Miguel Ángel Schultz
Uno de los propósitos fundamentales de la Feria del Mezcal es, sin lugar a dudas, promover su consumo, lo delicado de la situación es el hecho de que en Oaxaca, las mujeres se encuentran en quinto lugar como bebedoras de alcohol, luego de Jalisco, Aguascalientes, Nuevo León y Chihuahua, según cifras del año pasado por la Encuesta Nacional de Consumo Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat) 2016-2017.
Aunque las actividades preparadas para atraer al turismo nacional y extranjero buscan el desarrollo económico de la entidad, tendrían que revisarse a fondo, ya que aunque estas puedan resultar beneficiosas para la economía, no lo pueden ser para sus ciudadanas y ciudadanos.
El “boom” mezcalero en Oaxaca ha llevado, a los comerciantes, a introducir todo tipo de animales dentro de las botellas, que se han transformado en versiones de vidrio del Arca de Noé. Recientemente la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) en un operativo en el mercado Benito Juárez Maza, de la ciudad de Oaxaca de Juárez, confiscó 15 botellas de mezcal en cuyo interior había 18 ejemplares de reptiles y arácnidos.
Por increíble que parezca, se encontraron desde boas, pasando por otro tipo de reptiles, hasta alacranes y tarántulas. Al parecer los consumidores de mezcal se caracterizan por estar dispuestos a probar su valor, a costa de consumir el líquido donde se encuentre macerándose cualquier ser que haya tenido la mala suerte de caer en manos de irresponsables comerciantes, a los que no les importa poner en riesgo la vida de los consumidores.
La Secretaría de Economía, presidida por Juan Pablo Guzmán Cobián, ha informado que la actual Feria del Mezcal tendrá una inversión de siete millones de pesos, que participaran 70 empresas mezcaleras certificadas; 12 cerveceras tradicionales; 30 micro, pequeñas y medianas empresas del sector agroindustrial, 30 cafetaleras y 10 de giro gastronómico.
Es inexplicable por qué razón las autoridades del Gobierno del Estado, que preside Alejandro Murat Hinojosa, continúan realizando dicha feria, que fue adherida desde su origen, en 1997, durante la administración de Diódoro Carrasco a la fiesta del Lunes del Cerro, La Guelaguetza, aun cuando los propios productores mezcaleros han demandado elevar la calidad del evento y darle identidad propia.
Quienes promueven el consumo del mezcal, afirman que es el elixir de los dioses, la borrachera no era vista precisamente como practica honrosa entre las culturas mesoamericanas. Cuenta la mitología náhuatl que Tezcatlipoca, transformado en anciano, hace beber pulque a Quetzalcóatl, lo que le hace perder el sentido de sí mismo y cometer todo tipo de actos deshonrosos. La promoción de bebidas embriagantes y su consumo se utilizó durante la colonia como una herramienta de opresión, que perdieron así su utilización en rituales sagrados, junto con otras sustancias toxicas.
El turismo en Oaxaca ha tomado una ruta del fracaso, empezando por castrar a la fiesta del Lunes del Cerro de su sentido popular, promover el consumo de alcohol como uno de los principales atractivos para los visitantes. Invertir grandes presupuestos por embellecer parte del Centro Histórico, abandonando a la ciudad y sus 13 agencias, como si la ciudad no fuera un todo.
Así como poner en práctica medidas que rayan en la discriminación hacia los propios habitantes de la ciudad de Oaxaca. Además de permitir todo tipo de abusos hacia los visitantes, empezando por los agentes de tránsito. Parece que las autoridades del gobierno se empeñan en matar a la gallina de los huevos de oro, ya que si no ponen fin a este concepto mal entendido de turismo, los visitantes optarán por otras opciones en el país, que también ofrecen ciudad colonial y zonas arqueológicas.
@MiguelAschulz