Por Horacio Corro Espinosa
Los candidatos han de saber que no importa lo que verdaderamente eres, sino lo que la gente cree que eres.
Mucha gente cree que eres algo o alguien, porque andas como precandidato o candidato. La publicidad significa mucho, y remite a cualquier persona a tus proyectos, siempre y cuando tengas la habilidad y la preparación para hacer eso.
La publicidad es un estímulo que le envía a los ciudadanos, aunque en ocasiones esos estímulos no están cuidados. Hay que recordar que existen los estímulos verbales y no verbales. Cada uno de nosotros envía estímulos hacia afuera, mismos que nos levantan una imagen que puede o no corresponder con nuestra verdadera identidad.
Por ejemplo, tal vez recuerdas aquella imagen de Fox, con sus botas de charol que usó con un frac. A la mejor esa fue una inducción inocente o intrascendente, pero causó impacto en otros países. Es probable que a partir de entonces al mexicano ya no lo identifiquen con sarape y huaraches, sino con botas de charol.
La imagen que proyectan los candidatos a través de sus impresos, configuran en la ciudadanía un clic o un rechazo, en una sola ojeada. Así es esto dela publicidad, para los que no lo sepan.
Ahora que andan los partidos políticos muy preocupados para elegir a sus candidatos, les voy a dar una receta que les evitará la fatiga. Acudan a las cuentas de tuiter o facebook de los aspirantes, y lean cada uno de sus mensajes. Califiquen redacción, espontaneidad, autenticidad de los mensaje. Si lo que publicó en su biografía coincide con sus apetitos; si lo que ha publicado es personal o retuiteos o compartir, etc., etc.
Estoy seguro que estas dos redes sociales, son las ventanas que nos permiten conocer a fondo, y en unos cuantos clics, a los candidatos. Yo ya lo hice. Un día me dediqué a perder el tiempo para saltar de una cuenta a otra de los aspirantes a diputados y a presidentes municipales de nuestra entidad, y la verdad terminé bien contaminado, pues leí a cada burro que en lugar de aportarme cosas buenas, tuve que limpiarme con la lectura de unos buenos libros.
Me di cuenta de la pobreza de lenguaje que utilizan y de los errores ortográficos de esos personajes que nos han representado o que pretenden representarnos. Los representantes de los partidos políticos, están a tiempo de elegir a los hombres más capaces, o a los hombres con menos neuronas.
Muchos de estos políticos creen que ser político es demostrar públicamente su rastrerismo a otros políticos de mayor jerarquía. Incluso, me encontré un mensaje que decía más o menos así: “El político debe cuadrarse ante los políticos de mayor nivel, aunque te ignoren, porque esto es como la milicia”. Fíjense nada más en semejante tontería. Es por eso que se derivan tantas y tantas corruptelas.
Creo que si cada partido político se remite a revisar las cuentas de los aspirantes a cargos de elección popular, descubrirán lo que verdaderamente quieren para su comunidad. La mayoría de éstos hablan de valores, así se anuncian en sus encabezados, pero si recorres su cuenta, no encuentras nada al respecto, si acaso, de la familia, pero no hay un referente a la misma.
También, por las redes sociales, te vas a enterar de los candidatos más queridos o más odiados. Eso es un mucho más certero que una encuesta. Desde luego que hay que tomar en cuenta quién hace determinado señalamiento.
Hay un precandidato que me preocupa ucho, es de Huajuapan. Se trata del priísta Samuel Rosales Olmos. En los muchos años que tiene de político, aún no ha aprendido a superarse. Échenle un ojo a su cuenta. De 68 tuits, 40 son retuiteos o rebotes o pensamientos de otras cabezas, y sólo 20 de él, pero escritos con las patas y sin coordinación motriz. No sé si esté bien dicho esto último, pero quiero que también me entiendan los priístas.
A veces certifico que la bendición del padrino José Murat, es más fuerte que la oportunidad que espera la población para gobernarse.
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