Miguel Ángel Schultz
El Triunfo electoral de Donald Trump representa un cambio fundamental de condiciones para el Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, quien tendrá que utilizar toda su capacidad para sortear la larga noche que hoy inicia ante un personaje pragmático y provocador estridente, más aún cuando el Partido Republicano logró la mayoría en el Senado y seguramente tendrá en sus manos la Cámara de Diputados, lo que nos obliga a cerrar filas con el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
En su discurso de la victoria pronunciado ante miles de seguidores, Trump se comprometió a no más guerras, financiadas particularmente por el Gobierno de Estados Unidos que representa más de 60 mil millones de dólares entregados a Ucrania, por el gobierno del actual presidente Joe Biden, para enfrentar a Rusia que la invadió desde febrero de 2022 a la fecha y que arma hasta los dientes al gobierno sionista de Israel que masacra al pueblo de Palestina y ahora arremete contra el Líbano, política que continuará de una u otra forma.
El Gobierno de Claudia Sheinbaum, el segundo piso de la Cuarta Transformación, para enfrentar lo que se viene tiene que tomar en cuenta el peso que representa tener una frontera de más de tres mil kilómetros con el imperio, que en su decadencia ha entrado en un momento de expansión lo que representa una amenaza para México.
Al ganar los republicanos el Poder Legislativo, pueden instrumentar lo que lo que se les plazca; como operaciones militares en territorio mexicano, según dicen para combatir a las bandas paramilitares de los narcotraficantes, a las que califican de terroristas, y que han sido armadas desde los propios Estados Unidos.
Hay que revisar lo que se conoció como el programa Irán Contras, autorizado por el entonces presidente Reagan de los Estados Unidos, en 981 en el que se empleó el dinero del narcotráfico para financiar a los contra revolucionarios nicaragüenses opuestos a la Revolución Sandinistas de Nicaragua.
La derecha parasitaria mexicana cree que con la victoria electoral del Partido Republicano, sólo es cuestión de días para que el Gobierno de la Cuarta Transformación colapse, ya que ha anunciado el presidente electo Trump de aplicar el pago de aranceles a los productos mexicanos del 25 por ciento que irá creciendo hasta el cien por ciento, si no se frena el narcotráfico y la migración, flujo humano hacia su país que le llama invasión, idea que no es nueva sino que ya se utilizó a inicios de la década de los años cincuenta del siglo pasado.
La derecha mexicana, no se da cuenta que no es tomada en serio por las élites de poder estadounidenses, que sólo la ven como lo que son una lumpenburguesía que les es útil, pero que no tienen ni el nivel social ni económico para sentarlos a la mesa del banquete de las grandes ganancias.
Resulta grotesco escuchar a los comentócratas de los medios de información tradicionales festinar y aplaudir, como focas, el arribo de Donald Trump, y alabar el modelo de democracia de los Estados Unidos, cuando no se sustenta en el voto universal directo y secreto de los electores sino solo votan los integrantes del Colegio Electoral, así de antidemocrático es el sistema electoral del país que se considera ejemplo universal de la democracia.
Desde ahora por voceros de la derecha mexicana azuzan un encontronazo con el ahora presidente electo de la Unión Americana, pensando que así podrán recuperar el terreno perdido en México de las ganancias ilícitas que le dejaba dinero fácil, como la evasión de impuestos y los trinquetes, como es evadir el pago de salarios dignos, prestaciones a sus trabajadores y gozar de contratos leoninos con el gobierno, a los que ahora ya no tienen acceso por la políticas implementadas por el Gobierno de la Cuarta Transformación.
La derecha parasitaria deberá tener presente que dos de sus magnates emblemáticos como lo son: Ricardo Salinas Pliego (Tío Riqui) y Emilio Azcárraga Jean, están, el primero demandado por incumplimiento con sus acreedores en los Estados Unidos y el segundo acusado por actos de corrupción con la FIFA e investigado por el Departamento de Justicia de Estados unidos, por lo que tuvo que dejar la presidencia del Grupo Televisa.
Una de las demandas más sensibles para el grueso de la población de los Estados Unidos es detener la migración ilegal hacia su país que de nuevo se volvió eje central de la campaña del ahora presidente electo, quien prometió hace ochos años, cuando llegó por primera vez a la Presidencia, construir un muro, que no cumplió, pero ahora si lo quiere hacer y expulsar, según dice, a 15 a 20 millones de migrantes, que en su gran mayoría son mexicanos.
Hay que recordar que en 1954, el presidente Dwight D. Eisenhower expulsó, hace hace 70 años, con el programa de nombre racista de “Espalda Mojada”, a un millón 300 migrantes fundamentalmente mexicanos que fueron cazados sin misericordia luego que los utilizaron por millones para mantener la producción de alimentos durante la Segunda Guerra Mundial.
Otro paladín de la democracia Barak Obama deportó en sus ocho años de gobierno a más de dos millones 955 mil migrantes, 47 por ciento de ellos sin antecedentes penales, mucho más de los expulsados por Donald Trump.
A nuestro país arriban miles de cubanos y venezolanos, que la derecha mexicana, los ve como el justificante para sus críticas al gobierno. Sin embargo, nunca dicen nada sobre los bloqueos y hostigamientos que sufren esos países por los gobiernos de Estados Unidos.
De los miles de migrantes que vienen centroamericanos, los que provienen de Venezuela y Cuba, no apoyan a sus gobiernos, son por el contrario anti chavistas y anti castristas, están contra sus respectivos gobiernos, basta platicar con ellos para darnos cuentas que despotrican hasta el cansancio de lo que representan los gobiernos de izquierda y del nuestro, además algunos de ellos cometen actos delictivos en el nuestro y aun así nos exigen canonjías.
Uno de los grandes motores que impuso la candidatura de Donald Trump fue precisamente el problema que representan la migración y el tráfico de drogas, por lo que el Gobierno de México tendrá que ajustar sus acciones para atender estos dos graves problemas.
La política es parte de la ciencia social, se requiere cálculos, lectura de las coyunturas y habilidad para implementar acuerdos, si la discusión de la Reforma al Poder Judicial, hubiera un día después, del proceso electoral en los Estados Unidos, seguramente un gallo distinto hubiera cantado y tal vez los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación hubieran decidido darle marcha atrás, lo que hubiera complicado de manera severa la estabilidad del Gobierno de Claudia Sheinbaum.
Por lo pronto estamos obligados a cerrar filas en torno a la presidenta Claudia Sheinbaum para defender los intereses de México.
@MiguelAschultz