Por Horacio Corro Espinosa
Para el 3 de mayo de 2018
Dicen los que saben, que la lectura enriquece el lenguaje, alimenta el pensamiento, fortalece la memoria, estimula la confrontación, permite los caminos del diálogo y de la comprensión, origina la buena conversación.
Los libros son una maravilla porque fomentan nuestro asombro, nos asaltan las ideas y nos provocan la reflexión. Sin una lectura diaria es difícil conseguir frases que iluminen un instante y estimulen el encuentro.
A un lector de libros inmediatamente se le identifica, pues su ropaje está lleno de pensamientos cargados de luz y brillo.
Por desgracia, la entidad oaxaqueña es hoy víctima de una crisis sin precedente a lo largo de toda su historia.
El gobernador del estado, Alejandro Murat Hinojosa, nos dijo, nos prometió, que gobernaría con los hombres más preparados de México, pero hoy nos damos cuenta que los escogió de acuerdo a la talla de él mismo.
A Raúl Bolaños Cacho Cué, -bautizado en las redes sociales como “San Martín Caballero”- lo colocó en una responsabilidad de su gobierno, y luego de unos meses lo lanza como candidato a senador de la República, cuando por su corto intelecto, sabemos que el cargo que busca, le queda demasiado grande.
Tan pobre es su discurso, que no tiene otra salida más que utilizar el ataque, el endosarle a terceros su posible derrota. Prefiere disculparse ante su próximo fracaso, al utilizar en Pinotepa Nacional, un lenguaje por demás lastimero. Solo a él se le ocurrió decir “Cuando vengan los de Morena, les dicen que se van derechito a la chingada”. “Aquí están las mujeres que son las más chingonas. Vamos a ganar ¿sí o no?. Les vamos a romper la madre ¿sí o no?”.
Estas palabras no son más que el aleteo de su diagnóstico. Sus gritos son la afirmación de su derrota desquiciada. Con esto, está preparando una sociedad para confrontarse el día de la elección. Eso es grave.
Ahora, el problema de Oaxaca ya no nada más es su crisis económica y de seguridad, sino también de sus candidatos.
La expresión del aspirante al Senado de la República, no es más que la proyección de lo que tiene en el corazón: la burbuja pestilente que evidencia la presencia del pantano.
Por desgracia, a este candidato ya no se le puede exigir más, pues ya demostró sus limitaciones. Su pobreza intelectual no le permite ir más allá de la grosería, la falta de respeto, la corrientada.
Su problema es la crisis política de este gobierno, él lo sabe, por eso va de mentira en mentira y cada día le sube el volumen a su pobre lenguaje. Al final de su campaña terminará pastoreando fantasmas.
El desaliento de Bolaños Cacho, no es más que el reflejo de lo que ve: un edificio gubernamental seriamente dañado por el impacto de la frivolidad. En su desesperación busca la sobrevivencia. Sus metas optimistas son de corto alcance, no para el futuro de Oaxaca.
Quienes verdaderamente han dado testimonio de su perfil solidario, son los oaxaqueños. Ellos han soportado en actitud resignada, los latigazos del vendaval político. Ellos han guardado su ira, su rabia ante la falta de gobierno y gobernantes.
Aunque no lo quieras creer Bolaños Cacho Cué, la sensibilidad política y humana del oaxaqueño es todavía una veta rica de esperanza, y sobre ésta no podrá prosperar tu discurso violento, confrontado, áspero, frío y autoritario.
Entonces, ¿por qué quieres atizar fuego de rencor o de revancha contra otros candidatos? No utilices a la gente como carne de cañón para tu beneficio. Mejor lee, prepárate, para que conozcas al oaxaqueño.
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