Especial de José Luis Camacho López para oaxacaentrelineas. Con la ausencia del presidente Enrique Peña Nieto, de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, miembros del actual gabinete presidencial, así como de los coordinadores priistas en el Congreso, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, el PRI recordó el asesinato de su candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, ocurrido en Lomas Taurinas, Tijuana, el 23 de marzo de 1994.

Cientos de priista rindieron guardias de honor en la estatua con la figura del sonorense en el patio de los edificios del CEN priista en el norte de la capital del país. quien fue acribillado de dos disparos, uno en la cabeza y otro en el abdomen, hechos por un supuesto “asesino solitario”, Mario Aburto, un joven de 22 años oriundo de Michoacán, quien se encuentra en una cárcel de alta seguridad en el estado de Tamaulipas.

De los miembros del gobierno, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, solamente escribió en su cuenta de Twitter: “Recordamos en México al político mexicano Luis Donaldo Colosio tras 19 años de su muerte”.

Fue notable la ausencia de Liébano Sáenz, quien fuera su secretario de Información y Propaganda, y de Alfonso Durazo, su secretario particular.

Un homenaje a similar al efectuado en el PRI nacional se realizó en Lomas Taurinas, organizado por las autoridades municipales del lugar de filiación priista.

El padre de Colosio, Luis Colosio Fernández, hasta su muerte ocurrida el 6 de febrero de 2010 en Sonora, mantuvo sospechas sobre las verdades ocultas alrededor del crimen de su hijo.

Para recuperar la memoria de su candidato asesinado, en el Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz, Adolfo Lugo Verduzco, Fernando Ortiz Arana, Jorge de la Vega Domínguez, ex dirigentes priistas, familiares, políticos identificados con Colosio y actuales dirigentes del PRI, encabezados por César Camacho Quiroz, se unieron en un acto luctuoso para rendir tributo a su candidato presidencial nacido en Magdalena de Kino, Sonora, el 10 de febrero de 1950.

Presidente del PRI, diputado, senador, secretario de Desarrollo Social, Luis Donaldo Colosio destacó como un político de ideas y de carácter de reformador. Cuando fue postulado como candidato presidencial en noviembre de 1993, Luis Donaldo tuvo que enfrentar el regateo del propio presidente Carlos Salinas de Gortari y la oposición del entonces jefe del Departamento de Distrito Federal, Manuel Camacho Solís.

Salinas dudada en apoyar a Luis Donaldo Colosio y Camacho Solís presionaba para ser el candidato sustituto porque según se publicaba en las columnas políticas que servían de correo, la campaña colosista “no prendía”. Salinas de Gortari ha rechazado y calificado de falsas e irresponsables las versiones lo acusan de falta de apoyo a la candidatura de Colosio.

Salinas atribuye a que la campaña colosista no tenía espacio en los medios debido al conflicto armado en Chiapas, declarado el 1 de enero por el llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). No era una versión sólida, a lo que se refería Colosio era la ausencia de apoyo a su partido para que despegara, como en otras campañas presidenciales, con todos los recursos que normalmente dependían de la Presidencia de la República.

El discurso que pronunció Luis Donaldo el 4 de marzo en el Monumento a la Revolución en el cual criticó el rumbo neoliberal del gobierno de Salinas de Gortari significó la ruptura con el grupo salinista. El entonces candidato tuvo que remar contra la corriente dentro de su propio partido.

Tres párrafos de su discurso del 4 de marzo dibujaban el gobierno que ejercería Luis Donaldo Colosio en la Presidencia de la República:

“Veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso; de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura y que están dispuestos a creer, a participar, a construir nuevos horizontes.

“Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.

“Como partido de la estabilidad y la justicia social, nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que ellas esperaban de nosotros. Tenemos que asumir esta autocrítica y tenemos que romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida. Tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de innovación y de cambio. Empecemos por afirmar nuestra identidad, nuestro orgullo militante y afirmemos nuestra independencia del gobierno.”

Crítico y autocrítico el discurso de Colosio rompía con las formas tradicionales de alabar a quien se relevaría en el mando presidencial y veía que su partido estaba condenado al inmovilismo y desaparición.

Luis Donaldo Colosio fue asesinado cuando su campaña prendía en el norte del país. Su gira por el estado de Sinaloa y en Baja California significaba que su campaña se desarrollaba sin los obstáculos que enfrentó desde el inicio de su campaña en diciembre de 1993. Camacho Solís había renunciado a relevarlo el 22 de marzo. Luis Donaldo recibió con agrado la noticia con la firme idea de que su campaña despegaría.

Extrañamente, el lugar donde fue acribillado el candidato Luis Donaldo era una verdadera trampa. Una hondonada con dificultades para salir. Lomas Taurinas, una zona de pobladores precaristas, fue el sitio donde se desarrollaba un mitin del candidato denominado “acto de unidad”. Unos cuatro mil pobladores de la zona estaban presentes. La música estruendosa de “La Cúlebra” ocupaba el espacio donde se realizaba el mitin donde hablaron cuatro oradores.

El reportero de El Día, José García Segura, quien cubría la campaña de Colosio, fue de los primeros informadores que dieron cuenta del trágico suceso.

Colosio desafío y criticó al sistema. Los oradores en el acto en memoria del candidato presidencial sacrificado destacaron la trayectoria, personalidad e ideas políticas de Luis Donaldo Colosio.

A 19 años persisten las dudas sobre el asesinato. ¿Fue producto de un asesino solitario o un crimen de Estado? Luis Donaldo Colosio, en su discurso de protesta de candidato presidencial, el 4 de marzo de 1994, había prometido un gobierno que acabara con impunidades y resolviera la profunda desigualdad social en el país.

Difícilmente Luis Donaldo Colosio, como presidente, creen priistas, hubiera cedido fácilmente el poder presidencial en el 2000 como lo hizo su sucesor en la candidatura presidencial, Ernesto Zedillo, quien en su sexenio abandonó las banderas de su partido y su relación con el PRI estuvo marcada por lo que llamó como “sana distancia” que no fue otra cosa que sepultarlo.

Con Zedillo el PRI se derrumbó y perdió las elecciones del 2000. Los priistas recriminan aún a Zedillo haber cedido el poder presidencial dócilmente y haber abandonado a su partido.

En el acto efectuado en el Claustro, el poeta Eraclio Zepeda, quien fuera secretario de gobierno en Chiapas, recordó el carácter bondadoso y gentil del sonorense.

Durante doce años, los homenajes al candidato asesinado estuvieron reducidos a guardias de algunos priistas y homenajes limitados casi a la privacidad y olvido. Con el nuevo gobierno del PRI en la presidencia, los priistas esperaban que estuviera presente el presidente Peña Nieto, para darle el realce que requería recuperar la memoria de su candidato residencial

Luis Donaldo contendía contra Diego Fernández de Cevallos del PAN y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano del PRD en un contexto político enrarecido por el conflicto armado de Chiapas y la disputa por candidatura presidencial del PRI. Meses más tarde, el 28 de septiembre fue asesinado el secretario general del PRI, Francisco Ruiz Massieu, un ideólogo priista que aspiraba a la candidatura presidencial de su partido para las elecciones del año 2000. Era el 1994 de México.