Juan Jorge Bautista Gómez
Oaxaca, Oax., 20-nov-2014.- Por cuarto año consecutivo del 12 al 15 de noviembre se llevó a cabo con gran éxito el evento artístico cultural “Abasto de Letras”. De éste modo a todo lo largo y ancho, ha colmado el Mercado de Abasto de la capital oaxaqueña convirtiéndolo en un espacio de expresión artística y cultural sin precedentes.
A esta zona bronca de la Verde Antequera, que ha sido estigmatizada durante su existencia como la fuente de producción de vagos, ladronzuelos, pillos de pacotilla, desempleados, extorsionadores, tratantes de blancas, carteristas, niños abandonados y de la calle, borrachos desahuciados y desilusionados por el amor perdido, loquitos sueltos, prostitutas baratas, pobretones, nacos, y demás calamidades que son la cereza en el pastel de lo social; la comerciante y promotora cultural, Martha Acevedo y el poeta y editor oaxaqueño, Jesús Rito García, han lanzado una apuesta relevante.
Pues ahí, en esa zona, es en donde se gesta la realidad social de una Oaxaca que nada tiene que ocultar, y que como toda sociedad en curso tiene sus partes calamitosas como sus zonas comerciales de alcurnia y superficialidad.
La central de abastos es el lugar de comercio abierto y desenfrenado, en donde se juntan todas las clases sociales, y se consigue desde un clavo hasta un caballo, por decir poco, o por no decir que ahí hay y se consigue de todo y si no lo hay, eso es lo de menos, te lo consiguen.
Así los organizadores han sumado esfuerzos en estos años consiguiendo apoyos primeramente de los comerciantes y artistas, así como de instituciones como la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) y su Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el municipio de Oaxaca de Juárez, entre otros.
Pero cabe la pregunta ¿Por qué se han sumado estos actores a un proyecto que suena muy rudo y dificultoso?, ¿Vale la pena llevar alguna mínima acción de cultura a este sitio marginal?, ¿No es esta una forma de dilapidar la alta cultura que debiera exhibirse en museos, galerías y teatros exquisitos?.
Pues se han sumado porque saben que ahí, en estos lugares soterrados y marginados conscientemente por la sociedad, es en donde se encuentra el sustrato básico de un grupo humano que ha sido colmado de desatenciones y criminalizado por respuesta.
Porque ahí convive una minoría empobrecida ante los dueños capitalismo imperante que viven en las colonias con policía en la reja, pero que dicha minoría es quizás hasta más sensible, pues ha vivido y sufrido en carne propia las calamidades de la desigualdad social.
Se han sumado además porque entienden que la única forma de provocar un desarrollo mínimo es darle voz a los desamparados, brindarles la oportunidad de ver cine, de escuchar poesía, de oír música, de presenciar una performance, de ser público en un recital.
Es evidente que los promotores tienen claro que la educación y la formación artística es un rubro que retribuye a la mejora de la calidad de vida, y que bueno que ellos, contra viento y marea impulsen y logren culminar este proyecto, y que mal que las instituciones culturales, hagan oídos sordos, y se pierdan como siempre en la burocracia de un puesto con sillón afelpado.
“Abasto de letras”, inició como un esfuerzo por llevar algo de las disciplinas literarias a la zona seca, a la zona húmeda, a las bodegas, a la zona de la cerámica, a las fondas, a la zona de molinos, y a muchos otros espacios que componen este complejo espacio comercial de la clase básica de esta sociedad.
Ahora la cuarta justa de “Abasto de Letras” no sólo llevó hasta ahí literatura, sino además cine (Autocinema), música, artes visuales, performances, happenings, y muchas más expresiones espontáneas que se suman al tocar la sensibilidad de los congéneres.
No queda más que aplaudir este tipo de iniciativas. Queda demostrado con ella, que con la voluntad y la acción ciudadana, paulatinamente es posible transformar a una sociedad, que por momentos pareciera perderse en la vorágine de la desesperanza provocada por la inmovilidad de quienes debieran tomar las decisiones, además de vivir profundamente afectada por la escalofriante violencia y corrupción que ensombrece a tan digna sociedad mexicana, que hoy día sigue padeciendo la ausencia de sus 43 estudiantes aún desaparecido inexplicablemente.