* La artista nacida en Nueva York vivió en México, en donde desarrolló su obra artística desde 1960
Ciudad de México.- La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) recuerdan a la escultora estadounidense Naomi Siegmann al cumplirse cinco años de su fallecimiento, ocurrido el 28 de febrero de 2018 en la Ciudad de México.
La artista, originaria de Nueva York, eligió México como su hogar y por su relación con los materiales que utilizaba para su trabajo escultórico se le consideró una artista ecologista. Para ella el mundo entero era en sí una obra de arte.
A lo largo de su carrera, Naomi Siegmann -Naomi Gassner- presentó su obra en exposiciones individuales y colectivas en diversos recintos del Inbal, así como en museos y galerías de Estados Unidos y Europa.
En abril de 2018, a dos meses de su fallecimiento, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura recordó a la artista con una mesa redonda, en la cual la investigadora Sofía Neri aseguró: “Su aportación más importante es que ella, dentro de la época en que la pintura mexicana moderna y los artistas estaban abriéndose a nuevas expresiones de índole abstracta, semiabstracta y un poco más lúdica, trajo la novedad de hacer trampantojos visuales en naturalezas muertas y objetos que tienen que ver más con la cotidianidad de la gente”.
En junio de 2019, el Inbal volvió a rendir homenaje a la artista, esta vez con una exposición en el Museo de Arte Moderno, con obra donada por sus familiares: Jardín negro, integrada por obras pertenecientes a tres series distintas producidas en 2009: Jardín negro, Realidad alterada y Enredaderas, acompañadas del libro Naomi Siegmann (2016), así como de un par de textos a muro.
Naomi Siegmann nació en Estados Unidos en 1933 y radicó en México desde 1960.
Sus inicios en la pintura fueron de manera autodidacta, pero en México tuvo maestros particulares, entre ellos Tosia Malamud y Enrique Miralda. Luego se vinculó con otros artistas y coleccionistas, por lo cual se interesó en la escultura a partir de lo que veía en sus casas. “Lo que veía, ella lo esculpía”, decían sus compañeros.
Primero experimentó con el bronce y la piedra, luego cambió por la nobleza de distintas maderas. Es la talla lo que esencialmente interesó a Siegmann, quien fue reconocida por su peculiar y minuciosa copia de objetos cotidianos y la ubicación de éstos en contextos inesperados.
En su biografía, la artista comentaba: “Empecé a tallar madera a principios de la década de los setenta y se convirtió en el medio en el que trabajé durante más de 20 años, cuyo material constituía la mayor parte de mi producción”.
La escultora llegó a comentar que el objetivo de sus obras era estimular la percepción del espectador. Incitarlo a ver objetos familiares de una nueva manera para alterar la relación entre la realidad física actual y la percibida.