Zinacantán, Chiapas.-El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, recordó en esta localidad chiapaneca que cuando era presidente del Brasil instrumentó un programa denominado “Hambre Cero” en el que se inspiró la Cruzada contra el Hambre que recibió críticas similares como las que ahora recibe el gobierno de Peña Nieto por llevar a cabo la Cruzada contra el Hambre, inspirado en la versión brasileña, en 400 municipios donde reside la gente más pobre del país.
“Mis adversarios tanto de derecha como de izquierda, porque es lo que pasa en el radicalismo, los dos opuestos se encuentran, decían que el programa tenía carácter asistencialista y que el Presidente era populista y que sólo piensa nada más que en las elecciones”.
“Me decían ese programa es darle limosna a la gente. Las personas se van a hacer perezosas, no querrán trabajar más”.
Lula Da Silva aseguró que “sí se puede erradicar el hambre en el mundo” pero advirtió que se necesitan gobiernos comprometidos con los pobres. “Los ricos no necesitan los gobiernos. Quienes necesitan los gobiernos, son los pobres del mundo”.
El expresidente brasileño expuso que en Brasil, en 10 años de Gobierno, “nosotros pudimos sacar de la pobreza a 33 millones de personas y 40 millones ascendieron a la clase media” y aseguró que se generaron “19 millones de empleos formales. El salario mínimo que antes era de 80 dólares. Hoy, ha aumentado a 350 dólares”.
A continuación el texto íntegro del discurso del ex mandatario brasileño pronunciado durante el inicio de la Cruzada contra el Hambre efectuado en el municipio de Zinacantán, estado de Chiapas:
Mi querido amigo, Presidente Enrique Peña Nieto.
Querido Gobernador del Estado de Chiapas; mi querida Secretaria Rosario; estimados Ministros, Diputados y Secretarios.
Mis queridos amigos y amigas de Chiapas; queridos amigos y amigas de México:
Estoy un poco preocupado porque estamos lanzando un programa que se llama Sin Hambre, y ya son casi las dos de la tarde, y las personas tienen hambre.
Yo he preparado un discurso de unos 10 minutos, pero como se va a traducir en dos idiomas más, los 10 minutos se convertirían en 30. No es justo con el Programa Sin Hambre.
Pero si quisiera aprovechar esta ocasión para decirle algunas palabras al Presidente Peña Nieto.
He venido aquí a dar mi testimonio: Sí se puede erradicar el hambre en el mundo. Pero necesitamos gobiernos comprometidos con los pobres.
Los ricos no necesitan los gobiernos. Quienes necesitan los gobiernos, son los pobres del mundo.
En Brasil, en 10 años de Gobierno, nosotros pudimos sacar de la pobreza a 33 millones de personas y 40 millones ascendieron a la clase media.
Generamos 19 millones de empleos formales. El salario mínimo que antes era de 80 dólares. Hoy, ha aumentado a 350 dólares.
Presidente:
Brasil era un país de economía capitalista, donde no había capital.
No había crédito para los pobres, ni para la clase media y no había crédito, tampoco, para las PyMES.
En 10 años de nuestro gobierno, Presidente, nosotros que teníamos 70 millones de cuentas bancarias en todo el país, hoy, ese número es de 120 millones de cuentas bancarias.
Nosotros aumentamos el crédito, que antes era de un 25 por ciento y hoy es de 56 por ciento del Producto Interno Bruto.
Se creó una línea de crédito especial para los pequeños productores y otra para personas que jamás habían puesto un pie en un Banco.
Muchos decían que el Gobierno no podía garantizar el crédito, porque si las personas no pagaban, el perjuicio sería del Gobierno, porque los pobres no tenían garantías.
Y yo le decía a mis Ministros: Ustedes no saben qué es pobre. Los pobres no tienen bienes materiales para ofrecerlos en garantía. El único patrimonio que tiene un pobre, es su nombre y su honor. Y a los pobres les gusta pagar. Les da pena deber a alguien. A muchos ricos, nos les da pena nada.
