Se extinguen farmacias ‘históricas’ en la Mixteca oaxaqueña; Boticas, tradición en el olvido

Boticas, tradición en el olvido
Con 92 años a cuestas, humedecidos los ojos, don Alfonso, tuvo que retirarse de su botica.

Texto: Joel F. Gálvez Vivar

Fotos: Karol Joseph Gálvez López

Tlaxiaco, Oaxaca, México.- Con 92 años a cuestas, humedecidos los ojos, don Alfonso, tuvo que retirarse de su botica. Fatigado y melancólico, recuerda su hijo, estaba parado en el umbral de la puerta, ni dentro ni fuera, y desde ahí se despidió en silencio y cabizbajo del lugar donde por más de 60 años curó y sanó a generaciones enteras.

Se trata del médico tradicional Alfonso Taboada, nacido en 1917, a quien los pueblerinos cariñosamente le llamaban ‘doctor’, su nombre y su leyenda son el imán que aún atrae a cientos de personas a la última y singular botica que permanece abierta en el corazón de llamado París chiquito, que también los mixtecos le llaman ‘Ñuú Vico’, pueblo o país de las nubes.

‘Es toda una tradición quizás lleno de leyendas medicinales, a los viejos boticarios seguramente les da mucha impotencia saber que su noble oficio está agonizando’, lamenta con tristeza Jesús Valle Jiménez, nieto de Valentín Nicolás Jiménez, quien permanece 25 años, al frente del local junto con su familia, y tercero en generación.

Cuenta que hace más de 150 años, que Valentín Nicolás Jiménez, llegó a estas sagradas tierras de la mixteca oaxaqueña, procedente de la madre patria (España), instaló la empresa boticaria ‘La Parroquia’, que abrió sus puertas en las esquinas de las céntricas calles de Fray Caldelas y Fray Lucero, junto al templo parroquial de la virgen de la Asunción.

La tradición del oficio está en su apogeo, floreciente desde entonces hasta nuestros días ha permanecido, aceptable entre la gente de los pueblos de la comarca, ‘pero ya no se come con esto’, asegura Valle Jiménez.

Por eso y porque las generaciones de ahora, ya quieren dedicarse de lleno a sus estudios y carreras afines ó de plano a otras actividades, de tecnologías de punta, aunque la familia le añora el sentimiento, la tradición, se debe continuar, sostiene.

* Fue fundada en 1865

Al tiempo recuerda con orgullo, cuando fuese creada la gran empresa, actualmente la farmacia permanece de pie, en la vieja casona donde iniciase el ‘viejo’ con la noble actividad de ‘boticario’, todos los días está abierta al público, y en ocasiones hasta altas horas de la noche, atiende a la clientela que requiere de los medicamentos tradicionales.

En tanto, las viejas recetas han sido sustituidas por los modernos reactivos. Trabajan con formulaciones que tienen mayor demanda en el segmento de pomadas y fomentos para problemas de la piel, como dermatitis.

Asegura Valle Jiménez que el oficio sucumbe, sobre todo, desde hace tres a cinco años, ante la presión de los laboratorios internacionales, la medicina de patente y las farmacias de cadena. Debido a que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), requiere de un área reservada para la preparación de formulaciones botánicas, separada de la farmacia y su consultorio, como lo indican los artículos 58 y 114 del reglamento de insumos para la salud.

Ante ello, resalta el boticario tlaxiaquense, ‘decidimos parar de fabricarlos y solo continuar con la preparación de polvos y ungüentos de formulaciones más simples para afecciones de la piel, aunque tampoco nos deja muchas ganancias’, indicó.

* Hay de todo en la botica

Alopáticos, Genéricos intercambiables, Oficinales, Magistrales y Homeopáticos, en cuanto a Medicamentos se refiere y en el rubro de Medicina, están la tradicional, alternativa-holística, de patente (IV, V, VI), naturista y Fitoterapia.

En Insumos: para fórmulas magistrales, sales, lociones, tinturas, esencias, extractos, pomadas, entre otros, miembro activo de Anafarmex/amiif y bpcm, certificado 2001 por la SSA.

Entre las preparaciones más populares en la época de oro de la botica estaban el talco de Venecia, que era perfumado con fragancias de grosella o menta, para hacer ‘polvo para enamorar’. Cuenta la leyenda que se esparcían en la palma del interesado, luego él tenía que saludar de mano a su amada para impregnárselos, finalmente, si ella se lavaba las manos y el talco se escurría con el agua, ella estaba enamorada, era muy popular entre la clientela, aseveró.

Era tal la cantidad de utensilios en este antiguo laboratorio, que es difícil fijar la vista, hornillos, cazos, morteros, medidas, pesas, pildoreros, una báscula exacta antiquísima, espatuleros, donde el boticario elaboraba los medicamentos, un viejo librero de fina madera, hay textos antiguos, raros, don Jesús indicó que es una colección de farmacopeas y libros de control con miles de recetas surtidas desde 1865, hasta nuestros días.

‘Es toda una tradición quizás lleno de leyendas medicinales, a los viejos boticarios seguramente les da mucha impotencia saber que su noble oficio está agonizando’.
‘Es toda una tradición quizás lleno de leyendas medicinales, a los viejos boticarios seguramente les da mucha impotencia saber que su noble oficio está agonizando’.

* El futuro de la botica es incierto

Los pobladores de esta zona de la mixteca oaxaqueña, recuerdan a Valentín Nicolás, siempre servicial y dispuesto a darles un consejo, pero sobre todo curar a los familiares de algún mal, fue un verdadero ‘doctor’ del pueblo, ya que gran parte de su tiempo la pasaba en su improvisado laboratorio preparando los más complicados ‘jarabes, ungüentos y polvos’.

Todavía, señalaron, permanece ese aire del siglo pasado, cuando llegaban los pacientes del barrio y de pueblos lejanos, cargados en burros o caballos, a intercambiar síntomas y recetas por el medicamento adecuado, tiempos aquellos en que la botica y el boticario tenían que abrir y trabajar desde las cuatro y media de la mañana, hasta la media noche para darse abasto con la clientela.

La venta superaba más de mil productos diarios, hoy quizás vender 20 medicamentos al día pudiese ser lo máximo, excepcionalmente los días de plaza, es cuando bajan los paisanos a realizar sus compras, sostienen los rurales.

‘Mi abuelo siempre quiso que la gente, que es su gente, pueda ver todos sus tesoros, recetas, utensilios, para que perdure la tradición. Todo esto que ahora está en cajas o empolvado es la esencia de siglos, de la época de oro de México, y de la nobleza campirana de Tlaxiaco y de la Mixteca’, puntualizó Valle Jiménez, digno heredero de la gran dinastía.

josé

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