha hecho creativo a lo largo de mi vida y, sobre todo, en los últimos 55 años. Por ello quiero agradecer profundamente al Inbal, y en especial a su directora Lucina Jiménez, querida amiga, por este inmerecido honor, pero que acepto emocionado y de muy buena gana. Muchas gracias”.
Poco antes de la entrega del reconocimiento, la coordinadora nacional de Artes Visuales, Lluvia Sepúlveda, al agradecer la generosidad de Armando Colina, señaló que, además del archivo de Carlos Mérida donado al Munal, “estamos aquí para celebrar la donación también de ocho placas de grabado de los siglos XVIII y XIX, de origen tlaxcalteca y poblano, que fueron intervenidas por Francisco Toledo en 1981″.
Estas importantes matrices –recordó Sepúlveda- son el origen de las imágenes de una importantísima obra de ficción llamada Nuevo catecismo para indios remisos, de Carlos Monsiváis, a quien también recordamos este día.
En tanto, el director del recinto, Héctor Palhares, aseguró que “indudablemente esta noche estamos contentos por rendir homenaje a muchas voces, a muchas historias, a una parte nodal también de cómo entender y dimensionar un acervo nacional, no solamente a partir de obra plástica, de escultura, de artes aplicadas, sino también de todos aquellos documentos que resuenan a través del tiempo, donde noveles generaciones se acercan para desentrañar estos grandes y entrañables secretos de un artista, de su vida, de sus pormenores en este género epistolar. Gracias a todos los que hacen posible que hoy este Salón de Recepciones se revista de memoria”.
Por último, destacó los 55 años de trabajo de la curadora de arte María Estela Duarte en el Munal y el Inbal, quien –dijo— nos ha enseñado a ponderar ese valor que implica una fuente primaria. Ella ha sido una piedra angular para todo eso que implica una donación al Inbal como este encomiable y fundamental archivo de Carlos Mérida.
Armando Colina, 55 años de trayectoria
Armando Colina, cofundador de Galería Arvil, promotor cultural y galerista con más de 50 años de trayectoria, tuvo un acercamiento fraterno y de colaboración profesional a lo largo de numerosas décadas con el artista Carlos Mérida, cuyo acervo documental original fue dividido en tres grandes segmentos, uno donado al Museo de Arte Moderno de Guatemala Carlos Mérida; el segundo fue entregado al Inbal en el año 2000 por la hija del artista, Alma Mérida; y en 2022, Armando Colina donó el tercer segmento del archivo a este Instituto.
De este modo se reunió para el pueblo de México, bajo el resguardo del Instituto, y a través del Museo Nacional de Arte, este importante legado documental conformado por uno de los artistas más destacados en México y Latinoamérica en el siglo XX.
Carlos Mérida no solo se limitó a la creación artística, fue un reconocido escritor y crítico de los movimientos artísticos nacionales y mundiales. Participó en destacadas publicaciones de la época y libros en el extranjero. Fue además un participante activo en la creación y consolidación de las instituciones culturales y escuelas artísticas, su labor en este rubro comenzó en 1931 como director de la Escuela de Danza, creando y consolidando un programa interdisciplinario entre artes plásticas, música y danza.
Su archivo documental es testimonio de los intereses académicos, artísticos e intelectuales que desarrolló a lo largo de su vida, así como de sus vínculos con otros personajes de la vida cultural del país.