Por: Irineo Molina Espinoza
No se calla la verdad matando periodistas, la corrupción en la que vive el sistema mexicano ha permitido que se sigan cometiendo crímenes para callar la libertad de expresión, derecho humano fundamental, consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Desde mi perspectiva y de acuerdo a un estudio realizado por la CNDH el asesinato de periodistas y miembros de medios de comunicación constituye la forma de censura más extrema.
Estas acciones violentas no solo vulneran la libertad de pensamiento y expresión de manera drástica, sino que además atentan contra los derechos de los ciudadanos y la sociedad en general que busca estar informada de los acontecimientos ocurridos.
Desde donde se quiera ver, estos crímenes no deben de quedar impunes, de ser así seguiremos sumidos en la impunidad, atentando contra las opiniones, los debates públicos, los señalamientos, la rendición de cuentas así como la trasparencia, elementos esenciales para una democracia y como lo ha señalado en varias oportunidades la Corte Interamericana, la libertad de expresión es una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática.
En la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión, emanada de la Relatoría para la Libertad de Expresión, durante el año 2000 se dijo que la libertad de expresión, en todas sus formas y manifestaciones, es un derecho fundamental e inalienable, inherente a todas las personas. Es, además, un requisito indispensable para la existencia misma de una sociedad democrática, recordemos que una sociedad que no está informada no es plenamente libre.
Nuestro estado de Oaxaca es considerado uno de los más violentos y peligrosos para ejercer el periodismo, de acuerdo a un informe reciente emitido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), del año 2000 al 3 de mayo del 2017 fueron asesinados 125 periodistas en el país; 15 de ellos correspondieron a Oaxaca, colocándonos en segundo lugar de asesinatos a periodistas, solo Veracruz está por encima de nosotros.
Oaxaca ha sido cuna de grandes periodistas; algunos de ellos son los hermanos Flores Magón quienes con su vocación e ideales dieron aporte a la lucha por un México revolucionario en aras de mayores libertades.
La labor de los periodistas como enlace entre Gobierno y ciudadanía juega un papel preponderante y da voz y forma a los preceptos constitucionales. Desde el Legislativo debemos también alzar la voz y pugnar porque se de paso a una ley practica y formal en la protección del ejercicio periodístico, esa debe ser nuestra aportación para que las voces críticas nos ayuden a corregir el rumbo cuando haya extravío o informar a la sociedad las ventajas de nuevas leyes.
Hoy exponemos nuestro punto de vista, pero ante todo, nuestra solidaridad con un gremio que ha sido constantemente agraviado. Si se silencia una vos, una prensa, se vulnera la libertad de expresión y con ello se atenta contra la vida democrática que está en vías de consolidarse.