Entrelineas
Retorno de presos de la Sección 22 exhibe al gobierno de Oaxaca
Miguel Ángel Schultz
Con dureza innecesaria se sigue tratando a los integrantes de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que fueron aprehendidos el pasado 29 de octubre, acusados de realizar actos delictivos durante sus protestas en su rechazo a la Reforma Educativa, por lo que a pesar de contar con la resolución de un juez de trasladarlos del penal de alta seguridad de El Altiplano -en la que se encuentran desde su captura, hasta ayer según versión de sus familiares- aún no se encontraban en algún penal de Oaxaca.
Lo dicho por los familiares de Othón Nazariega Segura; Roberto Abel Jiménez, Juan Carlos Orozco Matus y Efraín Picazo Pérez, desmiente lo expresado por el gobernador Gabino Cué, quien aseguró que los mentores ya estaban en cárceles de la entidad, lo que también nos lleva a revisar lo que ocurre con los penales en Oaxaca.
A manera de justificación por el no traslado de los mentores a su tierra de origen, y ante el desacato del Gobierno del Estado al amparo otorgado por un juez federal, el subsecretario de Readaptación y Reinserción Social de la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO), Víctor Alonso Altamirano, explicó que aun cuando fueron notificados por un juez, para reubicar a los cinco profesores, esto no se había realizado porque no había espacio (suponemos en las cárceles de la entidad).
De aceptar lo dicho por el funcionario, resulta de suma gravedad que el sistema penitenciario este colapsado, al no existir cupo para ningún sentenciado más, ello nos lleva a pensar que la justicia en Oaxaca, por falta de planificación, es letra muerta, porque ningún condenado por los tribunales puede purgar una pena, por falta de espacio.
Peor aún resulta el hecho que el mandatario estatal haya hecho un recorrido de supervisión del penal de mediana seguridad que se construyó en San Francisco Tanivet, Tlacolula, donde se aseguró ante nutrida comitiva que este registraba un avance del 98 por ciento, en noviembre pasado. La obra se inició en agosto del año 2012 y se tenía comprometida concluirla a mediados del año pasado, lo que no ocurrió.
El mandatario ha afirmado que será en el mes de marzo próximo cuando se inaugure el penal de mediana seguridad. Sin embargo, el 29 de diciembre en otro recorrido por el penal de Tanivet dio por concluida la obra, anunciando que los gobiernos federal y estatal habían finalizado, ¡por fin!, con el Centro de Readaptación Social de Media Seguridad número 1. Lo lamentable es que pese al hacinamiento de los reclusorios en Oaxaca, se llevarán más de 90 días para que empiece a operar el nuevo penal, que ante los hechos ocurridos en Nuevo León en el penal de Topo Chico, esto debería ser una prioridad extrema, para el Gobierno del Estado.
De acuerdo con cifras oficiales en la Penitenciaría de Ixcotel, hay mil 249 internos en un espacio máximo para 600. Situación similar se presenta en los 16 penales que tiene el Gobierno del Estado. También de acuerdo al último recuento el penal de Miahuatlán tenía 556 reclusos, en un inmueble máximo para 500 prisioneros.
De ahí que se pueda considerar que el no traer de vuelta a los profesores a Oaxaca, no son razones de sobre población penitenciaria sino de política, porque si hubiera la voluntad del gobierno, bien podría ayudar a pagar la fianza a algunos de los sentenciados, que por falta de recursos económicos no son liberados y a apresurar sentencias rezagadas, pero nada de eso ocurre. Y pese a todas las dificultades, el retorno de los maestros presos a su tierra natal, es un logro de su resistencia y han exhibido que la aplicación de la justicia, por más que se quiera negar tiene un fuerte olor a venganza del Estado, independientemente de los delitos cometidos.
@MiguelAschulz