Por eso le digo al Presidente, que yo quisiera darle las gracias, porque ya había visitado México muchas veces, pero siempre me quedo en la Ciudad de México. A veces me invitan a alguna reunión. A veces me invitan a una universidad, a veces a reuniones con los sindicatos. Me invitan a ver los museos maravillosos que hay en México. Pero esta es la primera vez que he venido a México y puedo mirar en los ojos del pobre pueblo mexicano.
Y les puedo decir a todos, mirándole a los ojos del Presidente Peña, mirando a los ojos de cada hombre y de cada mujer mexicana, que el hambre no existe por falta de dinero, ni existe por falta de producción agrícola, no existe por falta de tecnología, el hambre existe por falta de vergüenza de gobernantes en el mundo que no se preocupan por el pueblo pobre.
Presidente:
El Programa Bolsa Familia o Canasta Familiar de Brasil, cuida de 50 millones de personas.
El dinero se le da a la mujer de la familia. No es por desconfianza en los hombres, pero la mujer es más responsable.
Presidente:
Nosotros gastamos solamente con ese Programa Bolsa Familia el equivalente a 0.5 por ciento del PIB de Brasil. Más o menos 13 mil millones de dólares.
Saben cuánto ha costado la Guerra en Iraq hasta el momento, buscando armas químicas que nunca existieron: un billón 700 mil millones de dólares. Imagínense ustedes a cuántos pobres podríamos ayudar con ese dinero.
La crisis financiera causada por el mismo sistema financiero internacional, ha utilizado más de nueve billones de dólares para salvar a ese mismo sistema financiero. Imagínense ustedes cuántos platos de comida podríamos poner en las mesas del pueblo pobre del mundo.
Por eso, quisiera concluir, haciéndole una alerta al Presidente Peña Nieto, a nuestra querida Rosario y a todos los involucrados en el Programa Sin Hambre, en esta Cruzada Nacional Contra el Hambre. Yo estoy a nueve mil kilómetros de distancia de México, pero puedo decir, aquí mismo, cada crítica que ustedes reciban hoy.
Cuando empezamos nuestro Programa Hambre Cero en Brasil, mis adversarios tanto de derecha como de izquierda, porque es lo que pasa en el radicalismo, los dos opuestos se encuentran. Y esos adversarios, decían que el programa tenía carácter asistencialista. Decían que el Presidente era populista.
Que piensa nada más que en las elecciones. Ese programa es darle limosna a la gente. Las personas se van a hacer perezosas, no querrán trabajar más.
Es muy poco dinero. 25, 30, 50 dólares es muy poco. Y yo les decía: Es poco, sí, pero para quien tiene mucho. Pero para millones y millones de madres brasileñas, que iban a la cama sin poderle dar un vasito de leche a sus hijos y se despertaban por la mañana sin darle un pan a sus hijos, para esas madres, 50 dólares quizás no sería mucho, pero sí era suficiente para saciar el hambre de sus hijos.
Ya yo estaba cansado de oír a los gobernantes de Brasil diciendo que: Tengan paciencia; tengan ustedes mucha paciencia. Ellos decían que la economía primeramente tendría que crecer. Es como si fuera una torta, una torta que primero tiene que crecer para después repartir. Y la torta crecía y crecía, pero alguien se la comía y los pobres seguían pasando hambre.
Así que no, Presidente. Usted tiene que decir todos los días que los pobres no tienen por qué tener paciencia. Él debe tener esperanza y confianza en su Gobierno.
Y nosotros como gobernantes, tenemos que decirle a quien quiera escuchar, que hay solamente una razón por la cual queremos gobernar. En Brasil yo lo hice y estoy seguro que usted lo hará en México.
Este país extraordinario, con una historia extraordinaria. Este país, que ya albergó la civilización más importante del mundo. Este país tiene todo lo que el pueblo necesita.
Así que ahora, Presidente, ellos lo tienen a usted. No les falte.